Sería deseable que en la reglamentación se contemplen medidas más accesibles como las cajetillas genéricas
El jueves, la Asamblea aprobó una ley que regula el consumo de productos elaborados a base de tabaco en el país, con el propósito último de evitar nuevos consumidores, reducir el número de fumadores y atenuar los impactos que esta costumbre genera en la salud de las personas y en el medio ambiente. Ciertamente una norma más que necesaria, que ojalá llegue acompañada con los recursos necesarios para ponerla en práctica.
Y es que, no sobra recordar, si bien las consecuencias más nocivas del tabaco se manifiestan de manera paulatina y con el paso de los años, los expertos advierten que sus efectos se presentan desde el primer cigarrillo. Esto porque con cada bocanada de humo las personas aspiran nicotina y monóxido de carbono, que provocan enfermedades cardiovasculares.
Al mismo tiempo, los pulmones se llenan con cientos de sustancias tóxicas portadoras de elementos cancerígenos como el alquitrán, que son transportados por el torrente sanguíneo a todos los órganos del cuerpo en reemplazo del oxígeno, provocando la aparición de múltiples tumores. Por ello, a largo plazo el tabaco erosiona los sistemas broncopulmonar y cardiovascular; con lo cual, las enfermedades respiratorias como la bronquitis y la neumonía afectan con mayor intensidad a los fumadores.
Como consecuencia de estos impactos, según estimaciones de la OMS, cerca de 6 millones de personas mueren cada año, de las cuales el 10% son fumadores pasivos. En cuanto al medio ambiente, un estudio divulgado en la Revista Médica Británica (BMJ) advierte que las colillas, las cuales retienen parcialmente las sustancias tóxicas del tabaco, son una de las formas más extendidas de basura medioambiental en el mundo. Dato que no sorprende si se toman en cuenta los cerca de 5.600 millones de cigarrillos que se fuman cada año.
Por éstos y otros motivos, es de esperar que el Ministerio de Salud no se retrase en la elaboración del reglamento de la Ley de Prevención y Control al Consumo de los Productos de Tabaco, para que esta norma entre en vigencia cuanto antes. Una vez que esto suceda, el consumo de tabaco quedará restringido en varios espacios. Por ejemplo, en establecimientos educativos y 100 metros a su alrededor; en las empresas e instituciones públicas; en las compañías privadas dedicadas a la industria, el comercio y servicios; en cines, teatros y cualquier otro escenario dedicado a actividades culturales y deportivas; en hoteles y hospedajes; e incluso en parques y espacios recreativos para niños, así como en áreas protegidas y zonas turísticas.
Ahora bien, tomando en cuenta la dificultad de controlar efectivamente el consumo de tabaco en todos estos lugares, sería deseable que en la reglamentación se contemplen medidas más accesibles, como el empleo obligatorio de cajetillas genéricas o el incremento de los impuestos. Determinaciones que han dado buenos resultados en otros países y que resultan más fáciles de aplicar.