Para quienes empiezan sus vacaciones, pero también para los que deben postergar el descanso, va una selección que incluye amor, ficción, música y aventuras.
Hace calor y hay mucha arena, es cierto, pero después de bañarse -y dormir, dormir y dormir-, la playa puede volverse algo repetitiva. Es ahí donde un buen libro, sea físico o digital, hace su muy necesaria entrada. Y hay de esa literatura fácil, digerible y entretenida que se presta para ser leída junto a la toalla, el calor y el bronceador.
Acá una selección de nuevos títulos que podrían ser el acompañamiento ideal de una tarde o mañana tumbados bajo una sombrilla protectora.
Leopardo Negro, lobo rojo, por Marlon James. Esta es la historia de El Rastreador. Es el mejor cazador tanto del reino del Norte como del reino del Sur, los territorios donde transcurre esta épica epopeya que toman elementos de la mitología y la cultura de distintos pueblos africanos. Contada de forma no lineal, con su protagonista recapitulando los eventos que lo convirtieron en quien es durante la búsqueda de un niño desaparecido, esta novela es la primera parte de una trilogía que cruza magia y fantasía con la brutalidad y los personajes conictuados a los que nos acostumbraron sagas como Game of Thrones. Marlon James (autor de la excelente Breve historia de siete asesinatos) logra crear un mundo único y contar una aventura de escala gigantesca en la que es imposible no perderse. Una opción ideal para la lectura veraniega. (Seix Barral).
Guitarra negra, por Ramiro Sanchíz. Ramiro Sanchíz tiene su segunda incursión en la colección Discos y esta vez se mete con el álbum de Alfredo Zitarrosa que recibe su nombre de su pieza central: una extensa canción/poema musicalizado de 16 minutos. Ese texto es el eje de la casi-cción que protagonizan sus personajes, entre los que se cuenta el propio Sanchíz, que intentan recopilar y resolver el misterio que les dejó escondido en sus textos Federico Stahl, un personaje que se repite a lo largo y ancho de la obra del escritor, y que aquí funciona como un espectro que, a través de sus ensayos sobre Guitarra Negra, reexiona sobre la uruguayidad. Cómo escuchar y que simboliza esa pieza también son algunos de los aspectos que se repasan en este texto, que agrega de una forma entre irreverente y sorpresiva a un referente de la música nacional a esta colección. (Estuario Editora)
Una escuela emocionante, por Helen Velando. Las historias de Helen Velando (Montevideo, 1961) acompañaron los ratos de lectura de muchas generaciones. Quienes fueron niños en la década de 1990 y adolescentes en los primeros años de los 2000 recordarán grandes títulos como Los Cazaventuras, Detectives en el cementerio Central y Fantasmas en la Sierras de las Ánimas. Ahora, la escritora radicada en Lavalleja vuelve a arremeter con Una escuela emocionante y otros cuentos escondidos. En sus páginas, Velando relata cuentos emociones cuyos protagonistas son niños y maestros de escuelas y colegios de la ciudad y el medio rural. Los personajes centrales son las emociones alegría, tristeza, miedo, el asco y la ira. Durante el verano, las emociones se aburren en el patio del recreo, porque los niños están de vacaciones. A través de narraciones, poemas y canciones, cada uno de los protagonistas sacará a relucir su talento que los hace únicos (Loqueleo).
Mordida, por Mercedes Estramil. Christian acelera insaciablemente su 4x4 rumba al Chuy. Lo hace de la misma forma en la que se aceleran sus fantasmas internos, que se agitan y se materializan en ese hombre hiperviolento y machista que los contiene. Este es el personaje con el que Mercedes Estramil arranca su última novela –cruda, intensa–. Y este es el personaje cuya desgracia atraviesa las historias de vida de distintas mujeres que están marcadas a fuego por la cara más escabrosa del amor obsesivo. Porque un minuto, una respuesta por sí o por no, una ínfima palabra pueden ser detonantes de una tragedia y pueden cambiarlo todo. La pluma de Estramil traduce en primera persona el relato de un violento que se legitima a sí mismo, el de una mujer que está envuelta en la complejidad de las redes de ese hombre y no puede salir y el de otra que aún no vivió el estallido. Los distancian sus decisiones, pero los une el mismo motivo: la necesidad de escapar de su realidad. (Hum)
Spinetta. Ruido de magia, por Sergio Marchi. Dice Marchi que, mientras “la música de Spinetta provoca raros efectos en aquellos que no conectan con ella pero perciben su melancolía y la traducen como tristeza”, para una “legión de admiradores (...)no existen momentos tan felices, tan emocionantes, o tan regocijantes como aquellos instantes en que verdaderamente la luz de alguno de sus temas los alumbró más allá de la comprensión natural”. Y esta potente biografía autorizada intenta hacerle justicia al poder que tienen la música, la sensibilidad y la filosofía detrás de las creaciones del músico argentino Luis Alberto Spinetta (1950-2012). El periodista autor de las casi 700 páginas de esta edición recorre la médula musical y personal del intérprete que, según dice, transformó la historia de la música argentina para siempre. Y lo hace a través de una investigación rigurosa que se presenta atenta a “ese latido único que le permitió a Spinetta crear una música y un universo absolutamente propios, capaces de tocar las notas más sensibles del espíritu humano”. (Planeta)
Galemire, por Eduardo Rivero. “¿Cómo es posible tocar la guitarra así?”, se preguntó Eduardo Rivero a los 15 años, cuando escuchó tocar a Jorge Galemire por primera vez. Esa pregunta, tal como lo cuenta en su libro, permaneció durante toda su vida. Pero las preguntas son más, y entre otras, aparece la de por qué, habiendo integrado bandas con Jaime Roos, Eduardo Darnauchans, Fernando Cabrera o Jorge Drexler, entre muchas otras, nunca logró vivir de la música. Preguntas que también se hizo el propio Galemire a lo largo de su vida. “Estuve allí casi siempre”, escribe Rivero acerca de la vida de su amigo. En el liceo, en las salidas, en los escenarios y en el hospital. Y cuenta cómo fue ese viaje en este libro que repasa en texto y fotos la historia del músico, su obra, su vida, sus planes, sus amores, su infaltable humor y su aporte invaluable al arte local. Fallecido en 2015, Galemire dejó un fuerte legado en la música, pero en especial en quienes lo conocieron, como Rivero, en casi medio siglo de amistad.(Perro Andaluz)