Por Antonio Núñez, Director del Programa de Gestión Estratégica y Liderazgo Social del IESE y Presidente de la Asociación de Alumni de la Harvard Kennedy School en España.
La importancia del sector social y las organizaciones sin ánimo de lucro que integran el denominado tercer sector ha sido cada vez mayor en todos los países. A su relevancia como actor social en la promoción del bienestar y la igualdad hay que añadir el peso, cada vez más incipiente, que el Tercer Sector de Acción Social tiene como agente económico y elemento dinámico de la economía.
Un estudio de la Universidad Johns Hopkins denominado “El Sector de la Sociedad Civil en el Mapa Económico Mundial”, basado en el estudio de los 42 países más desarrollados, pone de manifiesto que es un importante sector económico que en la mayoría de países supone el 5% del PIB o incluso el 7% en países como Canadá y Estados Unidos.
Una contribución superior a la aportación de otros sectores o industrias como los servicios de gas, agua y electricidad (2.3 % PIB), construcción (5.1 % PIB), intermediación financiera, compañías de seguros o firmas de servicios financieros (5.6 % del PIB).
El estudio asimismo informa que en los citados países las organizaciones sin fines de lucro emplean a casi 56 millones de trabajadores lo que representa el 5,6% por ciento de la población activa de estos países. Aproximadamente alrededor de una cuarta parte del valor añadido que supone el sector social o tercer sector proviene del trabajo de los voluntarios.
En este contexto los líderes sociales desarrollan habilidades como la planificación de proyectos, la gestión del tiempo, la motivación o construir equipos. Muchos empleadores consideran estas competencias, a menudo denominadas soft skills, más importantes que la educación universitaria o la experiencia profesional en la formación de los líderes empresariales de éxito.
En un estudio realizado en 2005, titulado ¿Cómo el voluntariado contribuye al éxito profesional?, realizado por Makitects, Inc., los mejores profesionales declararon que adquirieron muchas habilidades de liderazgo a través de actividades sociales.
De acuerdo a la investigación, el voluntariado desarrolla y mejora estas y otras habilidades críticas de negocio, incluyendo la resolución de problemas, la formación y tutoría de los colaboradores y una comunicación eficaz.
El 83% de los encuestados manifestaron que habían adquirido, mejorado o desarrollado sus habilidades de liderazgo debido a la participación en tareas de voluntariado social, mientras que el setenta y ocho por ciento mejoraron sus habilidades de comunicación.
Las siguientes son sólo algunos de los campos en que se pueden desarrollar habilidades directivas a través del liderazgo social:
1. Los líderes crecen en habilidades: Trabajando con personas de orígenes muy diversos, se desarrollan las habilidades interpersonales. En el lugar de trabajo profesional, la capacidad de interactuar con otras personas es fundamental para el progreso profesional.
A través de la acción social se adquiere el valor de la diversidad, la comunicación, el respeto mutuo, la planificación, la cooperación y el trabajar hacia objetivos comunes.
Además, en una organización social, se tienen más oportunidades de interactuar con gente de varios niveles de la organización, desde el presidente a un miembro nuevo.
2. Fortalecer la autoconfianza: Las organizaciones sociales ofrecen oportunidades para abordar nuevos retos sin miedo a las repercusiones financieras o de carrera.
Aprender nuevas habilidades en este ambiente ayuda a ampliar los conocimientos y a ganar confianza.
3. Aprender las habilidades de planificación y organización: Los voluntarios aprenden a organizar reuniones eficaces, organizar eventos y coordinar a otros voluntarios. A través de la planificación de un evento, se aprende a establecer metas, definir acciones y seguir los resultados. Estas habilidades de planificación y organización son transferibles a otras carreras.
4. Adquirir formación adicional: Muchas organizaciones proporcionan formación a sus miembros para ayudarles a desarrollar nuevas habilidades, tanto técnicas como profesionales.
5. Desarrollar habilidades de tutoría: La mayoría de las organizaciones de voluntarios dependen de otros voluntarios para compartir información y conocimiento. A medida que cambian los roles dentro de una organización, se anima a guiar y asesorar al nuevo miembro del equipo.
6. Mejorar las habilidades de comunicación: El liderazgo requiere una comunicación clara, concisa y organizada. Las actividades sociales suelen exigir que se comunique lo que se está haciendo, para persuadir a otros a ayudar a la causa, frecuentemente sin incentivos económicos. Esto exige una dosis extra de motivación.
7. Aprender habilidades de gestión del tiempo: Las demandas diversas enseñan a hacer balance con el trabajo, la familia y las prioridades personales. Para mantener un equilibrio razonable y poder llegar a todo se aprende a gestionar mejor el tiempo.
8. Incrementar la red profesional y personal: La acción social es una actividad comunitaria que permite interactuar y conocer a muchas personas nuevas. De esta forma se puede establecer contactos y hacer amigos que pueden introducir en nuevos ámbitos y formular recomendaciones para los futuros empleadores. La actividad permite conocer no sólo a personas que comparten una pasión común por una actividad o causa sino también a personas de orígenes muy diversos.
9. Adquirir experiencia laboral: La experiencia de trabajo social es tan valiosa como la experiencia laboral tradicional. A través del voluntariado, se pueden probar nuevos caminos profesionales sin un compromiso a largo plazo o potencialmente arriesgado. Se pueden aprender muchas habilidades diferentes que no tienen la oportunidad de desarrollarse en la práctica del trabajo normal.
10. Impulsar las opciones de carrera: El voluntariado puede aumentar la credibilidad y dar una ventaja a la hora de buscar un nuevo trabajo. Una encuesta realizada por Reed Ejecutivo puso de manifiesto que entre las 200 empresas líderes del Reino Unido:
• El 73% de los empleadores prefieren emplear a un candidato con experiencia como voluntario a uno sin esta experiencia.
• El 94% de los empleadores creen que el voluntariado puede añadir nuevas competencias y que los empleados con experiencia en acción social se han beneficiado de esa experiencia para conseguir su primer empleo la mejora de su salario o su promoción.
• El 58% dice que la experiencia de trabajo voluntario puede ser más valiosa que la experiencia adquirida en el trabajo por cuenta ajena.
El trabajo de las organizaciones sociales es crucial para la sociedad. Su impacto en la sociedad es creciente y como hemos visto sirve también como escuela única y valiosa para la vida profesional.