Ricardo Siri es el hombre detrás de varios personajes que se hacen famosos por el mundo. El misterioso hombre de negro, Enriqueta y su gato Fellini, Alfio, la bola troglodita, Martincito y su amigo imaginario Olga y el conejo, que es el propio Liniers, no solo son un viaje a la infancia: también un espejo de la realidad.
Solía andar en las sombras, medio de perfil y a contra luz. A Ricardo Liniers Siri le gustaba ser el hombre sin rostro detrás de sus historietas, que comenzaron a ser publicadas en 1999 en el diario Página/12 de Argentina mediante su tira "Bonjour", hoy conocidas en toda América Latina y el mundo, dado que son traducidas a varios idiomas.
Pero Liniers, como firma el dibujante aludiendo a su segundo nombre que es en honor a un abuelo pariente de un prócer, no quería quedar fuera de sus propios registros, por lo que se inventó un personaje, el conejo, para así poder ser parte de la propia fiesta que él mismo arma todos los días ahora para el diario La Nación, donde hace doce años publica su tira "Macanudo".
Todo un récord para él, considerando que uno de sus referentes, Quino, estuvo sólo diez años con Mafalda.
A pesar de ese pequeño asomo, este dibujante oriundo de Buenos Aires estaba cómodo desde su ángulo del anonimato, sin embargo, eso cambió. De a poco, comenzó salir también a la luz y su sombra creció hasta tal punto que hoy Liniers es tan famoso como sus personajes: El misterioso hombre de negro, Enriqueta y su gato Fellini, Alfio, la bola troglodita, Martincito y su amigo imaginario Olga y el conejo.
Primero fue el documental "El trazo simple de las cosas", de Franca González, el que hizo caer la máscara y dejó al descubierto algo de la privacidad de ese mundo que Liniers tanto se esfuerza por resguardar. Luego vino el trabajo junto al cantautor argentino Kevin Johansen, oportunidad en la que Liniers también se sube al escenario y va dibujando en tiempo real las canciones del músico, registros que luego son regalados al público en forma de avioncitos.
Con el tiempo llegaron los reconocimientos. En 2012 recibió el Premio Konex, Diploma al Mérito como uno de los mejores humoristas gráficos de la década en Argentina y el 15 de mayo fue nombrado personalidad destacada en el ámbito de la cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No menor fue que el 17 de marzo se publicara la portada que diseñó para el famoso diario The New Yorker.
Y así es como ha ido creciendo esta bola de nieve que el mismo Liniers no veía venir. Su éxito y popularidad van en aumento, por eso cuenta con orgullo que, según publicó la revista Ñ, cuando Matt Groening, el creador de los Simpson, estuvo en Argentina, se lo vio comprando en la librería El Ateneo de Santa Fe varios libros de Liniers.
Es así, como de la mano de sus personajes, Liniers ha conocido la fama. Pero deja entrever que ese no es un lugar que le acomode del todo y para eso su mejor arma y escudo es el humor. No lo dice, pero se nota, siempre lo tiene a mano y ahí su timidez se disuelve entre medio de las risas provocadas por su humor negro, a ratos, o inocente en otros. Es ahí cuando Liniers hace de Liniers y Ricardo se queda, quizás, en casa.
- ¿Cómo estás viviendo este proceso en el que Liniers está siendo casi tan famoso, o igual de famoso, o incluso más famoso que sus propios dibujos?
- Sí, la fama (dice irónico entre risas). La verdad es que cuando empecé a dibujar pingüinos y duendes la fantasía no era precisamente que iba a estar así, era ojalá pueda sobrevivir con esto. Mi fantasía era vivir mal de dibujar bien. Pero empezó a funcionar increíblemente, ahora lo que no estaba para nada en los planes era conocer a un alasqueño (Kevin Johansen). Eso me tomó de sorpresa. La fama siempre es algo raro, creo que lo más bobo de todo es ser famoso, no es tan complicado, ustedes han visto muchas personas que son famosas y son muy limitadas cerebralmente, todos sabemos de quien estoy hablando (bromea aludiendo a Johansen sentado a su lado). Vemos por televisión esta gente tan famosa y cuando se ponen hablar uno dice qué idiotas. Lo lindo es que te lean, que presten atención si tienes algo que decir. A mi me gusta que alguien se vuelva conocido o celebrado por lo que dice y no porque se cambió el peinado.
Lo que sí, una de las primeras impresiones que tuve de que esto lo están tomando en serio fue en Chile. Fui a visitar a unos amigos, hace como nueve años, y la librería Catalonia me invitó un día a firmar. Me acuerdo yendo a la librería pensando medio angustiado, ojalá que vayan unas 20 personas para que parezca como que hay alguien, porque me ha pasado estar sentado en librerías en otros países y decir por qué me pusieron acá, en Brusuleas -por ejemplo- estaba yo solito y gente se acercaba y me preguntaba dónde estaba el baño (ríe). Me acuerdo de haber estado esperando esas veinte personas y fue un récord que no pienso pasar porque casi dejé la vida, literalmente, en esa librería: estuve siete horas y media sentado firmando. Era invierno y la librería no es muy grande, entonces, había gente afuera muerta de frío haciendo cola. Era época de la gripe porcina y yo estaba medio paranoico. Decía, aquí me la agarro seguro y al final no hacía nada (ríe). Fue el primer país que dije "esto parece que va"...
- En "Macanudo" hay ciertos extractos de tu infancia, pero ¿por qué ese deseo de estar tú en las tiras siendo representado por un conejo?
- Eso es otro registro más. Hay cosas que son graciosas porque te pasan, pero si las inventás no son tan graciosas y al mismo tiempo son cosas que hacen que todo el mundo se identifique. Me acuerdo que una vez iba por la calle y un panadero, un diente de león, venía volando hacía mi lentamente y yo iba hacía él y de pronto me corrí y pasó el diente de león y cuando pasó eso me dije, eso es lo más débil que podés ser, creo que no hay un ejemplo de mayor debilidad que eso. Entonces eso lo dibujé, como invento no sé si es tan gracioso, pero como efectivamente sucedió, me parece interesante. Si contás lo que te pasa a vos es lo que nos está pasando a todos, 14 billones de años metidos en el universo, todos estamos una millonéisma de segundos vivos, es el único milagro que estamos seguros que sucede, después no sabes si te vas al cielo o no, en cambio esto sí sabemos que pasa o por lo menos sentimos que pasa. Hay que aprovecharlo.
Desde el trazo de Liniers
"Me parece que el secreto es sorprenderse primero a uno mismo y después al lector", reveló a la prensa el dibujante cuando se refiere a su proceso creativo. "Si vos agarrás siempre por el mismo camino, si hacés una repetición de fórmulas, hay un momento que la ves venir", agregó.
Por eso, Liniers no se ha querido imponer nada ni encasillar con algún estilo, dejando siempre disponible la opción de cambiar la ruta y la puerta abierta para que los personajes que quieran se cuelen en la historieta del día.
"En Macanudo, y en las historietas que hago, la idea es siempre tratar de encontrar la mayor cantidad de caminos para decir algo posible, pero que eso al mismo tiempo me de la libertad de poder contarlo. Si hubiese hecho chiste con pingüinos durante doce años, odiaría los pingüinos, literalmente. Era para mí muy claro cuando empecé a publicar en "Macanudo", la experiencia de Quino, de Hobbes, que después de diez años de dibujar el mismo personaje, y sobre todo, el mismo registro de humor, pasa algo, porque yo creo que Quino no se cansó de Mafalda, se cansó de que no podía salir del humor social, realista. Entonces, yo decidí con "Macanudo" tener la puerta abierta a que valga todo", confesó.
Por eso le recomienda a los artistas que, a veces, se ponga a prueba en una situación extrema que tengan que resolver sí o sí, dado que ahí la creatividad brota de forma única. Para ejemplificar el consejo, recuerda una anécdota que le ocurrió en recital con Johansen en Córdoba, cuando pintaba los murales atrás. Una vez iniciado el concierto, Liniers va a comenzar a pintar y se da cuenta que las brochas eran más gruesas que todos los potes de pintura y en la desesperación empezó a pintar con las manos. "Terminó el recital, bajé y los chicos de la banda me dijeron "che, andabas rockero hoy, no?", narró entre risas al momento que agregaba: "me parece saludable ese nivel de desesperación, me parece interesante ponerte en situaciones en las que tengas que resolver algo".
En busca de ese sello, es que Liniers suele estar constantemente leyendo, viendo películas, escuchando música, pero por sobre todo, atento a la realidad.
- ¿Cuál es la situación actual del humor gráfico en América Latina?
- Está en un momento muy lindo, a mi me gusta mucho, no sólo el humor gráfico, sino también la historieta, en todos los sentidos, está como en una especie de salto evolutivo del género. Durante años nos pusieron a todos los historietistas como fronteras muy marcadas: esto no lo puedes hacer porque el historietista no es seria; un escritor podía escribir lo que quisiera, pero un historietista no podía dibujar lo que quisiera, formalmente y por las temáticas y ahora sí nos dejan hacer cualquier cosa.
- ¿Cuándo crees que se dio ese salto?
- Creo que se empezó a romper en los '60 con la generación de Robert Crumb y con la generación francesa de Moebius, un grupo que consumió demasiada droga, quizás más de lo recomendable, pero que destrabó eso y después que terminó de madurar todo para mí fue con Maus con el libro "Espio", que es la gran bisagra del libro que no solamente le mostró a los editores y críticos que se puede y que es una forma narrativa, sino también a los mismos autores, a nosotros, podemos contar cuentos, historias importantes con esto.
- Dentro de todo esto ¿cuál es tú aporte?
- Mi aporte es tratar de decir algo, a mi me gusta mucho. Estamos en un momento en que todo el mundo habla, todos podemos hablar, todos tenemos Twitter, Instagram y Facebook y escribimos y todos somos graciosos, cínicos y no sé qué, pero no tanta gente dice algo. Generalmente te fijas en esto es una porquería o no sé qué, pero hay más gente hablando que diciendo cosas y no es que a mí me salga siempre, a veces hago ruido. Pero mi aspiración, a la gente que yo admiro mucho, es gente como Quino, Lennon o Chaplin, que están todos en ese mismo nivel donde todos además de entretenerte, a parte que Lennon te hace bailar y Chaplin te hace reír, todo el tiempo dicen algo. Ellos dicen algo sobre lo que quiere decir el ser humano, sobre empatizar con la gente, y además lo hacen de manera interesante, original y nueva y esos son los que me matan y nunca voy a llegar al nivel de ellos pero por lo menos trato de decir algo. En "Macanudo", tenés la suerte que te dan diez centímetros todos los días, en un diario que lo va a leer un montón de gente, no seas un cínico más que diga todo es una mierda y yo soy un canchero, estoy por arriba de todo, bajá los guantes, bajá los brazos y exponete un poquitito a veces. Inclusive, yo sé que hay tiras mías que por ahí caigo en el lado de la cursilería o algo medio ñoño, pero lo hago porque justamente lo hago con la guardia baja.
- Entonces, la mezcla está bien hecha: representar en ocasiones pedazos de la infancia, rescatar el lado tierno y onírico, y a la vez una crítica social.
- Sí, a mi me gusta en "Macanudo" hacer todos los registros. Es una tira que a veces es humor tierno, otras es observacional, a veces es absurdo, a veces humor negro, porque cambiando el registro de humor me parece que tomo al lector desprevenido. Sos un boxeador, si te ven venir la piña de lejos, te defiendes, en cambio si no la ven venir entra con una violencia de felicidad y esa es la fantasía que uno tiene.
- Diseñar la portada del The New Yorker, trabajar con Johansen, haber realizado tres muestras de pinturas, lanzar la Editorial Común, diseñar la portada y el arte completo del álbum "Logo" de Kevin, también el de "La lengua popular" de Andrés Calamaro, entre otros artistas, además de estar con otros proyectos ¿cómo te reinventas?
- Lo que me empezó a pasar fue una especie de bola de nieve, hice una cosa y esa cosa le hizo gracia al otro y me ofrecieron algo y después se te viene otro porque a alguien le gustó. Está lo de hacer la tapa de los discos de Kevin, de Andrés, de otros amigos, lo de actuar en esta serie Eléctrica, hacer un póster de una película, la editorial que hice en Buenos Aires con mi mujer, como que una cosa trae a la otra y empieza a pasar que todo el tiempo y te ofrecen cosas lindas para hacer. Ahora hay una película que se está por estrenar en Buenos Aires, una genialidad, se llama "Relatos Salvajes", y de pronto me llaman y me piden si puedo hacer un póster para la película y yo digo que sí y después mi vida es un caos, le digo que sí a todo, todo lo que me ofrecen es tan bonito que decís, obvio que quiero. Pero es bonito eso, porque a veces trabajás con gente que admirás, que te saca cosas que vos no te sacarías solo. Lo que hice con Kevin, en mi casa solo dibujando como estaba, no habría salido nunca.
- ¿Cuáles son los nuevos proyectos?
- Tengo con la Editorial, vamos a sacar "Macanudo 11", hice un libro con los dibujos del Mundial, el disco "Bi" con Kevin en Buenos Aires, después un libro el "Oops", segunda parte que se llama "Bis", Kevin es así de creativo (ríe con un toque de ironía).
Liniers remata esa frase mientras te regala una sonrisa sincera, y en un segundo se encuentra rodeado de gente que le pide que le autografíe un libro, en los que aparece Olga, ese personaje que creó inspirado en Han Solo, porque cuando era pequeño tenía un muñeco de este protagonista de Star Wars que llevaba a varias partes porque era su especie de salvavidas en la niñez, esa etapa que para él es tan linda como angustiante. Todo niño necesita de un Han Solo, ha afirmado. En su firma, suele dibujar a Felini, ese gato que acompaña a Enriqueta, siendo un personaje clásico de historieta que el quería crear. También están los Pingüinos, los cuales nacen por lo divertido que le parecía trasladar las problemáticas de las personas a estos animales que a sus ojos son graciosos y que tienen ciertas cualidades humanas; y los Duendes, quienes salen del closet y revelan su homosexualidad el día en que en Argentina se aprueba la Ley del Matrimonio Igualitario.
Hoy, todos quieren estar cerca de Liniers y que les dibuje una dedicatoria en algún trozo de papel. Liniers es un tipo macanudo y ahora, quizás más que nunca, él lo sabe.
* Fotografías concierto Mauricio Donoso