La brecha se hace significativa en un momento del ascenso y crece durante el período posterior a este.
Y, en efecto, los ascensos a puestos gerenciales generalmente se asocian con un aumento en la satisfacción laboral.
Algunas gerentes reportan que los ascensos gerenciales no las satisfacen más con sus empleos. En vez de eso, describen una serie de dificultades con las que las mujeres se encuentran una vez que las ascienden a una gerencia, tales como que les rebatan su legitimidad, que subestimen sus contribuciones y que las excluyan de redes poderosas.
En mi análisis, utilicé datos longitudinales de alta calidad de un panel nacional en el Reino Unido. Los datos incluyen diez años de información acerca de miles de hombres y mujeres que fueron ascendidos a puestos de gestión de mando medio y alto ya fuera internamente o mudándose a nuevas organizaciones.
También incluye información compleja acerca de otros factores que, se sabe, afectan la satisfacción laboral, tales como la remuneración, la percepción subjetiva acerca de las oportunidades de ascenso, los patrones de trabajo flexibles, la industria, las horas de trabajo y las horas que pasan en los quehaceres del hogar.
Después de controlar esos factores, quedó una brecha en la satisfacción laboral entre las mujeres y los hombres ascendidos. La brecha se hace significativa en un momento del ascenso y crece durante el período posterior a este.
También quería ver si el efecto de los ascensos a gestión de alto mando fue distinto del de ascensos a gestión de mando medio, así que volví a ejecutar el análisis. Hallé que para los hombres ascendidos a puestos gerenciales de mando tanto medio como alto, el efecto del ascenso en la satisfacción laboral es positivo. Sigue siendo positivo y significativo más allá del año desde el ascenso.
Los resultados para mujeres fueron notablemente distintos: las mujeres ascendidas a puestos de gestión de mando medio no ven un cambio positivo en su satisfacción laboral; en vez de eso, su satisfacción laboral permanece relativamente plana durante el período de ascenso y en el período posterior a este.
En contraste, las mujeres ascendidas a puestos gerenciales de mando alto ven un descenso significativo en la satisfacción después del primer año.
Estos efectos son congruentes con la hipótesis del “techo de cristal”, la cual sostiene que las experiencias son más difíciles para las mujeres que ascienden a puestos gerenciales de mando alto.
Esperar que las organizaciones aborden este problema podría no ser una posibilidad satisfactoria para las mujeres que actualmente están considerando un camino profesional como gerentes. Lo que pueden hacer es encontrar maneras de obtener una evaluación realista de las dificultades que las gerentes enfrentan; cuanto más conscientes estén de esas dificultades, más pueden prepararse para resolverlas.
(Daniela Lup es una catedrática sénior en la Universidad Middlesex en Londres).
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