La demanda de los consumidores colapsó en medio de un resurgimiento de infecciones, lo que a su vez afectará las ganancias, los empleos y la inversión empresarial, dicen los analistas.
Los precios básicos al consumidor de Japón se mantuvieron obstinadamente sin cambios en julio, frustrando las esperanzas de un aumento modesto a medida que la pandemia de coronavirus golpeó la demanda de los hogares y reavivó los temores de una caída nacional hacia la deflación.
Se espera que una lenta recuperación económica de la caída récord del último trimestre pese sobre los precios, ya que la demanda de los consumidores colapsó en medio de un resurgimiento de infecciones, lo que a su vez afectará las ganancias, los empleos y la inversión empresarial, dicen los analistas.
El fantasma de una vuelta a la deflación mantendrá al Banco de Japón (BOJ) bajo presión para continuar con un estímulo monetario masivo y mantener tasas de interés ultrabajas para respaldar el gasto fiscal del gobierno, destinado a combatir la crisis de salud que ha generado el coronavirus.
El índice básico de precios al consumidor de Japón, que incluye los productos del petróleo pero excluye los volátiles precios de los alimentos frescos, se mantuvo estable en julio con respecto al año anterior, según mostraron los datos del Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones este viernes.
No alcanzó el pronóstico mediano del mercado de un aumento del 0.1%, luego de una lectura plana en junio.
Las caídas en los precios de la gasolina que reflejan la débil demanda mundial de petróleo crudo compensaron las ganancias en alimentos y bienes duraderos para el hogar, como ollas arroceras eléctricas y acondicionadores de aire, mostraron los datos.
"En conjunto, es probable que el IPC subyacente se mantenga en gran medida sin cambios durante el próximo año", dijo Yasunari Ueno, economista jefe de mercado de Mizuho Securities.
“Japón se encuentra en una situación deflacionaria. A medida que avanzamos hacia una 'nueva normalidad' tras el coronavirus, el objetivo de inflación del 2% del BOJ está perdiendo cada vez más la realidad ".
El denominado índice de inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía y es similar al índice subyacente utilizado en Estados Unidos, subió un 0,4% en el año hasta julio, manteniendo el ritmo de los dos últimos meses.
El BOJ proyecta que los precios al consumidor caerán un 0,5% este año fiscal hasta el próximo marzo y se mantendrán muy por debajo de su objetivo del 2% hasta principios de 2023.
El banco central celebra su próxima reunión de establecimiento de políticas del 16 al 17 de septiembre.
Los datos del viernes se produjeron después de que una serie de indicadores confirmaron una demanda débil en el país y en el extranjero, con las exportaciones registrando un quinto mes consecutivo de caídas de dos dígitos y una caída sorpresa en los pedidos de maquinaria básica que apuntan a un gasto de capital frágil.
La economía de Japón, la tercera más grande del mundo, sufrió una contracción anualizada récord del 27,8% en abril-junio, ya que los bloqueos hasta finales de mayo destinados a contener la pandemia frenaron la actividad empresarial y aplastaron el consumo privado.
Los analistas esperan que cualquier repunte en el trimestre actual sea modesto, con temores de que una segunda ola de infecciones afecte potencialmente al gasto y prolongue un largo período de deflación.