Comunicarle con tacto al colaborador que se terminó la relación laboral hace que el proceso sea menos traumático.
Cuando termina una relación amorosa hay que evitar frases como “no eres tú, soy yo”. Lo mismo ocurre cuando se comunica un despido. Deben evitarse oraciones como “esta decisión no es mía” o “después de la tormenta llega la calma” porque solo empeoran la situación, recomienda Estela Cámara, directora general de la consultora Outplacement de México.
La notificación de un despido ocurre porque la decisión ya está tomada, así que el aviso no debe prolongarse más de 15 minutos. El trance tiene que ser breve y tiene que quedarle muy claro al colaborador que no hay vuelta atrás. Esto no significa que el representante de la organización no muestre empatía; la notificación no tiene que hacerse con frialdad.
Notificar un despido no es sencillo, pero alguien tiene que hacerlo. Cámara considera que esta tarea le debería corresponder al jefe inmediato. “En muchos casos lo hacen los encargados de recursos humanos porque el supervisor inmediato no se atreve por pena o tristeza y no precisamente porque no le importe el empleado. Pero hay muchas posibilidades de que el afectado se sienta ofendido porque su jefe no lo hizo”, apunta.
El artículo 47 de la Ley Federal del Trabajo obliga al patrón a darle aviso por escrito al colaborador sobre las conductas que motivan la rescisión y las fechas en las que las cometió. Sin embargo, no habla sobre el tacto para comunicar la mala noticia.
A la empresa no le conviene que un colaborador sea mal tratado durante su despido. Es importante que los jefes sepan informar con sentido humano una rescisión para conservar una buena imagen con el talento que se queda.
Ojo con la reputación interna y externa
“Parece mentira, pero el fenómeno del radio pasillo en las empresas es real y se da con frecuencia. Cuando los empleados se enteran de que trataron mal a un excompañero cambia su percepción sobre la empresa”, comenta la directora de Outplacement de México.
Pero también la reputación externa de la organización sufre si el despido no se lleva a cabo con tacto. “Una persona que fue mal tratada durante su despido, comenta la mala experiencia en redes sociales. La anécdota se puede viralizar y una consecuencia de esto, es que la empresa tenga dificultades para atraer talento”, dice Martha Valderrama, directora de la maestría en Dirección Estratégica de Capital Humano de la Universidad Anáhuac.
Nadie está exento de ser despedido. “Si tú vas a hacer un despido considera que es un momento que marca la vida de las personas y el día de mañana, puedes ser tú el que reciba la mala noticia”, enfatiza la académica. En niveles operativos es donde más descuidan las empresas el sentido humano en los despidos.
Ir al grano
Estela Cámara sugiere que el primer paso es ir al grano. El jefe tiene que usar sus primeras palabras para indicar el objetivo de la conversación: informarle al colaborador sobre la terminación de la relación laboral.
La consultora Outplacement de México recomienda hablar sobre el puesto y no sobre la persona, para evitar que esta se sienta agredida. Por ejemplo, si el puesto desaparecerá o las necesidades cambiaron y no hay tiempo suficiente para que el colaborador adquiera las competencias, hay que explicárselo.
No hay que confundir el buen trato con palabras de consuelo. En un intento por no generar una mala experiencia, los jefes hacen promesas que rara vez cumplen como asegurarle al colaborador una recomendación en otra parte.
¿Cuál es el plazo ideal para notificar un despido?
En algunas empresas comunican el despido el mismo día que termina la relación laboral. Otras optan por avisar hasta con un mes de anticipación. Cuando se comunica el despido con mucha anticipación hay posibilidades de que el proceso sea más doloroso para la persona. El empleado asiste los últimos días sin ganas de trabajar.
Para Outplacement de México lo ideal es notificar el despido el mimo día, incluso permitir al colaborador que se tome unos días de vacaciones, si las tiene disponibles.
Por otra parte, Martha Valderrama opina que cuando en el mercado laboral existen pocas vacantes para el perfil de la persona despedida, lo correcto es notificar con lo mayor anticipación y darle así mayores posibilidades de buscar un nuevo empleo.
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