Un nuevo estudio asegura que la inclusión de estos métodos en el debate por el cambio climático es esencial.
Las preocupaciones sobre el cambio climático han ignorado en gran medida la importancia del acceso universal a la anticoncepción efectiva, a pesar del impacto del crecimiento de la población en las emisiones de gases de efecto invernadero, argumentan expertos en la revista 'BMJ Sexual & Reproductive Health'.
Dada la urgencia de la crisis ambiental que enfrenta el mundo y la falta de voluntad política, se necesitan otros enfoques no coercitivos para detener el calentamiento global, dicen los doctores John Bongaarts y Regine Sitruk-Ware, del Consejo de Población de Nueva York.
El cambio climático global representa una "grave amenaza" para el futuro de la humanidad y el medio ambiente natural, pero los remedios potenciales se han centrado principalmente en cambiar a fuentes de energía renovables y aumentar la eficiencia energética, escriben.
Pero la urgencia de la crisis significa que otros enfoques deben tener mayor prioridad. "Mejorar el acceso a la anticoncepción efectiva es una de esas políticas que hasta ahora ha sido ignorada por la comunidad climática internacional", señalan.
Pero su inclusión en el debate sobre la mejor manera de detener el cambio climático es importante por tres buenas razones, argumentan los autores.
Así, en su estudio señalan que el crecimiento de la población es un factor clave del cambio climático; el uso mayor y más efectivo de la anticoncepción reduce los embarazos no planificados que contribuyen al crecimiento de la población; y muchos más hombres y mujeres elegirían libremente usar anticonceptivos si solo estuviera disponible y fuera aceptable.
Para 2100 se espera que el planeta albergue a casi 11.000 millones de personas, unos 3.000 millones más que en la actualidad. Y eso significa que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán aún más, haciendo que el calentamiento global sea un problema aún más insoluble en las próximas décadas de lo que es ahora, señalan.
Pero, continuán, "un crecimiento demográfico futuro más lento podría reducir las emisiones a nivel mundial en un 40% o más a largo plazo".
En todo el mundo, hay alrededor de 99 millones de embarazos no deseados cada año, casi la mitad (44%) del total mundial. Más de la mitad de estos resultan en un aborto inducido, y el resto en partos o abortos involuntarios.
Una proporción sustancial de mujeres casadas, más de la mitad en algunos países, arriesgan el embarazo al no practicar la anticoncepción efectiva.
La falta de acceso a los servicios y el costo relativamente alto de los anticonceptivos son obstáculos obvios para las mujeres pobres. Pero los mitos sobre el impacto de las hormonas, las normas sociales tradicionales, la desaprobación de los esposos y la insatisfacción con los métodos disponibles también crean barreras, dicen los autores.
Así, apuntan que las campañas mediáticas culturalmente sensibles, la inversión en la educación de hombres y mujeres, las oportunidades de empleo y la participación política pueden ayudar a cambiar las expectativas sobre el papel de las mujeres en la sociedad y su capacidad para ejercer opciones reproductivas.
La investigación adicional creará más opciones anticonceptivas, sugieren, pero eso yace en el futuro, y ahora se necesita acción.
"Una distribución más amplia de anticonceptivos que ya están en el mercado a través de una mayor inversión en programas de planificación familiar voluntarios pero con fondos insuficientes es suficiente para aumentar sustancialmente el uso de anticonceptivos", concluyen.
"Esto a su vez tendría un profundo impacto positivo en el bienestar humano, el clima y el medio ambiente", concluyen.