Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Hace diez años el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de Trabajadores del Estado (ISSSTE) fue salvado de la quiebra financiera a cambio de una reforma a su sistema de pensiones entonces ya insostenible.
Hoy los aprietos del ISSSTE continúan, sus problemas financieros son cada vez más evidentes y su sostenibilidad está otra vez con una incógnita encima.
La reforma del 2007 en el sexenio calderonista hoy es claro a todas luces fue insuficiente. Hubo otra reforma en 2011 que convirtió a Pensionissste en Paraestatal donde quedó establecido que el Estado no asumirá pérdidas de esa empresa, pero aún falta que se defina cómo va a resolverse el creciente costo de pago de pensiones que hoy absorbe tres cuartas partes del presupuesto del ISSSTE.
El ISSSTE atiende a 10% de la población y absorbe 20% del gasto nacional de pensiones.
En 2017 el Instituto recibió 263,000 millones de pesos, y de éstos 190,000 millones se dirigieron a pagar pensiones. Para este 2018 recibirá 283,000 millones, de los cuales 207,000 se destinarán a pensiones. Hoy 27% de su presupuesto es para operación, y así como va, la calidad del servicio seguirá en declive.
Su mismo director general José Reyes Baeza dijo en noviembre ante el Senado que se hace más con el mismo gasto operativo desde hace años. Y en efecto. Esa austeridad raya en lo paupérrimo y es notoria al interior de clínicas y hospitales del Instituto. Si de por sí siempre es deprimente entrar a un hospital, esa sensación es más terrible en uno del ISSSTE donde médicos y enfermeras trabajan en espacios deteriorados y sus usuarios carecen de cosas elementales como jabón, papel de baño o sábanas.
Esos aprietos en el ISSSTE parecen haber llegado al abasto de medicamentos. Por más que su director general niegue que la insuficiencia de terapias sea por falta de dinero, y más bien por desorganización, realmente las quejas de pacientes de que no les surtan su receta se han elevado significativamente. Entre los fármacos que más se reclaman son los prescritos para enfermedades crónico degenerativas, algunos para enfermedades huérfanas y los que van para pacientes con VIH. En algunas delegaciones hay fármacos que no se surten desde hace meses, reclaman asociaciones de pacientes.
Hay versiones de que el ISSSTE ha empezado a retrasar los pagos a proveedores e incurre en resolverlo en forma más costosa e ineficiente. Nos mencionan el caso de la empresa que daba el servicio de transporte aéreo y terrestre al ISSSTE a nivel nacional, lo que está implicando que el Instituto utilice sus ambulancias para hacer traslados largos y periódicos, por ejemplo desde Villahermosa a Mérida para llevar a una paciente cada semana a recibir su terapia en Yucatán.
Reyes Baeza ha sido claro en que los pensionados no se preocupen porque están bien garantizadas sus pensiones; lo que no sabemos es si, como van las cosas, está garantizada la viabilidad del ISSSTE.
Urge poner un alto a estos problemas en todo el sistema de salud. Pero como en este año electoral no se hará nada para resolverlo, por lo menos que los candidatos lo pongan en su lista de prioridades por si ganan.
Sindicato ISSSTE amenaza a pacientes quejosos
En medio de este escenario el ambiente en el ISSSTE está tan deteriorado que los enfrentamientos de pacientes con trabajadoresson cada vez más continuos. Y el sindicato del ISSSTE encabezado por Luis Miguel Victoria flaca ayuda le hace al Instituto cuando amenaza a los pacientes de que si se quejan por el servicio o atención de los trabajadores los pueden meter a la cárcel.
Recientemente han aparecido letreros firmados por el sindicato en algunas clínicas del ISSSTE haciendo un parafraseo de la ley advirtiendo a los derechohabientes que en caso de agresión física o verbal se les aplicará de uno a 6 años de prisión.