Los resultados muestran que cuidar de los nietos o tener perro se asocia con una actividad más prolongada e intensa.
SINC. Un trabajo liderado por investigadoras del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la "Obra Social la Caixa", y publicado en la revista Thorax, ha aportado datos sobre los determinantes no biológicos de la actividad física en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que podrían abrir la puerta a nuevas aproximaciones complementarias en el manejo de esta afección.
En concreto, el equipo coordinado por Judith Garcia-Aymerich ha observado que los pacientes con EPOC que cuidan de los nietos o que pasean al perro realizan más actividad física y de mayor intensidad que el resto.
A pesar de que existe consenso sobre la importancia crítica de mantener un estilo de vida activo por parte de los pacientes con EPOC, hasta ahora las estrategias para conseguirlo se centraban en la mejora de la capacidad de ejercicio, mediante tratamiento farmacológico o rehabilitación pulmonar.
Intervenciones efectivas
“Actualmente se trata la actividad física —no solo en el caso de la EPOC, sino también en otras enfermedades crónicas— como un proceso meramente biológico”, afirma Garcia-Aymerich. “A nuestro entender esta es una visión limitada que hace que a día de hoy todavía no se hayan encontrado intervenciones efectivas para que estos pacientes puedan aumentar su actividad física a largo plazo”, añade.
Por este motivo, el nuevo estudio propone evaluar los factores sociales y ambientales que determinan la actividad física de las personas con EPOC. Con este fin, se contó con la participación de 410 pacientes de cinco municipios del área metropolitana de Barcelona (Barcelona, Badalona, Mataró, Viladecans y Gavà).
Los voluntarios aportaron datos sobre sus hábitos cotidianos, su estatus socioeconómico, salud física y mental y la distancia entre el domicilio y espacios verdes o azules, entre otros. Paralelamente, se hizo un seguimiento individualizado del tiempo y la intensidad de la actividad física realizada a lo largo de una semana mediante acelerómetros.
El análisis de los datos recogidos permitió observar que en los casos de personas que cuidan de los nietos o sacan el perro a pasear hay una asociación significativa con una actividad física más prolongada y de mayor intensidad. En cambio, no se observaron relaciones entre los niveles de actividad física y otros factores como el barrio de residencia o la proximidad del domicilio con respecto a espacios verdes o azules.
“Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la necesidad de considerar los aspectos sociales a la hora de promocionar y estimular la actividad física en personas con EPOC. Preguntar por el contexto social, los roles familiares, las relaciones interpersonales o las preferencias de ocio de los pacientes podría ayudar en el abordaje terapéutico de la actividad física”, concluye Ane Arbillaga, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.