Método desarrollado en la Universidad de Miami incorpora variables valóricas y de comportamiento a las intervenciones realizadas a familias que conviven con enfermedades sicológicas graves. El resultado reduce el estrés sobre los cuidadores y, al final, sobre el paciente.
Una enfermedad tan grave como la esquizofrenia no sólo genera un vuelco severo en la forma en que una persona diagnosticada se enfrenta a su entorno; también pueden tener efectos sobre sus familiares.
Por ello, investigadores de la Universidad de Miami desarrollaron un tratamiento enfocado en los cuidadores de personas que sufren la enfermedad. El mecanismo, gestado en la Facultad de Artes y Ciencias de la casa de estudios, usa las creencias culturales, valores y comportamientos de los cuidadores para ayudarlos a soportar el estrés de cuidar a una persona con esquizofrenia. "Nuestra hipótesis era que podíamos hacer el tratamiento más cercano y empático a minorías étnicas que no necesariamente reconocen el sistema actual de cuidado mental" dijo la profesora asociada de sicología Amy Weisman de Mamani. "Queríamos desarrollar un tratamiento que no sólo se enfocara en el beneficio de los pacientes, sino explícitamente en reducir la presión de los cuidadores también".
Los hallazgos fueron publicados en la revista Psycotherapy, de la Asociación Psicológica Americana. El estudio muestra que el nuevo tratamiento reduce el peso sobre las personas que cuidan a enfermos, ayudándolos a controlar los sentimientos de culpa y vergüenza y, de esta manera, mejorando la calidad de vida de ellos y de los pacientes.
El proyecto examinó el efecto de añadir segmentos culturales a un tratamiento enfocado en la familia, para ver si ello reduciría los síntomas siquiátricos del paciente y el estrés del cuidador, más allá de lo que lo hacía una intervención enfocada sólo en la sico-educación y en la familia. Para ello, los participantes atravesaron un tratamiento de quince semanas, enfocado en la familia y con rasgos culturales, que incorporaba módulos sobre la espiritualidad, la religión y la colectividad familiar, además de los ya presentes sobre sico-educación y comunicación.
El resultado fue que el tratamiento fue igual de exitoso que el original, pero logró mejores resultados en la carga hacia los cuidadores y sus sentimientos de culpa.
La co-autora del estudio, Giulia Suro, dijo que "cuidar a un paciente con una enfermedad mental severa puede tener consecuencias adversas para el cuidador y el paciente. Esto incluye posibilidades reducidas de tener un sueldo, socializar y atender a las necesidades propias". La investigación busca constituirse en un referente para una mejora en los tratamientos ofrecidos a pacientes con enfermedades sicológicas severas.