Dominique Díaz, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, recomienda el consumo de frutas y verduras, hidratarse y evitar los azúcares.
Con la llegada del calor, comienzan también a aparecer en las ferias y mercados, frutas y verduras que durante el invierno están en pleno proceso de crecimiento. Así, las sandías, melones, duraznos, frutos rojos, alcachofas y choclos, son algunos de los productos que se adueñan de los escaparates. Y de los paladares.
La académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Dominique Díaz, explica que “en primavera la gente tiende a comer menos calorías porque el metabolismo disminuye y, por tanto, el cuerpo necesita menos energía para producir calor. Por eso, en esta época las protagonistas son las frutas y verduras y la recomendación de los nutricionistas, es incluirlas en cualquier tipo de alimentación, ya sea en zumos, ensaladas, macedonias, brochetas, o sopas frías, por mencionar algunos.
La experta puntualiza que “todas las frutas y verduras son saludables y tienen propiedades antioxidantes que nos favorecen durante esta época, particularmente porque previenen o retardan la oxidación, efecto que producen los radicales libres en el cuerpo. Advierte que “si no consumimos frutas y verduras, tendemos a envejecer mucho más rápido”, pero que si bien su consumo es muy recomendado, no se debe abusar y se trata de “saber porcionar los alimentos. Generalmente, es una taza y no más que eso. Lo más simple es tomar un puñado del alimento y consumirlo, así se garantiza que la proporción de comida sea según el tamaño y peso del consumidor, y no se come en exceso”.
“Cuando a los niños se les ofrece la misma porción que a un adulto, es cuando asoman las incidencias de obesidad infantil que hay en estos momentos, considerando además que los alimentos que se les entrega, por lo general son altos en calorías, grasas y azúcar. La alimentación en sí, es la misma en las distintas etapas, considerando el consumo de frutas, verduras, lácteos descremados, legumbres o pescado. Las que cambian son las "porciones a entregar”, enfatiza la académica de la USS.
Consumir vegetales “no es dañino en general, pero se recomiendan 5 porciones al día: tres de frutas y dos de verduras. Lo ideal es mezclar los distintos colores; las hojas verdes con alguna verdura de color; también podemos usar frutos secos y frutas, incluso, en la ensalada, por ejemplo, repollo con manzana verde y nueces”.
Advierte, eso sí, que “al someter cualquier alimento a altas temperaturas, se pierden las propiedades nutricionales y además la cantidad de fibra, por lo que se recomienda preferir su consumo crudas. Es importante también en el verano, disminuir el riesgo de infecciones relacionadas con intoxicaciones alimentarias, desinfectando muy bien las hojas verdes, las frutas y poner atención con la adecuada cadena de frío de los productos refrigerados”.
Temporada
La temporada veraniega ofrece productos ricos en nutrientes, como “todos los frutos del bosque, los frutos rojos (arándanos, frutillas, frambuesas, moras), los productos con harta vitamina C (kiwi, naranja, limón, pomelo), y ojalá éstos se incluyeran durante el desayuno. Todas las verduras también tienen propiedades, por ejemplo, las que son de color más naranja o rojizo tienen Beta Carotenos, que en general ayuda en verano con el bronceado natural. En cuanto a las verduras con muchas propiedades, en esta época tenemos los espárragos, las alcachofas, los pimientos, el tomate, y la albahaca. Y también es importante incluir especias. Estas verduras aportan vitaminas y fibra, que nos ayuda a regular el tránsito intestinal y la digestión. Las verduras también se pueden incluir en jugos naturales como apio, espinaca y consumirlos durante el día”, explica Díaz.
Sobre los frutos secos, la experta invita a consumirlos, pues “aportan lípidos esenciales y son precursores de Omega 3, que es un protector cardiovascular”, aunque subraya que “también aportan calorías, por lo que es conveniente recordar que se debe consumir un puñado, es decir, cerca de 10 almendras. Las pasas tienen bastantes propiedades, pero generalmente no se recomiendan mucho por su gran porcentaje de azúcar; no obstante, es bueno incluir algunas en baja cantidad, en un desayuno con yogurt, avena o frutos del bosque y hacer un desayuno mucho más nutritivo”.
Hidratación
La estación seca –entre los meses de noviembre y marzo, aproximadamente– provoca una natural y normal tendencia al consumo de agua, pues el organismo tiende a deshidratarse.
Dominique Díaz explica que no solamente se pierde agua, sino también vitaminas y minerales, por lo que lógicamente “debemos consumir mayor cantidad de frutas y verduras, porque de ellas obtenemos estos componentes, así como también fibra”.
Y si bien según Dominique Díaz el agua es la principal fuente de hidratación, existen algunas alternativas para “disfrazar” su consumo, particularmente para la gente que no le gusta: “por ejemplo, podemos hacer aguas saborizadas con productos naturales, como naranja, limón, menta, jengibre, o también zumos naturales. Para eso también sirven las pulpas, que pueden mantenerse congeladas. Tomar té frío es una buena alternativa, que también tiende a ayudar con la digestión”.
¿Helados?
El verano nos tienta a comer alimentos más frescos, y en ese sentido el helado es uno de los más consumidos, pero es también uno de los más dañinos, porque trae “escondida” grasa y azúcares, afirma la experta.
Por eso, se recomienda consumir helados de agua o sin azúcar, o bien, prepararlos en nuestras casas, con frutas o algún yogurt sin grasa. "Si no es posible, se puede comer helados light, siempre que sean de agua y no de crema, aunque no hay que olvidar que lo light significa que es reducido en… y jamás serán 0%. Sin embargo, el mercado nos ofrece productos que nos permiten cuidarnos”, puntualiza.