Los pacientes presentan mejorías en algunos síntomas al tener terapia con estos animales.
La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica que cursa con numerosos síntomas que merman la calidad de vida de los pacientes. En los últimos años, la terapia con caballos (hipoterapia) se está utilizando como un método prometedor en el tratamiento físico de esta patología.
Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Fundación MHG, el Hospital Universitario de Torrejón y la Universidad Rey Juan Carlos ha demostrado que, tras un periodo de seis meses aplicando la terapia, los pacientes mejoran su espasticidad, fatiga y calidad de vida urinaria
El estudio, publicado en Medicina Clínica, valoró los efectos de la terapia a través del movimiento del caballo en relación a varios aspectos de pacientes con EM: marcha, espasticidad, suelo pélvico, fatiga, depresión y calidad de vida.
La investigación tomó como muestra una decena de pacientes que se sometieron a una sesión de hipoterapia de cuarenta minutos a la semana durante medio año realizada por el equipo de terapia ecuestre de la Fundación MHG, que participan en el estudio.
Los pacientes expresaron una gran mejoría en su estado anímico y refirieron la posibilidad de realizar actos cotidianos que antes no podían
En el caso de la espasticidad, un trastorno que contrae los músculos y provoca espasmos involuntarios, “ya sabíamos que tras una sesión de hipoterapia se produce una disminución de la misma pero con una duración limitada, unas dos o tres horas. El estudio muestra que esa disminución se mantiene en el tiempo siempre que se siga realizando la terapia de manera regular”, describe Susana Muñoz Lasa, investigadora del departamento de Radiología, Rehabilitación y Fisioterapia de la UCM.
Gran mejoría en el estado anímico
Además de las mejoras demostradas que resultaron estadísticamente significativas, los expertos realizaron un estudio cualitativo con testimonios de los pacientes en vídeo. En las grabaciones, los pacientes expresaron una gran mejoría en su estado anímico y refirieron la posibilidad de realizar actos cotidianos que antes no podían.
“Por ejemplo, una paciente nos refirió que esas navidades eran las primeras que había podido acudir a ver una cabalgata de reyes completa con sus hijos, de pie, por la mejoría en su fatiga; otro paciente nos comentó que había podido sentarse a trabajar con el ordenador sin levantarse continuamente para acudir al aseo. Todos ellos refirieron su gran satisfacción por la experiencia”, destaca Muñoz Lasa.
En síntomas como el estreñimiento, la velocidad de marcha o la depresión, este análisis no arrojó mejoras significativas. Por eso, entre los retos que plantea la investigadora de la UCM están “buscar nuevos campos de mejora dentro de la esclerosis múltiple y establecer la frecuencia de tratamiento que pueda permitir al paciente mantener los resultados”.