Más que nunca se deberá trabajar en reducir la brecha digital y lograr una experiencia de vida digital.
Durante 2019, muchas tecnologías y desarrollos marcaron el año aunque no despegaron como se esperaba. Algunos de los más nombrados a nivel global como la telemedicina, conducción autónoma, Internet de las Cosas, edge computing, digital twins, experiencias inmersivas de la mano de la realidad virtual, la realidad aumentada o ambas. Todas ellas en diferentes fases de desarrollo, algunas incipientes y otras con una historia detrás y mucho potencial.
Pero a partir de estos desarrollos y de otros que sí marcaron la agenda por su crecimiento exponencial y muchas veces inesperado como el blockchain, o la inteligencia artificial -ambas con grandes proyecciones para este 2020- cabe preguntarse cómo se espera que Chile se comporte y cuáles son los desafíos del país para beneficiarse de las tecnologías con foco en una economía digital y con una mirada puesta en impactar positivamente sobre los ciudadanos.
En un principio los números son positivos. Desde la consultora IDC señalan que de acuerdo a sus proyecciones a 2020 para América Latina, se espera que Chile invierta US$ 7,9 billones en TI y 6,9 billones en servicios de telecomunicaciones en 2020, creciendo 7,5% y 1,5% respectivamente comparado con 2019.
Pero además de los números, otro factor que Chile deberá sortear durante este año es la evolución de un estallido social reciente, el que aún tiene en un corto plazo un importante evento como lo es el plebiscito 2020.
Más allá de las tendencias
Para Ricardo León, director del centro de Estudios Digitales en País Digital, independiente del aspecto puramente tecnológico: “uno de los más grandes desafíos de la industria TI en 2020 y especialmente en Chile, será volcar su impacto positivo hacia las personas y mejorar su calidad de vida. Tanto para personas naturales como también para empresas y sobre todo las micro, pequeñas y medianas, entendiendo su rol como motores del país”, afirma.
Para el ejecutivo, este proceso de transformación digital que vive el país supone un cambio en nuestros modos de actuar e interactuar con todo nuestro entorno, local y global, lo que trae consigo un gran desafío social y transversal para todos los países y comunidades, y que tiene como primer paso para el país, trabajar consistentemente en miras de reducir la brecha digital y lograr una experiencia de vida digital.
Aún más, y respecto de muchos de los cambios de paradigma que se han visto a partir de la tecnología, León recalca que temas que estuvieron fuertes como los trabajos del futuro, la reconversión laboral o el teletrabajo se mantendrán en la agenda local. Así como también otra problemática que ha perdurado en el tiempo, pero que aún no logramos resolver: la falta de capital humano avanzado para lograr responder a estos retos y subirse al carro de la digitalización.
“Es bueno que entendamos que este proceso comienza mucho antes que en la etapa profesional y que debe potenciarse incluso desde etapas pre escolares, enseñando habilidades del Siglo XXI, lenguajes como la programación, interacción con robótica o ciberseguridad”, concluye e indica que si bien sortearemos las tendencias de vanguardia, también debemos contar con una agenda propia que viene marcada por nuestro propio camino y visión del futuro de nuestro país, hacia una cultura con base digital.