Manuela Lemos, una estudiante de medicina que realizaba su pasantía en la Unidad Básica de Salud Condor, en la ciudad de Belém, marcó una diferencia significativa al tener un admirable e ingenioso gesto con un paciente analfabeto.
Aunque estamos en 2018, aún hay muchas personas que no saben leer ni escribir. De hecho, en Chile -aunque las cifras son bajas- todavía hay unas 500 mil personas analfabetas, según datos otorgados en 2016 por el Ministerio de Educación.
Y en países como Brasil, el número es muy superior. De acuerdo a un informe del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) publicado en 2017, en el país carioca hay 11,8 millones de ciudadanos analfabetos.
Por lo mismo, no es tan extraño que en esa nación lleguen personas a las consultas médicas sin saber leer ni escribir, dificultándose la comprensión de las recetas que les entregan los doctores.
Pero Manuela Lemos, una estudiante de medicina que realizaba su pasantía en la Unidad Básica de Salud Condor, en la ciudad de Belém, marcó una diferencia significativa al tener un admirable e ingenioso gesto con un paciente analfabeto.
Según contó su hermana Gabriela en las redes sociales, Manuela -con la ayuda y permiso de la doctora que la supervisaba- pegó cintas de colores en las cajas de los medicamentos que el hombre debía tomar y en la receta puso un trocito de las mismas pegatinas junto a la hora en que la persona debía tomar el respectivo remedio.
Se trataba de un paciente que sufre de hipertensión y diabetes, y que antes se había tomado mal los fármacos al no comprender bien las indicaciones. Pero con la idea de Manuela esa situación cambió.
Rayssa Miranda, supervisora de la estudiante, señaló al medio brasileño Globo que “fue un trabajo conjunto, pensando en el bien del paciente, que agradeció con una sonrisa de comprensión”.
Además, se preocuparon de que la cinta con estrellas quedara en el medicamento de la madrugada, la amarilla en el de la mañana, y azul en el de la tarde-noche. Para los remedios que se ingieren con las comidas eligieron stickers coloridos. En tanto, en la pastilla de la noche -que debe ingerir después de consumir un alimento liviano- pusieron una cinta con frutas.
El post de Gabriela obtuvo más de 228 mil Me Gusta, volviéndose viral de inmediato. Además, más de 84 mil personas comentaron la iniciativa de Manuela, felicitándola por su calidad humana.
Asimismo, otros médicos preguntaron dónde podían comprar las cintas porque querían imitar su acción.
Cabe destacar que la estudiante tomó una foto a la receta para usarla de ejemplo en otras ocasiones que lo requiriera, pero su hermana decidió compartir esta buena idea con el mundo.
aplaudindo infinitamente munha irmã que atendeu um paciente analfabeto e fez uma receita toda adaptadinha pra ele aaaaaaa pic.twitter.com/VOzftxv6Ff
— graviola lemos (@lemosgabis) 4 de septiembre de 2018