Hoteles de lujo, edificios muy modernos y grandes avenidas se mezclan con una exuberante naturaleza.
Manaos, ubicada al norte de Brasil, es una de las localidades más importantes del país. Es la ciudad más grande y capital del Estado de Amazonas, el más extenso de Brasil. Rodeada de selva, tiene un atractivo exótico. Su combinación entre playa, naturaleza, turismo ecológico, cultura, gastronomía e historia la transforma en el lugar elegido por miles de turistas cada año.
Pero además es el eje comercial, financiero y económico del norte brasileño. El turista suele sorprenderse cuando llega preparado para ver una estela de vegetación y animales y lo recibe una ciudad con hoteles de lujo, edificios modernos y calles y avenidas en ebullición. Su infraestructura turística es amplia y con buenos servicios.
Hay resorts de lujo –entre los que se cuenta el célebre Tropical Manaus–, así como hoteles ejecutivos de primera clase. Los albergues más económicos son usados por quienes toman la ciudad como “base operativa” y se disponen a salir cada día en busca de nuevas experiencias. Hay también hospedaje en plena selva. En esa línea, los llamados alojamientos ecológicos son los elegidos por muchos, sobre todo por su variedad de precios. Los hay desde lujosos hasta económicos.
La ciudad se ubica junto al ancho río Negro, uno de los afluentes del Amazonas, por lo que desde su puerto salen paseos y excursiones que ofrecen la gran aventura de navegar las aguas amazónicas y adentrarse en la selva.
Es una ciudad calurosa, con un clima ecuatorial húmedo. El calor y las lluvias son dos de sus principales características y la humedad ronda el 80%. La temperatura ronda los 27° y no suele tener mayores cambios durante el año.
Teatro Amazonas
Uno de sus grandes atractivos es la gastronomía local. Por lo general la gastronomía brasileña tiene notorias influencias portuguesas, alemanas, italianas e hispanoamericanas, así como también africanas e indígenas. La llamada “cocina del Amazonas” tiene mucho que ver con la región, y sus platos suelen tener, precisamente, conexiones con los orígenes indígenas. La exótica cocina de Manaos ofrece distintos platos basados en pescados y especias nativas de la región. De hecho, los pescados del Amazonas –tucunaré, jaraqui, surubim, matrinxa, y tambaqui, entre otros–, según los especialistas, son de los mejores de Sudamérica. Se preparan en trozos, a la parrilla o fritos.
Uno de los atractivos principales para los visitantes es recorrer las aguas del Amazonas y su entorno. Hay excursiones que ofrecen paseos en embarcaciones, que salen del puerto de la ciudad, y se adentra durante varias horas en las aguas marrones del río. Varios de ellos incluyen un fenómeno único y cautivante: ver desde el agua la confluencia entre el río Negro y el Solimões.
Debe visitarse el Parque Nacional de la Amazonia, un área de cautivante entorno natural cuyo atractivo principal es su biodiversidad. Hay aves de distintas especies, monos y los llamativos delfines rosados. Estos paseos suelen incluir visitar aldeas de comunidades aborígenes. Hay varias tribus locales que reciben visitantes con hospitalidad. En el intercambio con los turistas les explican sus costumbres y forma de vida, y obsequian artesanías en madera, fibras, plumas o dientes de animales. Estos recorridos incluyen por lo general almuerzos en lugares típicos, donde naturalmente se degustan platos locales.
Contrastes
Pero Manaos es mucho más que naturaleza. La ciudad tiene un legado histórico que resulta un atractivo en sí mismo. Hay varias zonas modernas y una serie de lugares cargados de historia que deben visitarse. Algunas construcciones refieren a la creación de la ciudad, que tuvo lugar en el siglo XVII, aunque se desarrollaría más adelante con la llamada Fiebre del Caucho, a fines del siglo XIX. Por esos tiempos los comerciantes prósperos se instalaron en la ciudad y derramaron sus lujos y vida acaudalada. De esos tiempos son algunos palacios y residencias emblemáticos. Uno de los íconos de Manaos es el espectacular Teatro de Ópera, también conocido como Teatro Amazonas. Construido justamente durante la edad de oro de la industria del caucho, es un edificio de una gran espectacularidad, que incluye muebles de París, mármol de Carrara, cristal de Murano y tejas de Alsacia. Su fantástica cúpula está recubierta con 36 mil azulejos que se combinan con los colores de la bandera de Brasil.
Otro edificio referente es el palacio Río Negro, del siglo XX, que fue sede de gobierno y residencia del gobernador. Fue construido por el empresario alemán Waldemar Scholz, considerado “el barón del caucho”. También el Museo del Indio, uno de los principales acervos dedicados a difundir la cultura y la historia de las comunidades indígenas. Alberga una imponente colección de más de 4.000 piezas elaboradas por distintas tribus que habitaron la región. O el célebre Mercado Municipal, de 1882, un emblema de la multiculturalidad de Manaos. Ubicado sobre las márgenes del río Negro, es punto de encuentro de los vendedores y permite a los turistas probar frutas exóticas o comprar artesanías en cuero y distintos objetos hechos a mano por comunidades indígenas.
Si lo que se busca es descanso, Manaos también ofrece playas y esparcimiento. Aunque está ubicada a 1.500 kilómetros del océano, tiene muy buenas playas que se forman sobre sobre el gigantesco río Negro, sobre todo en meses de sequía, cuando baja el nivel del agua. La playa preferida de los turistas es Ponta Negra, una de las zonas más sofisticadas de la ciudad. Para muchos, una “pequeña Copacabana” incrustada en medio de la selva. Es ideal para los amantes del deporte y de la movida nocturna. Está rodeada de edificios altos donde se suceden una gran cantidad de bares y pequeños restaurantes que inundan la arena con música.
Amazonas nocturna
Entre los paseos que ofrecen distintas empresas, en Manaos existe la posibilidad de pasar una noche en plena Amazonas. Son excursiones de dos días, que permiten explorar in situ la vida vegetal y animal de la selva amazónica. Se sale con un guía como acompañante, que además de organizar caminatas, muestra y explica las plantas tradicionales del lugar. Y en algún caso se explaya sobre sus potenciales usos medicinales. El hospedaje suele ser en cabañas ubicadas en el corazón profundo de la selva. Por lo general se llega a ellas remando en pequeñas embarcaciones o canoas por los afluentes del río Negro. En algunos casos se hacen paradas para pescar pirañas. Al caer el sol se pueden apreciar caimanes y otros animales nocturnos.