Estas empresas generan riqueza económica, bienestar social y crean empleo. También propician inclusión social y diversidad.
Hacer lo que amas, ser tu propio jefe, tomar las decisiones y administrar tu tiempo son algunos de los factores que han propiciado que cada vez existan más emprendedores. Además, en los últimos años se ha dado más impulso al ecosistema con programas de apoyo económico y mentorías.
Cada vez es más frecuente escuchar de jóvenes que con el uso de la tecnología y la ciencia han desarrollado proyectos que facturan millones de dólares o con los cuales apoyan a comunidades; sin embargo, se dice poco de los emprendedores culturales y ésta es una área que también genera riqueza.
Un emprendedor cultural es aquel que usa su talento y creatividad como materia prima para desarrollar proyectos que resuelvan o incidan en una problemática social. esto lo realizan a través de talleres, seminarios u obras de teatro, detalla en entrevista Marcela Jiménez López, subdirectora de Pequeñas Empresas Culturales de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
“Los emprendedores culturales son muy importantes en el país, no sólo generan requisa económica, sino simbólica; crean empleo y bienestar social. Si se invierte en empresas culturales, se genera inclusión social y diversidad cultural. Por ejemplo, poner en marcha una obra brinda empleo a más de 30 áreas, como sonido, luz, marketing, entre otras”, precisa.
Estos proyectos tienen un para qué: promueven los derechos humanos, inclusión social, respeto a la igualdad sexual y que todos se unan a través de la cultura.
Un ejemplo de este tipo de emprendimientos culturales es la empresa Arco y Lira, que comenzó haciendo conciertos y actualmente una de sus actividades es dar clases didácticas para acercar a los niños a la música clásica a fin de que la entiendan y aprecien.
“Hacen clases didácticas con cuentacuentos, magos y les explican a los niños los tomos e instrumentos, vuelven esa actividad un proyecto cultural”, mencionó.
Plan de negocios
Al igual que cualquier empresa, los proyectos de emprendimiento cultural necesitan contar con un plan de negocio, que puede ser la técnica de los nueve pasos que ayuda a consolidar el modelo. la diferencia con este tipo de compañías es que los empresarios se centras en expresarse.
“El artista va hacer su producto o servicio sin importarle si se vende o no, cosa que no sucede con otro tipo de negocios, que si no es rentable no continúan con el proyecto”, aclaró Jiménez López
Entonces, el artista tiene que buscar a su público y hacer una estrategia diferente, aunque se le apuesta más a la rentabilidad social, las empresas culturales también son un buen negocio.
Algunos emprendedores consideran que su proyecto debe subsistir con apoyo gubernamental, pero esto no es así, pues deben aprender a rentabilizarse solos, señaló Jiménez López.
“En el programa Imaginación en movimiento, de la secretaría de cultura de la Ciudad de México se les enseña que el plan de negocios debe estar diversificado y no apostarle solo a una cosa: hacer una obra de teatro, producciones, dar talleres y crear alianzas con otra organización”.
Así, las empresas pueden llegar a tener 15 servicios y con talleres ayudarse a financiar una obra. Jiménez López agregó que si más de 30% del proyecto depende del gobierno ya no es un negocio porque “puede llegar un nuevo gobierno y tirarlo. Tampoco hay que depender de empresarios, aunque pueden hacerse alianzas”.
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