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Los encantos de la Bretaña francesa
Martes, Julio 30, 2019 - 13:00

Castillos, catedrales y paisajes costeros coronan a la región como un destino perfecto para los románticos y amantes de la arquitectura medieval.

Bretaña es una de las 13 regiones que conforman Francia, ubicada sobre el extremo oeste del país. Es un sitio de un enorme interés y belleza. La ciudad más importante de la región, Rennes, es uno de sus principales atractivos, con su centro histórico y sus muelles. La catedral de Saint-Pierre y sus peatonales, así como las murallas y las casas de madera ofrecen un ambiente encantador, que nos remite a otras épocas. Ciudad universitaria y multicultural, no hay que dejar de visitarla y probar alguna delicia en sus restaurantes gourmet, o hacer alguna compra en sus tiendas de diseño, como las que se encuentran en la calle Chapitre y Saint-Sauveur. O en las casas de colores de la calle de la Psalette. También la plaza des Lices, el distrito Saint-Michel o la plaza Sainte-Anne son paradas imperdibles. Siempre hay un lugar donde disfrutar del ambiente y la buena onda que se respira en calles como Vasselot, Jules Simon o Chalotais. No dejar de visitar la plaza del ayuntamiento y su torre del reloj; así como la ópera más pequeña de Francia, un edificio del siglo XIX. El arte siempre está presente en la Bretaña y aquí se puede visitar La Criée, en Les Halles Centrales, un centro de arte contemporáneo; o el Museo de Bellas Artes.    

Sobre la costa, al sur de la península que abarca la zona llamada Bretaña, se encuentra Vannes, una encantadora ciudad medieval galo-romana, famosa, entre otras cosas, por su Vieille Ville (la villa de casas artesonadas), la Catedral gótico-romana de St. Pierre y el Castillo de L’Hermine, un antiguo edificio integrado en las murallas de la ciudad, que fue residencia de los duques de Bretaña entre los siglos XIV y XVI.

El Palacio Gaillard, del siglo XV, es otro lugar digno de visitar para apreciar su diseño original, así como también las Remparts, unas fortificaciones construidas entre el siglo III y el XVII por los romanos, el Castillo de Suscinio y La Roche Bernard, a orillas del río Villaine. 

Saint-Malo.  Es una de las ciudades más visitadas de la región, ubicada en la Bretaña que huele a mar y cuya historia está muy atada a un antiguo puerto. Su caso histórico mantiene una muralla con huellas del siglo XIII. 

De gran romanticismo y belleza, la región encantó a muchos artistas que se instalaron en sus pueblos, cautivados por sus paisajes y colores. Tal fue el caso de Pont-Aven, a finales del siglo XIX, donde se instaló la Escuela de ese nombre, conformada nada más y nada menos que por Paul Gauguin y Emile Bernard, entre otros. Luego fueron llegando otros artistas y galeristas, al punto que la localidad se empezó a conocer como la Ciudad de los Pintores, y donde hoy se desarrolla uno de los mercados más importantes de arte del país. El Musée des Beauxs-Arts de Pont-Aven alberga una colección de más de mil obras, entre las que se encuentra representada, con un gran acervo, los trabajos de los pintores de la Escuela de Pont-Aven. Esta localidad es también famosa por sus molinos de agua, algunos de la época medieval y aún en funcionamiento. Otro de los imperdibles es la capilla de Trémalo donde se puede ver el Christ Jaune de Gauguin (el Cristo Amarillo). 

Como localidad marítima que es, Pont-Aven también posee playas donde disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y realizar deportes náuticos.  

Belleza costera

Bretaña posee una gran extensión de costa para recorrer, disfrutar y realizar diferentes actividades. Uno de los lugares más interesantes es la península de Quiberon, una porción de tierra que se une a la costa sur de Bretaña por un istmo de solo cien metros de ancho.  

Sobre el oeste, se encuentra la Costa Salvaje, de impactantes acantilados, y, al este, la bahía de Quiberon, con sus hermosas playas, grutas, cavernas y deslumbrantes paisajes. Como zona costera que es posee otro gran atractivo: su gastronomía de mar. Un clásico de la zona es el pescado ahumado y las sardinas en conserva; y en pastelería son famosas las niniches (chupetines), y las galletas de Quiberon. Entre los atractivos de esta localidad también están sus pequeños pueblos, como Saint Pierre, un balneario al norte de la península, cuyas playas alrededor del Puerto de Orange, fueron fuente de inspiración para artistas y escritores.  

Combourg. Pintoresca comuna francesa medieval que ofrece unos paisajes de ensueño, cuyo ambiente hace honor al poeta Châteaubriand, el más famoso de todos los autores románticos, quien encontró una fuente de inspiración en el entorno verde y frondoso.

Port Louis se destaca por su Ciudadela del siglo XVI, construida por el ejército español, para más tarde, en el siglo XVII ser reconstruida por el ejército francés. Dentro de la misma se encuentra el Museo de la Compañía de Indias, donde apreciar los orígenes y auge de este pueblo marítimo; la Plaza de Notre Dame es otro de los puntos imprescindibles, así como recorrer la Rue des Dames. 

Saint Malo es uno de los puntos atractivos. Otrora reducto de corsarios, está estratégicamente ubicada para los antiguos menesteres de defensa y ataque marítimos. Destino de playa por excelencia en la costa bretona, Saint Malo invita a disfrutar de su naturaleza y su espíritu animado y divertido. La Muralla que rodea la ciudad es uno de los sitios más importantes. La Catedral de Saint Vincent, de estilo gótico-románico del siglo XII es otro de los puntos imprescindibles; de la misma manera la Gran Torre del Homenaje del Duque Jean V es parada obligada. 

Combourg es otro de los parajes elegidos para visitar en Bretaña, para muchos uno de los pueblos más bellos, con su castillo y lago al pie, sus hermosas calles medievales y su aire romántico, cuna del escritor Châteaubriand, de quien se dice que vivió en una de las cuatro torres de este castillo del siglo XI. 

En cuanto a historias de castillos y caballeros se trata, Brocelandia es un lugar fantástico donde disfrutar de leyendas del Rey Arturo y Lancelot. En este bosque legendario se han tejido historias  generación tras generación.   

Para otorgarle otro aditivo al viaje una de las opciones es hacerse una escapada por las islas bretonas, la mayoría alrededor del Golfo de Morbihan. Entre las más famosas se encuentran la Isla de Ouessant, Sein, Sept-îles, las islas d’Iroise y, la más grande de todas, la Belle-île-en-mer. 

Obras prehistoricas

Los llamados “alineamientos megalíticos” se emplazan en el pueblo de Carnac. Son más de tres mil menhires de más de seis mil años de antigüedad. Se conocen como el monumento prehistórico más extenso del mundo, erigido durante el Neolítico. El conjunto más importante está formado por 1099 menhires, y se llama Le Ménec, cuyas piedras más altas alcanzan los 4 metros, y las más bajas (van descendiendo de altura a lo largo de un alineamiento) llegan a los 90 cm).  

Autores

El Observador