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Los humanos modernos compartimos el ADN y los males de los neandertales
Jueves, Octubre 19, 2017 - 12:26

El análisis del genoma de una mujer hallada en la cueva croata de Vindija revela que la carga genética de los no africanos es hasta 2,6% identica a la de los antepasados evolutivos.

Hasta ahora los científicos solo habían podido secuenciar el genoma de cinco neandertales, y únicamente uno de ellos –conocido como el neandertal de Altai en Siberia– aportó en enero de 2014 datos de alta calidad. El resto procedía de tres individuos encontrados en la cueva de Vindija en Croacia y uno en la de Mezmaiskaya en Rusia.

Hoy, un equipo internacional de científicos, capitaneado por el Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology en Alemania, ha analizado el genoma de una mujer neandertal, denomina Vindija 33.19, que pudo vivir en la cueva croata hace 52.000 años. Según los investigadores, es la segunda secuenciación del genoma neandertal más completa hasta la fecha y arroja nuevos datos sobre esta especie humana con la que convivimos.

“El neandertal de Vindija y el de Altai, publicado previamente, están muy estrechamente relacionados: en promedio hay tres diferencias por cada 10.000 pares de bases. Esto confirma que en el pasado no vivieron muchos neandertales, es decir, que provienen de una población pequeña”, explica a Sinc Kay Prüfer, investigador en la institución alemana y primer autor del estudio publicado en Science.

Los hallazgos anteriores ya habían demostrado que los Homo neanderthalensis vivían en poblaciones aisladas de unos 3.000 individuos. Además, el genoma de neandertal de Altai sugirió que sus propios padres eran medio hermanos, lo que hizo suponer a los científicos que en este grupo humano se entrecruzaban los miembros de una misma familia.

Sin embargo, el nuevo genoma de Vindija 33.19 no presenta los mismos patrones de incesto, por lo que la endogamia extrema que se produjo entre los padres del neandertal de Altai no tuvo por qué ser algo recurrente entre neandertales. Pero los análisis sí demuestran que la mujer neandertal compartió un antepasado materno con dos de los otros tres individuos hallados en la cueva croata.

Lo que esconde el genoma de Vindija

El genoma de Vindija 33.19 ha permitido a los científicos analizar las divergencias y el flujo genético entre los neandertales, los homínidos de Denisova y los humanos modernos. Así, los científicos revelan que el flujo genético entre los primeros humanos modernos y los neandertales se produjo hace entre 145.000 y 130.000 años, antes de que los neandertales de Croacia y los de Siberia se diferenciaran.

Gracias al análisis de los genomas de los neandertales de Altai y Vindija, los investigadores estiman que las poblaciones modernas no africanas tienen entre un 1,8% y un 2,6% de ADN neandertal, cifras que superan los cálculos anteriores que se situaban entre 1,5% y 2,1%.

“El neandertal de Vindija es más cercano a la población de neandertales que se mezcló fuera de África con los humanos actuales. Esto es útil para identificar variantes genéticas en nosotros, que son consecuencia de nuestra mezcla con los neandertales”, detalla Prüfer.

Los autores han detectado una gran cantidad de nuevas variaciones en la secuencia del ADN neandertal que influyen en el humano moderno. “Algunas de estas variantes de neandertales también se encontraron en otros estudios completos del genoma que analizan si estas contribuyen al desarrollo de una enfermedad o de lo contrario la protegen de ella”, subraya el investigador alemán.

El trabajo muestra que entre las enfermedades que “heredamos” de los neandertales se encuentran los trastornos alimenticios, la acumulación de grasa visceral, la artritis reumatoide, la esquizofrenia y las respuestas a fármacos antipsicóticos.

Sin embargo, “no todas las variantes que vienen de los neandertales son "malas" y causan enfermedades”, recalca Prüfer. “Una variante que encontramos con la ayuda de Vindija, por ejemplo, tenía una asociación con niveles más bajos de colesterol LDL, es decir, que eran protectores contra las enfermedades del corazón”, concluye.

Autores

Agencia SINC