Estudio publicado en PeerJ encontró que en la nave hay entre 1.000 y 4.000 especies de microbios. No son muy distintos a los que se han analizado en la Tierra.
Usualmente, cuando vemos imágenes de la Estación Espacial Internacional en fotos y en vídeos se ve tan limpia, tan inhabitada, que de alguna manera creeríamos que es estéril. No obstante, un nuevo estudio publicado en PeerJ afirma todo lo contrario. En las superficies interiores de la estación hermética, que ya cumple 17 años, hay al menos 1.000 especies de microbios y la cifra podría llegar hasta 4.000.
Aunque la mala fama que tienen los microbios nos ha hecho pensar que su presencia significa algo malo, la cosa es más bien al revés. David Coil, coautor del estudio, dio un parte de tranquilidad al advertir que la diversidad de microbios está generalmente asociada a ecosistemas más sanos, según informó The Washigton Post.
“Una población variada de habitantes microscópicos es garantía de una nave espacial saludable” agregó. Debido que ya hay proyectos con la idea de instalarse en el espacio por varios años, es bueno que los científicos empiecen a comprender qué diminutos seres nos acompañarían en estos viajes.
Las muestras que Coli y su equipo utilizaron fueron recolectadas en el 2014 como parte de la iniciativa de ciencia ciudadana conocida como Project Merccuri. En principio este proyecto, que fue impulsado por porristas y jugadores de fútbol americano que también tenían perfiles científicos, analizó muestras tomadas de escenarios deportivos, como estadios y vestidores.
Así, en una especie de truque, los microbios de las muestras deportivas eran enviadas a la Estación para saber cuáles sobrevivían mejor y, a cambio, los astronautas de la estación enviaban sus microbios de vuelta.
Puntualmente, se analizaron muestras de 15 sitios de la estación, incluyendo los micrófonos de los sistemas de comunicación, los teclados de los computadores, las salidas de aire, los pasamanos y los compartimientos donde duermen los astronautas. Lugares que, a la final, no dejan de ser similares a los que tenemos en casa.
Después de ser recogidas y empacadas por el japonés Koichi Wakata, jefe de la expedición 39, las muestras fueron enviadas a la Tierra. Acá científicos de la Universidad Davis de Calidornia, Estados Unidos, secuenciaron el genoma de las muestras. Cada una tenía entre 1.036 y 4.294 unidades taxonómicas operativas (UTO). Aunque las UTOs no corresponden a especies como tal, son la medida más cercana que reflejaría el número de especies de los microbios.
El siguiente paso, entonces, fue comparar estos resultados con los que los científicos ya tenían sobre los microbios que viven en nuestros hogares. La sorpresa fue que las diferencias no son tantas, pues la Estación Espacial está colonizada con microbios asociados a los humanos, específicamente aquellos que cargamos en la piel. No obstante, el estudio sí encontró diferencias en la abundancia de microorganismos. Por ejemplo, la Estación tiene más Estafilococo que una casa regular.
Ahora, esto no quiere decir que todo sea igual en el espacio. Después de todo, la técnica de secuenciar sólo permite identificar especies que ya se conocen, así que no se puede descartar que un diminuto organismo extraterrestre esté conviviendo con los humanos allá arriba. Más estudios darán la respuesta.