Así lo demuestran estudios con la mosca Drosophila melanogaster realizados en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona. Los resultados del trabajo indican que algunos tumores pueden así llevar incorporada la capacidad matastásica desde el principio.
En la investigación en cáncer se ha tendido a diferenciar y estudiar por separado los genes de iniciación tumoral y los genes para hacer metástasis porque las capacidades celulares necesarias para hacer una u otra cosa son radicalmente diferentes.
Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), liderados por Jordi Casanova, demuestran ahora que genes activados en la metástasis, también son capaces de iniciar tumores primarios y detallan el mecanismo molecular. Este hallazgo, publicado en PLoS Genetics, lo han hecho usando de modelo la mosca Drosophila melanogaster.
“Los resultados refuerzan una idea que ya se estaba observando en la investigación del cáncer”, explica Casanova, jefe del laboratorio Desarrollo y Morfogénesis en Drosophila y profesor del CSIC. “Los mismos genes pueden activar el inicio de tumores y su metástasis y que, por tanto, algunos tumores pueden llevar incorporada la capacidad metastásica desde el inicio”, apunta el científico.
Dos fenómenos, genes compartidos
El trabajo parte de la observación de que tumores humanos benignos o en estadios muy anteriores a hacer metástasis, tenían expresados algunos genes asociados a la metástasis.
“Estas coincidencias nos hicieron preguntarnos si los factores llamados de transición epitelio-mesénquima, que activan genes asociados a motilidad y migración –muy habituales en desarrollo embrionario y también identificados en metástasis–, tenían un rol en la iniciación tumoral”, describe Casanova.
En particular, los genes GATA se encontraron sobreexpresados en metástasis al hígado en pacientes de cáncer de colon, así como en varios tumores humanos, como mama, ovario, páncreas y colon.
El equipo de Jordi Casanova estudió varios genes, entre ellos el gen Serpent (homólogo de GATA en Drosophila) y demostró que, efectivamente, la sobreexpresión de este gen es suficiente para iniciar tumores. Por sí solo, promueve un sobrecrecimiento del tamaño del ala, modifica la estructura del tejido y activa un serie de cambios genéticos para que se origine un tumor.
El trabajo se ha llevado a cabo en Drosophila, la mosca del vinagre, un modelo muy bien establecido para estudiar tumores epiteliales. "Una vez más los estudios con Drosophila nos aportan un conocimiento básico del comportamiento de genes involucrados en cáncer y metástasis, que permite que después investigadores del cáncer sigan tirando de este hilo", concluye el investigador.