La historia que cuenta el recién fallecido economista Angus Maddison sobre el impresionante crecimiento inglés (1820-1913), desdice la idea de que depender de importaciones es malo. Progreso tecnológico y una mejora en la educación y la fuerza laboral, también habrían sido claves.
El 24 de abril falleció Angus Maddison, un economista inglés que tenía la obsesión de construir la historia del progreso económico mundial con números.
La historia que cuenta es fascinante. Tiene altos y bajos y muestra un despegue de ciertas regiones durante el periodo de 1820-19131:
“A lo largo del último milenio, la población mundial se multiplicó por un factor de 22. El ingreso per cápita en alrededor de un factor de 300... Desde el año 1000 hasta 1820, el avance en el ingreso per cápita aumentó lentamente -el promedio mundial aumentó en alrededor de 50%. Gran parte del crecimiento se fue en acomodar una población cuadruplicada. Desde 1820, el desarrollo mundial ha sido mucho más dinámico. El ingreso per cápita se multiplicó por un factor de más de 8 y la población se multiplicó por un factor de más de 5”.
¿Por qué el impresionante despegue de la economía mundial y sobre todo de Inglaterra en el periodo 1820-1913?
Maddison atribuye su impresionante crecimiento durante este periodo a la aceleración del progreso tecnológico, un rápido crecimiento del stock de capital físico y una mejora en la educación y preparación de la fuerza laboral, pero agrega que cambios en la política comercial también constituyeron una importante contribución.
“En 1846, los aranceles proteccionistas sobre las importaciones agrícolas fueron eliminados y en 1849 las Leyes de Navegación fueron derogadas. Para 1860, todas las restricciones arancelarias y comerciales habían sido removidas unilateralmente”.
La historia que Maddison cuenta del impresionante crecimiento inglés, durante este periodo, desdice la idea de que depender de las importaciones es algo malo. “La política inglesa de libre comercio y su disposición a importar gran parte de sus alimentos tuvo un efecto positivo en la economía mundial”.
Entre 1950 y 1973 se da lo que Maddison denominó “La era de oro de prosperidad sin precedente”. “El PIB per cápita mundial aumentó en promedio 3% al año (una tasa de crecimiento que implica una duplicación en 25 años)”.
Maddison consideraba que las distintas políticas públicas e instituciones resultaban, a largo plazo, en marcadas diferencias en el ingreso.
Es particularmente ilustrativa la comparación que Maddison hizo de la “Nueva España” y Norteamérica. Entre las diferencias que él destaca, está que el gobierno de la Nueva España era altamente centralizado, mientras que las 13 colonias norteamericanas eran independientes entre ellas, “y hubo mucha más libertad para que los individuos desarrollen sus propios intereses económicos”. “La élite de Nueva España la constituían buscadores de rentas con poca tendencia a realizar inversiones productivas”, decía él.
Finalmente, ¿qué nos revelan los números de Maddison acerca de los modelos de desarrollo que fueron aplicados en nuestra región entre 1950-1998?
Por ejemplo, en 1950, Cuba tenía un ingreso per cápita de US$3.390, uno de los más altos de la región. Para 1998, los números revelan que el ingreso per cápita de los cubanos se había reducido a US$2.164.
De los países americanos considerados por Maddison, solo Haití acompaña a Cuba en esta triste historia de empobrecimiento. A pesar de esto, el modelo de la revolución cubana todavía se imita y admira en otras partes del mundo.
Esta columna fue publicado inicialmente en el centro de investigación de políticas públicas ElCato.org.