Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Se dice que el ser humano de nuestra era que llegará a los 150 años ya nació, evidencia inequívoca del avance de la ciencia médica.
Aunque hay diferencia entre países, en general todas las naciones han aumentado su expectativa de vida en las últimas décadas. Hay economías cuya población ya alcanza una esperanza de vida promedio de 85 años y en cuestión de dos décadas llegará a los 90 años. En ello, dice Alexis Serlín, presidente de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), el papel de las terapias farmacéuticas es innegable y llega a explicar dos terceras partes de esa mejora en expectativa de vida, acompañada de calidad de vida y productividad económica. De acuerdo con él, solamente un tercio de dicho avance obedece al resto de intervenciones de los sistemas de salud que no son medicamentos.
Un gran impulso es por medicamentos biotecnológicos y otros innovadores, como los de terapia celular que vienen con fuerza, previendo derrotar enfermedades hasta ahora incurables.
De ahí la relevancia del noveno paquete de nuevas moléculas que presentó Julio Sánchez y Tépoz, titular de la Comisión Reguladora Sanitaria, Cofepris, a 63 medicamentos innovadores autorizados en el último año en México. Destacan ocho biotecnológicos que hacen la diferencia para tratar enfermedades complicadas. Aquí los enlistamos:
1. Evolocumab (Repatha), un anticuerpo monoclonal contra colesterol, de la farmacéutica Amgen, que reduce el riesgo de infartos para personas con arterioesclerosis.
2. Lipegfilgrastim (Linkix), de Lemery, una jeringa prellenada que ayuda a pacientes en quimioterapia que reducen sus glóbulos blancos en sangre.
3. Pembrolizumab (Keytruda), la alternativa de inmunoterapia de MSD contra cáncer, que ha tenido gran recibimiento al estar ligada a biomarcadores para ubicar certeramente al paciente indicado que de verdad responderá a la terapia.
4. Nivolumab (Opdivo), otra terapia inmunooncológica, ésta de BMS, que ayuda al propio sistema inmune a atacar las células tumorales; éste es contra cáncer de pulmón, de riñones y de piel.
5. Insulina Glargina (Toujeo), una pluma precargada de insulina humana, de Sanofi Aventis, para un más fácil control de pacientes diabéticos con riesgo de hipoglucemias.
6. Eritropoyetina Theta (Eporatio), otra jeringa precargada, ésta de Lemery, para tratar anemia en pacientes con insuficiencia renal crónica o con cáncer y que reciben quimioterapia.
7. Idarucizumab (Praxbind), de la alemana Boehringer Ingelheim, que en caso de emergencia evita las hemorragias en pacientes tratados con anticoagulante.
8. Necitumumab (Portrazza), de la americana Eli Lilly, autorizado como tratamiento de primera línea para cáncer de pulmón metastásico de células no pequeñas.
El gran desafío es lograr que estas maravillosas terapias, por su elevado precio, no sean prohibitivas para la gran mayoría.
Ayer Serlín comentó que Canifarma y AMIIF trabajan de la mano con el IMSS, que lleva Mikel Arriola, en un proyecto para impulsar un modelo de riesgo compartido, donde las compañías cobren, no por la cantidad de medicamentos vendidos, sino por los resultados obtenidos. Sería un enorme paso que hablaría de buena voluntad tanto de la industria, como de las instituciones y de la cabeza coordinadora que es la Secretaría de Salud que lleva el doctor José Narro.