Según estudios, las personas sexualmente activas se enferman mucho menos, ya que el sistema inmunitario se ve reforzado por esta placentera actividad generando más anticuerpos que alguien que no tiene intimidad.
Fortalecer el sistema inmunitario, mejorar la salud cardiovascular, prevenir el cáncer de próstata y actuar como una terapia antiestrés son algunos de los beneficios de la intimidad, según aseveran diversos estudios.
Según el sitio muyinteresante.es, las personas sexualmente activas se enferman mucho menos, ya que el sistema inmunitario se ve reforzado por esta placentera actividad generando más anticuerpos que alguien que no tiene intimidad.
El cuerpo está así más protegido contra los virus, gérmenes y cualquier otro intruso. Una investigación de la Universidad de Wilkes en Pennsilvania (EE. UU.) demostró que mantener relaciones sexuales 1 o 2 veces por semana eleva los niveles de ciertos anticuerpos en comparación con los que lo hacen con menos frecuencia.
Muchos estudios han evidenciado la buena asociación entre el sexo y una presión arterial más baja; en concreto, la intimidad ayuda a reducir reducen la presión arterial sistólica, el valor máximo de la tensión cuando el corazón se contrae.
Tener intimidad con frecuencia provocará, por una parte, que sea cada vez mejor y también mejorará nuestra libido. Para las mujeres en concreto, las relaciones íntimas generan lubricación vaginal extra, un aumento del flujo sanguíneo y una mejora de la elasticidad.
Para los hombres, tener intimidad hace que estos tengan menos probabilidades de desarrollar cáncer de próstata. Según un estudio de la revista Journal of the American Medical Association, eyacular al menos 21 veces al mes protege contra el cáncer, por lo que la autosatisfacción también cuenta como aliado.
Por un lado, estar cerca de la pareja nos relaja, reduce nuestra ansiedad y por tanto el estrés. Abrazar, tocar y besar a la pareja hace sentir bien, ya que durante la intimidad se libera un químico cerebral que acelera el centro del placer y la recompensa del cerebro. Además, aumenta la autoestima y la felicidad, otra buena receta antiestrés.
La intimidad sí cuenta como ejercicio físico. De media, se queman unas cinco calorías por minuto, al utilizar varios músculos y acelerar el ritmo cardíaco, lo que nos hace estar más sanos.
El orgasmo es capaz de bloquear el dolor, según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva Jersey (EE.UU.), debido a que se libera una hormona que ayuda a elevar el umbral de dolor. El mismo estudio también resaltó que la estimulación vaginal sin orgasmo también bloqueaba en las mujeres el dolor de espalda, el menstrual, la artritis y el dolor de cabeza.
Después de un orgasmo, se libera la hormona prolactina, responsable de la somnolencia y la relajación. Es por este motivo por el que tras un encuentro sexual podemos quedarnos dormidos más rápidamente de lo normal.
Las relaciones sexuales no solo aumentan el ritmo cardíaco, sino que mantienen en equilibrio los niveles de estrógeno y testosterona. El desequilibrio de estas hormonas provoca, por ejemplo, osteoporosis. Cuanta más frecuencia haya en las relaciones sexuales, mejor. Varios estudios evidencian que la intimidad unas dos veces por semana reduce a la mitad las posibilidades de morir de una enfermedad del corazón.
Tener un suelo pélvico fuerte es importante para evitar la incontinencia urinaria, un problema que afecta a alrededor del 30% de las mujeres en algún momento de sus vidas. Practicar sexo puede ser un entrenamiento muy eficaz para los músculos de esta zona debido a que cuando las mujeres tienen un orgasmo se produce una contracción de los músculos del suelo pélvico, lo que fortalece esa zona.