Muchas personas creen que no tienen talento para su trabajo. De acuerdo con Pilar García Lombardía, consultora independiente, quienes sienten esto, puede que no estén bien asignados.
Por Foxize. El talento está, desgraciadamente, de moda. Y digo desgraciadamente porque eso significa que se ha creado una especie de nube tóxica alrededor de un concepto que, por otra parte, no es necesariamente complejo. En estas líneas propongo poner un poco de orden, solo lo necesario para poder definir una estrategia operativa y eficaz de desarrollo de eso que llamamos talento.
1- ¿Qué es el talento?
Propongo seguir la definición de la RAE: es la capacidad y disposición para el buen desempeño de un arte, oficio, función, etc.
2- La capacidad hace referencia tanto a los conocimientos (saber hacer algo) como a las competencias (poder hacer algo), mientras que la disposición se refiere a la actitud (querer hacer algo), que deriva en parte del temperamento. Tenemos entonces los tres elementos del talento: conocimientos, competencias y actitud (saber, poder y querer).
3- Pero además, la definición incluye el para que: el talento es siempre para algo. ¿Esto es importante? Importantísimo, porque entre otras cosas, nos permite afirmar que no existe el no-talento. Toda persona tiene capacidad y disposición para algo, la cuestión es descubrir para qué.
¿Qué ocurre cuando una persona está en un puesto o función para la que no tiene talento? Solemos afirmar que esa persona no tiene talento, así, en términos absolutos, cuando lo que ocurre en realidad es que no está bien asignada. Y esto nos lleva, inconscientemente, a imaginar un mundo en el que algunas personas caminan por la vida con la estrella del talento sobre su cabeza y otras, simplemente, son grises y carecen de talento. Una visión errónea, frustrante e ineficiente.
Ahora bien, ¿de quién es la responsabilidad? ¿Quién debe preocuparse por conocer su talento? No hay duda: cada uno de nosotros somos responsables de tomar las medidas adecuadas para conocer nuestro talento, sus características, y desarrollarlo hasta la excelencia, además de ponerlo en valor en aquellas funciones en las que más pueda brillar. No esperemos que ninguna empresa ni ningún jefe ni ningún coach lo haga por nosotros.
Los pasos a dar en este camino hacia la excelencia de tu propio talento son los siguientes:
1. Hacer un diagnóstico de tu talento, a través de alguna metodología rigurosa y probada, que utilice tu autoevaluación y también la valoración externa.
2. Establecer una estrategia de desarrollo y puesta en valor de tu talento a medio y largo plazo: dónde estás y dónde quieres llegar.
Diseñar los planes de mejora a corto plazo que te acercarán a esa meta definida en la estrategia.
3. Ponerse a trabajar duro para cambiar los hábitos que nos impiden avanzar por hábitos positivos que nos acercan al éxito.
4. Desmitifiquemos el talento: no es un don especial, no es la marca de los elegidos… No, es mucha voluntad, mucho afán de superación, mucha reflexión, mucha humildad y mucho trabajo duro. Pero no por ello es menos apasionante.
*Texto escrito por Pilar García Lombardía, consultora independiente, investigadora y formadora.