Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Desde hace rato que los elevados, crecientes e incontenibles costos de la atención médica vienen poniendo en aprietos a todo aquel que le toque financiarla. De las instituciones públicas de salud ya sabemos mucho de sus carencias y de cómo buscan opciones para reducir gasto, para comprar más barato o de cómo negocian intenso con sus proveedores.
Pues en el sector privado no es diferente y también es relevante, pues en México representa nada menos que la mitad del gasto en salud. Aparte, el número de hospitales privados en el país es 2,5 veces mayor que el de los públicos.
La industria aseguradora trae un serio problema de costos en su segmento de seguros médicos; anda con premura buscando eficiencias y áreas de oportunidad para mejorar los mecanismos de compra de medicamentos y sobre todo los pagos de servicios hospitalarios.
Pero por más que le buscan no han terminado de encontrar la forma para reducir esa curva ascendente en costos. Los directivos del sector, agremiados en la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), dirigida por Recaredo Arias, vienen evaluando las opciones desde hace años y hoy ya tienen claros algunos puntos.
Uno de ellos es la urgencia de una adecuada regulación al sistema hospitalario privado que debe llevar a superar las ineficiencias, las incompetencias, la carencia de estándares operativos y la absoluta falta de transparencia sobre su operación.
Y es que mucho hablamos de los problemas en los hospitales públicos, pero muy poco o más bien nada sabemos de lo que sucede con los hospitales privados porque no contamos con un solo indicador generalizado que permita comparar la calidad entre uno y otro. Cuando debería ser algo prioritario.
Un punto crucial para la industria aseguradora es impulsar un sistema de información clara que les permita saber cuánto pagan a cada hospital por cada intervención. Uno pensaría que esa información si la conocen al menos los proveedores de seguros médicos. Pues no. En este sentido están igual que cualquiera de los usuarios de hospitales, sin indicadores o parámetros para evaluar calidad.
Lo que sí se sabe es que hay una enorme concentración del mercado hospitalario: De los casi 3.000 establecimientos de atención hospitalaria existentes en México, apenas 100 concentran 60% de los ingresos de todo el sector de atención médica.
Y más aún, de lo que las aseguradoras pagan, únicamente 25 hospitales –sí, 25- representan la mitad de todo su costo hospitalario.
Parece que las autoridades del sector se han enfocado mucho más hacia dentro de sus propias instituciones proveedoras de servicios de salud –pues el Gobierno es proveedor y regulador- y mucho menos en su papel rector de los servicios privados que son igual de importantes. Lo que aflora es una fragmentación del sistema en ambos lados del sector.
Convención enfocada a economía de la salud
Una evidencia clara de que para la industria aseguradora la salud es relevante, y no sólo por lo que toca a los seguros médicos sino mucho más allá, es que su próxima Convención anual, a celebrarse el 8 y 9 de mayo próximos, tiene como tema central “El impacto de la salud en la economía.”
Abordarán precisamente los desafíos del sistema de salud mexicano y la colaboración público-privada. También, el impacto de la tecnología en la salud y la relación entre salud, competitividad y productividad. Los candidatos presidenciales están incluidos en el programa de esta convención; aún no confirman, pero nadie pensaría que van a desaprovechar un foro con tanta resonancia como el que reúne anualmente a la industria aseguradora...