Para celebrar los 500 años de la muerte del artista, sus 12 tapices vuelven a colgarse en la sala, tras siglos de ausencia.
Poner más obras maestras en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel para sumarlos a sus frescos en el techo y el muro del Juicio Final parece tan superfluo como agregar más diamantes a las joyas de la corona.
Pero el creador de esas obras maestras es Rafael, el contemporáneo y rival renacentista de Miguel Ángel, por lo que el Vaticano ha hecho una excepción para una breve estadía.
Por primera vez en siglos, los 12 tapices diseñados por Rafael fueron colgados en las paredes inferiores de la Capilla Sixtina como parte de las celebraciones que conmemoran los 500 años desde la muerte del artista.
“Fueron concebidos para este espacio y entonces pensamos que es la mejor manera de celebrar”, dijo Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos, a Reuters.
Los tapices, que fueron tejidos en Bruselas por el famoso estudio de Pieter van Aelst a partir de los bocetos de Rafael, representan escenas de los Hechos de los Apóstoles, como La lapidación de San Esteban y la Predicación de San Pablo en Atenas.
Durante la próxima semana, los tapices estarán de vuelta en la Capilla Sixtina, donde estuvieron entre el momento en que Miguel Ángel terminó de pintar el techo en 1512 y cuando comenzó la enorme pintura del Juicio Final detrás del altar principal en 1536.
Los 12 tapices, fabricados con seda, lana e hilos de oro y plata, han sido cuidadosamente restaurados por los conservacionistas en los últimos 10 años.
“Este lugar es de importancia universal, no sólo para las artes visuales sino para nuestra fe”, dijo Jatta, de pie en la Capilla Sixtina. “Así que realmente queremos compartir esta belleza con la gente, aunque sólo sea por una semana”, agregó.