Los trihalometanos son compuestos químicos que se generan durante el proceso de potabilización del agua.
La exposición a los trihalometanos (THM) del agua de consumo no se asocia a un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”.
La exposición a largo plazo a trihalometanos, compuestos que se generan después de desinfectar el agua con productos químicos, se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de vejiga, pero hasta ahora la evidencia en otros cánceres, incluido el de pecho, es muy limitada.
La investigación, publicada en la revista Environmental International, se propuso examinar si la exposición a largo plazo a los trihalometanos podía estar asociada con mayor riesgo de padecer cáncer de mama. El estudio se basó en 2.000 mujeres –la mitad con cáncer de pecho– de diferentes puntos de España (Asturias, Barcelona, Cantabria, Guipúzcoa, León, Madrid, Navarra y Valencia), en el marco del proyecto MCC-España.
Los autores del estudio realizaron entrevistas a las participantes para determinar factores como la residencia, el tipo de agua consumida, la frecuencia y la duración de las duchas o baños, o los principales factores de riesgo de cáncer de mama conocidos. Posteriormente, se estimaron los niveles residenciales medios de cloroformo, trihalometanos bromados y la suma de ambos durante la vida adulta.
Agua del grifo vs agua embotellada
Las conclusiones del trabajo indican que “el tipo de agua consumida en casa no se relaciona con el cáncer de mama”, explica Cristina Villanueva, coordinadora del estudio e investigadora de ISGlobal. Aproximadamente, el 75% de las personas estudiadas solían beber agua del grifo, mientras que el 21% bebía agua embotellada.
Por su parte, Laia Font-Ribera, primera autora de la investigación, destaca que “a niveles comunes en Europa, la exposición residencial a largo plazo a los THM totales no se relacionan con el cáncer de mama”. La investigación sí sugiere “una asociación moderada con el cloroformo en el caso de una exposición alta, aunque se precisan más análisis para entender esta relación”, concreta Font-Ribera.
“Este es un estudio epidemiológico que supera limitaciones metodológicas de trabajos previos, pero se necesitan más investigaciones para confirmar los resultados”, añade Villanueva.