Gran parte del estudio –que tuvo la colaboración de la asociación Convives con Espasticidad y Ramón Molinas Foundation– se centra en el análisis y tratamiento de las extremidades inferiores, como ejes fundamentales de movimiento.
Un estudio llevado a cabo por la Biomédica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid concluyó que el uso terapéutico de videojuegos puede ayudar a niños con parálisis cerebral severo.
El objetivo de la investigación era conocer cómo mejorar la funcionalidad de cabeza y tronco en niños con parálisis cerebral.
Gran parte del estudio –que tuvo la colaboración de la asociación Convives con Espasticidad y Ramón Molinas Foundation– se centra en el análisis y tratamiento de las extremidades inferiores, como ejes fundamentales de movimiento. Muchos de estos pacientes sufren el deterioro de extremidades superiores, como cuello tronco y cabeza, lo que los afecta en las actividades de su vida diaria.
A través del juego de la consola, el paciente debe mover su cabeza lo que ayudaría a mejorar el movimiento y la postura, o a evitar el deterioro. Los efectos se verían luego de un entrenamiento repetitivo.
En la misma línea, con esta investigación buscan probar si es posible aprovechar la motricidad residual de la columna cervical para aquellos que por problemas motores no pueden usar sus manos para interactuar con una computadora.
videojuego se utiliza en la interfaz Enlaza, desarrollada por el Consejo Nacional Español de Investigación en Ciencias (CSIC).
Sergio Lerma, investigador principal y miembro de Convives con Espasticidad, dijo a ABC que "el sensor permite interactuar con un juego, así los niños pueden hacer sus ejercicios mientras juegan y supone un estímulo importante que permite realizar la intervención fuera de ambientes clínicos, como en casa, colegio, con amigos".
Además, el experto indicó que los niños participantes se vieron muy motivados por utilizar los videojuegos y por poder controlarlos sencillamente. "Esta motivación ha demostrado ser un factor clave en los fenómenos de neuroplasticidad y en el aprendizaje de nuevos movimientos", dijo.
La investigación comenzó en enero de 2016 y hasta ahora participaron 31 niños y niñas de cuatro a 17 años con patologías neurológicas, la mayoría con parálisis cerebral. Los resultados se basan en 20 niños que completaron todas las sesiones de entrenamiento y cumplieron con los criterios del estudio.
Al terminar el proceso, las escalas de medición del control del niño sobre el movimiento de la cabeza, como los valores relativos al uso de juego –puntuación, velocidad de participación y ayuda requerida– mejoraron notoriamente. "Es importante tener en cuenta que los participantes fueron niños con una importante afectación motora, por lo que obtener beneficios en tan sólo 20 sesiones es algo muy relevante desde el punto de vista clínico", aseguró.
De todas formas, Lerma dijo que "pese a lo esperanzador de los resultados, es necesario realizar una investigación incluyendo más niños y empleando juegos con diseños más atractivos".