"Mad Men" afronta su séptima y última temporada en la pequeña pantalla como una de las series más exitosas de la historia, en la que Jon Hamm se prepara para decir adiós a Don Draper, el personaje que le dio la fama y el éxito: "No tengo proyectos, ni sé que me deparará el futuro, pero hay todo un mundo nuevo fuera.
Desligar a Jon Hamm de la imagen de Don Draper es imposible. Casi una década de brillantes campañas publicitarias, pelo engominado, traje impoluto y elegantes bocanadas de humo le han hecho inseparable del personaje que le dio fama y al que ahora se preparada para decir adiós con la última temporada de "Mad Men".
"No siento presión por superar a Don Draper. Actuar no es una competición", sentencia un actor que ha obtenido la fama mundial gracias a un personaje oscuro, de personalidad autodestructiva, pero también dotado de una imagen magnética y atractiva que ha conquistado a un público fiel.
EL ALMA DE "MAD MEN"
Es complejo enumerar las mil y una caras de Don Draper. Brillante publicista, nefasto padre, marido mujeriego, a veces excelente jefe, en otras ocasiones el peor, su carácter sufre numerosos altibajos a lo largo de las seis temporadas: "Muchas veces es odioso, pero trato de humanizarlo, porque entiendo que todos podemos ser de algún modo detestables a nuestra manera", indica Hamm. Entonces, ¿dónde reside la fascinación del público por este personaje? "El público conecta con Don, porque entiende perfectamente esa sensación de insatisfacción personal y desafecto profesional", explica.
Razón no le falta. A pesar de la oscuridad de Don Draper, durante estos seis años Hamm (Misouri, 1971) ha recolectado una gran masa de "madmenadictos", que han acompañado fielmente al reparto coral de esta serie ambientada en los sesenta y los cincuenta. "Don Draper recorre un camino muy áspero en su vida, en su profesión y en su existencia, y eso es muy duro", esgrime sobre la compleja personalidad de su personaje.
LA ÉPOCA DORADA DE LA TELEVISIÓN
"Los Soprano", a finales de los noventa, auguraron una magnífica y prolífica época dorada para la pequeña pantalla que "Mad Men" vino a confirmar casi una década después con una trama a primera vista sencilla: el día a día de una agencia de publicidad en los sesenta. "Ya no es ningún estigma trabajar en televisión, y creo que la calidad de muchas series, como 'Mad Men', han ayudado a llegar a este momento", explica. Con una humildad inusitada para el mundo de Hollywood, Hamm atribuye el éxito de la serie y de su carrera como actor a Matthew Weiner, creador de la misma: "Debo el 100 por 100 del éxito de mi carrera a este tipo y lo reconozco. Solo soy un tonto con suerte y espero continuar con tanta suerte", añade.
Con tintes de drama costumbrista, Weiner ha conseguido atrapar al espectador con un reparto coral bañado en "glamour vintage", donde Draper maneja el timón de un gran número de personajes, desde el patético Pete Campbell hasta Joan Holloway y su sinuosa silueta, pasando por la reveladora Peggy Olson o el cínico Roger Sterling.
"BYE BYE, DON"
"No tengo nada en proyecto, solo tengo la certeza de que voy a estar en el paro muy pronto. No sé lo que me depara el futuro, pero sí que hay un mundo nuevo esperándome", señala con optimismo el actor estadounidense, que se ha labrado una sólida fama como cómico en sus intervenciones en "Saturday Night Live" y "30 Rock". Todavía queda mucho para la despedida final, pero "Mad Men" ha optado por un cierre al estilo de "Breaking Bad" y ha dividido la última temporada en dos partes, con el objetivo de exprimir el éxito hasta el final, por lo que el último capítulo verá la luz en 2015.
Aunque Hamm se resiste a desvelar cualquier detalle, el cartel de la nueva temporada con un psicodélico y colorido fondo avanza con vistas a 1969, un año convulso con la Guerra de Vietnam, la doctrina Nixon, Woodstock y el auge de la batalla por los derechos civiles en Estados Unidos.
También están las constantes referencias a la muerte de la sexta temporada, que parecen augurar un final trágico para alguno de los personajes; sin olvidar el perturbador detalle de la segunda mujer de Don, Megan Calvet, que aparece en una de las escenas de la sexta temporada con la camiseta que hizo famosa a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski asesinada a manos de seguidores de Charles Manson.
"'Mad Men' ha sido una montaña rusa emocional. He conocido a mucha gente que ahora es mi amiga, he tenido muchas experiencias maravillosas (..) Todas estas cosas que, cuando empiezas tu carrera, crees que nunca te pasarán", señala el actor, que está convencido de que habrá lágrimas cuando acabe el rodaje del último capítulo.
"La serie termina, porque todas las cosas buenas acaban; no quiero estar en una serie que se quema por no tener fin. Producciones como '30 Rock' o 'Breaking Bad' han terminado, y su tercer acto ha sido bueno: espero que el nuestro también", concluye.