Los obstáculos que enfrenta la cantante a los 56 años.
A lo largo de sus tres décadas de carrera, Madonna ha respondido a una serie de epítetos: reina del pop, cantautora, sex symbol, actriz y empresaria. Sin embargo, "rebelde" siempre parece ser el que le queda mejor, o al menos, es el que la hace sentir más a gusto a ella.
Su afinidad por innovar tuvo su puntapié en 1983, cuando la entonces Madonna Louise Ciccone decidió abandonar su segundo nombre y apellido, y lanzar su álbum debut, el homónimo Madonna. Con una mezcla entre el género disco y la vanguardia de sintetizadores, cajas de ritmos y bajos eléctricos, la italodescendiente encendió la pólvora y catapultó el single "Holiday" al número 16 del Hot 100 de Billboard.
Rompiendo el molde
Desde entonces, la artista se ha empeñado en dar de qué hablar y en ofrecerle al público un nuevo disco (con una nueva faceta) cada un máximo de cuatro años.
Primero criticada por el sencillo "Like a virgin" (1984), por promover relaciones sexuales extramaritales, la "chica mala del pop" sorprendió con la iconografía católica de "Like a prayer" (1989).
Los mayores escándalos vinieron poco después, con el libro "Sex" (1992), un compilado de imágenes sexualmente explícitas y provocativas. Sin embargo, luego de conmover con su interpretación en la película musical "Evita" (1996), Madonna bajó el tono de su rebeldía y pasó a reflejar su recién descubierta espiritualidad en el disco "Ray of Light" (1998).
Inquieta, como siempre, volvió a provocar en 2003 al besar a sus contendientes más jóvenes, Britney Spears y Christina Aguilera, durante una performance en los MTV Video Music Awards.
Una incursión en la literatura infantil y en el mundo de la moda le permitieron cerrar una década en la que, aunque contradictoria, aún la tenía como la indiscutida reina.
La sed de reinvención
A un mes de cumplir los 57 años, Madonna se ve forzada a lidiar con el paso de los años en un género musical que sigue siendo, por quintaesencia, dominio de los más jóvenes.
Con la piel tensada y los músculos tonificados, la artista comparte hasta el hartazgo viejas fotografías en las redes sociales y publica mensajes para quienes la critican por intentar mantenerse relevante a toda costa.
Incluso en el nombre de su último disco, "Rebel Heart", y en el de su más reciente single, "Bitch I'm Madonna", la artista busca refrescar la memoria del público: ella es la precursora de todas las que hoy brillan. No obstante, que siga innovando es un tema aparte.
Con un vestido animal print, una chaqueta rosada y dientes dorados, el video de "Bitch I'm Madonna" la retrata recorriendo los pasillos de un hotel neoyorkino y queriendo shockear con versos y actitudes que, lejos de sorprender, son moneda corriente en la industria.
Lo mismo sucede con el rapeo de Nicki Minaj durante la canción. Madonna incluso copia un recurso explotado hace poco por la nueva princesa del pop, Taylor Swift, que congregó a amigas famosas a prestar sus rostros para el clip de "Bad Blood".
Más allá de las voces que critican su rebeldía forzada y demodé, la estrategia de Madonna funcionó. Tras su estreno, "Bitch I'm Madonna" ingresó a la lista de los Hot 100 de Billboard (los dos anteriores singles de "Rebel Heart" no lo habían conseguido) y su video ya supera las 40 millones de vistas.
Así volvió a consagrarse como una artista madura vigente que, no obstante, se niega a madurar.
Últimos Intentos fallidos
Coachella. Intentando replicar el escándalo de los MTV Video Music Awards, Madonna besó a Drake durante el Coachella de este año. No obstante, el cantante de R&B arruinó la jugada al mostrarse asqueado por el beso francés.
Brit Awards. Cuando subía al podio de una elaborada escenografía en los Brit Awards de este año, un bailarín tiró de su capa y la hizo caer con torpeza por los escalones.