Formar líderes capaces de impulsar y administrar oportunidades de innovación, que aporten ventajas competitivas tecnológicas para la organización, son los principales objetivos de estos programas cada vez más comunes en las escuelas de negocios latinoamericanas.
La mejor opción para lanzar un emprendimiento exitoso o consolidar uno ya existente es la innovación. Además de estrechar la relación entre empresa y cliente, ahorrar costos, optimizar los recursos, permitir nuevos argumentos de ventas y mejorar la imagen de las empresas presentándolas como activas y modernas, la innovación es un elemento clave para avanzar hacia el desarrollo empresarial.
Conocedoras de la importancia de este fenómeno, las escuelas de negocios de América Latina comenzaron a dictar maestrías especializadas en esta materia, a fin de enfrentar un desafío aún pendiente en la región: contar con profesionales capacitados para gestionar y fomentar los procesos innovadores.
Entregar conceptos y herramientas prácticas, orientadas a motivar la conducta emprendedora y aplicarla a la creación de empresas con un alto grado de innovación en productos y servicios, son algunos de los objetivos de estos programas que desde hace unos años, han ganado popularidad en las instituciones de posgrado. La mayoría de éstos destaca por formar a los participantes en temas como el Marketing, las Finanzas, la Gestión Estratégica, el Patentamiento, las Tecnologías Emergentes y el Desarrollo de Productos y Servicios, pero todos enfocados hacia la innovación.
Un ejemplo de ello es la Maestría en Innovación para el Desarrollo Empresarial, que dicta el Tecnológico de Monterrey, y que busca formar líderes innovadores con visión empresarial, "que deseen fungir como agentes de cambio y así innovar dentro de organizaciones de diverso giro en áreas como ingeniería y administración", explica Jorge Ramírez, director del programa. "Los líderes graduados de esta maestría son capaces de identificar, impulsar y administrar oportunidades de innovación que aporten una ventaja competitiva de base tecnológica y generen valor para la organización", agrega Ramírez. La malla curricular del programa cuenta con materias como Modelos Mentales y Metodologías de Innovación, Procesos y Técnicas para la Innovación, Impacto Financiero de la Innovación en la Empresa, Administración y Evaluación de Proyectos de Innovación, y Cultura y Administración de la Innovación en las Empresas, entre otras.
La Universidad Federico Santa María es otra de las escuelas latinoamericanas que tiene entre sus programas uno dedicado exclusivamente a esta área. Aldo Araneda Zanzi, director del Magíster en Innovación Tecnológica y Emprendimiento de la casa de estudios chilena, explica que ésta entrega una formación "integral y actualizada en el área del Emprendimiento y la Gestión de la Innovación Tecnológica, determinando una estructura de desarrollo que permite aplicar los conocimientos y herramientas aprendidas de manera inmediata al interior de la empresa".
Por su parte, la escuela de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez también cuenta entre sus programas con un Master en Innovación, diseñado para desarrollar conocimientos y destrezas en la creación y gestión de innovaciones. Carlos Osorio, director académico del programa, destaca que "nuestra experiencia nos ha permitido que personas comunes desarrollen innovaciones fuera de lo común. Hemos comprobado con éxito, dentro y fuera de la sala de clases, cómo facilitar este proceso, y hemos visto cómo alumnos han sido capaces de innovar en una gran variedad de sectores". El experto añade que realizar un programa como este supone "aprender, independiente del área, cómo desarrollar nuevos productos, servicios y modelos de negocio que generen valor para el mercado y retornos para el innovador".
Pero la innovación tiene además una gran importancia para el desarrollo y crecimiento de las economías emergentes. En países como Chile y México, que cada vez invierten más en esta materia, el fenómeno ha impactado sus políticas sociales y realidades tecnológicas. Por ello, además de las escuelas de negocios, organizaciones gubernamentales como la chilena CORFO, también apoyan la creación de valor en las empresas a través de la innovación, ya sea mediante la transformación de ideas o conocimientos en productos nuevos o mejorados, o en los métodos de comercialización de rápida y mediana implementación. Además, entregan subsidios para apoyar el diseño de plataformas de negocio para la innovación, que permitan a las empresas posicionarse en mercados internacionales. Todos, factores que indican el compromiso del país por su propio desarrollo, pero además su intención por ser más eficiente y competitivo.
Innovación y diseño. La innovación y el diseño son conceptos que también se han ido acuñando paulatinamente en las escuelas de negocios no sólo de la región. De hecho, ambas áreas están siendo abordadas desde diferentes enfoques, como ocurre en la Fundación Universitaria Iberoamericana (Funiber), con sede en España. La institución mantiene el convencimiento de que el término innovación guarda una directa relación con el de diseño. Así, entienden que la responsabilidad del diseño está justamente en innovar, y en hacer un aporte total o parcial de soluciones originales.
El Máster en Desarrollo de Proyectos de Innovación y Producto a distancia, que dicta Funiber, se diferencia de otros porque propone una formación completa en las tres disciplinas del área de proyectos -diseño, gestión y dirección-, en forma paralela y de manera teórica y práctica, referenciada en exclusividad a dos conceptos ya establecidos en las áreas de management -innovación y producto-, y a un tercero de actual desarrollo en las áreas directivas: el diseño y su rentabilidad. Es importante destacar además, el reconocido crecimiento de las áreas y prácticas creativas en los estándares universales de gerencia, estableciendo un equilibrio entre planificar (anticiparse) y diseñar (dar soluciones creativas de manea inmediata).
En cualquier caso, la innovación es un tema de actualidad y para emprender hoy en día, hay que tener en cuenta las nuevas técnicas y llevar a cabo procesos innovadores para saber competir en el mercado. Las casas de estudio de América Latina ya se han puesto manos a la obra, fomentando el espíritu innovador por doquier y alentando a empresarios a invertir en esta materia, promoviendo así el crecimiento de la región.