La vida en plenitud abarca también la rutina laboral diaria y eso sólo es posible cuando logramos vivir esta faceta de forma consciente y auténtica, con pertenencia, propósito y optimismo, y por qué no, también con una dosis de humor.
¿A qué se refiere el término “bienestar”? Se trata de “estar bien con nosotros mismos, es decir, estar bien en todos los aspectos necesarios de un individuo. El bienestar se vive a lo largo de la vida cotidiana en la salud mental, física y psicosocial”. ¿Es posible alcanzar este estado a nivel personal? Por supuesto que sí. De hecho, debería estar presente de forma cotidiana en la vida.
La desconexión de la vida cotidiana a través de tomar vacaciones, tener clases de meditación o yoga o escapar de la realidad a través de los sueños, por supuesto que es importante, pero si no somos capaces de vivir con plenitud nuestra vida en todos los momentos, entonces no hemos alcanzado el bienestar y sólo lo encontramos cuando estamos fuera de la rutina.
Además, si la plenitud no contempla tu rutina de trabajo, entonces tu vida laboral es parecida a la de Sisifo, quien vivía en una “agonía eterna, porque su castigo consistía en subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada. Y cuando estaba a punto de llegar a la cima, la gran roca caía hacia el valle para que él nuevamente volviera a subirla”. Bajo este panorama, puede ser que todos los días vivas en una tormentosa cotidianeidad y que nada te haga feliz.
Ante este contexto, la gran pregunta que surge es ¿cómo puedo vivir con plenitud mi rutina laboral? A continuación, seis claves a considerar para hacer de esta faceta de la vida un proceso absolutamente placentero:
1. Consciencia de lo que hacemos
Es verdad que muchas veces vivimos en una constante fuga de la realidad presente. Este concepto se conoce como rumia mental y hace que pensemos constantemente en situaciones pasadas o futuras que nos inquietan tan solo de pensarlas, aun no siendo realidad.
Vive en el presente, disfruta de tus actividades, siente lo que haces en cada paso, identifica el valor de lo que haces; qué te aporta a ti y a otros. No vivas en supuestos imaginarios o situaciones catastróficas que tal vez nunca se lleguen a presentar en tu vida. El ser humano sufre a tanto nivel físico como cognitivo, porque imaginando algo es capaz de sentir miedo, temor o tristeza, aunque ese evento nunca se presente en la realidad.
Deja de imaginar que la felicidad la encontrarás hasta que cambies de empleo, compres algo o vivas otra realidad. La felicidad está en el camino de transitar en el presente, lo que vives hoy. Valora cada momento, porque ese momento nunca se repetirá.
2. El valor de la autenticidad
Autenticidad es saber que nosotros somos una pieza clave y de valor para la organización de donde trabajamos. Como dice Martín Seligman, “la auténtica felicidad nace de cultivar tus fortalezas y utilizarlas en tu trabajo”.
Es por eso que debes de tener muy claro cuáles son aquellas competencias que te hacen auténtico, aquellas que te hacen un máster en lo que realizas y que además puedes seguir desarrollando. No luches contra nadie, el compararte sólo hace ver tus debilidades más profundas, cuando en realidad tú también tienes mucho que aportar. Si te miras con mayor valoración puede que te sorprendas de las cosas que te pueden destacar, sólo es cuestión de tener claro cuál es tu diferenciador.
Realiza una lista de las fortalezas que tienes en tu vida y cómo estás contribuyen en tu trabajo. Si lo que actualmente haces no te llena, escribe qué es lo que quieres y realiza un plan de cómo lo alcanzarías y qué tendrías que hacer ya para lograrlo.
3. El sentido de pertenencia
Ya lo dijo con anterioridad Maslow, el sentirnos parte de un grupo o de una tribu es fundamental; Lo social nos viene por naturaleza, pues “somos seres sociales”. Desde la antigüedad vivíamos en tribus buscando de primera instancia la supervivencia, ahora buscamos pertenecer para compartir creencias y valores que nos dan identidad y que nos mantienen en un estado afectivo que se traduce en intercambios equilibrados con otros. Un estudio realizado en Dinamarca por el Instituto de Investigación de la Felicidad de Copenhague refiere que pertenecer a una comunidad y tener una familia son de los elementos más importantes del bienestar.
Las empresas con alto sentido de pertenencia están basadas en una cultura donde se comparten las creencias, los valores, las perspectivas, los intereses y las percepciones de lo que sucede al interior de ésta. Además, está relacionada de forma íntima con lo que viven los colaboradores en ella. Por esta razón es fundamental trabajar en generar experiencias compartidas para que los colaboradores sientan como suya la empresa y que es parte de su círculo cercano de confianza.
4. La claridad del propósito
“Hay dos días muy importantes en la vida de toda persona: el día en que nacemos y el día que descubrimos para qué hemos nacido”. El propósito es la claridad que puede tener un individuo sobre lo que desea y ha logrado alcanzar, y además vive en su presente y lo disfruta.
Tener clara la respuesta al por qué, es dar certidumbre y rumbo a nuestras acciones. Esa visión nos permite alcanzar una meta tras otra y sentirnos productivos y valorados.
5. El optimismo genuino
El optimismo es resultado de las emociones y sentimientos que se generan como resultado de la percepción de la vida. Ser optimistas permite vislumbrar un futuro favorable en donde se ha alcanzado aquello que se requiere para satisfacer las necesidades más importantes del individuo, es como una quimera que buscamos constantemente.
En este aspecto es muy importante rescatar una de los elementos mencionados al principio del artículo: vivir el presente. Ser optimistas sobre el futuro es el resultado de vivir con plenitud el presente.
6. Lo saludable del humor
Reír y sonreír son de los elementos más importantes de la vida. Hacer amena la relación entre compañeros es parte de la sal y la pimienta. Divertirse en el trabajo está permitido y es además necesario, ya que la rutina puede ser un elemento que acabe con la motivación de los colaboradores.
Tener minutos para convivir con los compañeros puede hacer muy amena la rutina diaria. Éste es un elemento poco valorado, pero fundamental en el desarrollo social de las personas.
Te animo a revisar cada uno de estos puntos en tu rutina diaria y trazar un plan para hacer un cambio en tu bienestar del día a día.
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