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Lo que las comedias románticas pueden enseñarnos sobre la comunicación
Miércoles, Noviembre 27, 2024 - 17:15
Foto Pixabay

Desde perdonar las metidas de pata verbales, hasta intentar acercamientos arriesgados, estas películas nos ofrecen enseñanzas transferibles al entorno laboral.

Para bien o para mal, mucha gente aprende sobre las relaciones amorosas a través del cine y, concretamente, de las comedias románticas, un género del que se puede decir que se remonta a Shakespeare. En estas comedias, especialmente las más populares de las últimas décadas, la pareja protagonista suele enfrentarse a un obstáculo que los mantiene separados hasta el final. A menudo, el problema radica en la comunicación: un malentendido, un comentario que hiere sin querer o una fachada defensiva que les impide confesar sus verdaderos sentimientos y vivir felices para siempre.

Aunque muchas tramas de comedia romántica rebasan los límites de lo verosímil, los personajes y las situaciones que estos viven ofrecen valiosas enseñanzas sobre la comunicación que pueden aplicarse a muchos aspectos de la vida, entre ellos al ámbito profesional. Eli J. Finkel, catedrático de Gestión y Organizaciones de la Kellogg School of Management, explora la ciencia de las relaciones humanas a través del prisma de las comedias románticas en su nuevo pódcast, Love Factually. Este pódcast está copresentado con Paul Eastwick, catedrático de Psicología de UC Davis.

Finkel describe cómo las comedias románticas nos pueden enseñar a comunicarnos mejor en el trabajo y en la vida.

Cómo iniciamos comunicaciones arriesgadas

En las comedias románticas de los años ochenta y noventa, los protagonistas masculinos a menudo asumen enormes riesgos para conquistar el amor de la mujer que admiran, a veces incluso después de que ella ha dejado bien clara su falta de interés. En las películas, estas apuestas dan buen resultado. Recordemos a Heath Ledger canturreándole a Julia Stiles mientras que esta jugaba al fútbol en 10 Things I Hate About You (1999), o el personaje de John Cusack, Lloyd Dobler, plantado bajo la ventana del cuarto de Ione Skye con un radiocasete que toca a todo volumen la canción especial de la pareja en Say Anything (1989).

Sin embargo, Finkel argumenta que las comedias románticas "se equivocan al ensalzar siempre la osadía y la búsqueda del riesgo, y nunca la prudencia necesaria para decir: 'No quiero ser molesto'". Es decir, también es importante preguntarse: ¿a qué punto nos estamos pasando de la raya? ¿Si al principio nos rechazan, debemos seguir insistiendo? Después de todo, llega un momento en que el efecto de un gesto lo suficientemente teatral puede resultar escalofriante.

Según Finkel, hay que hacerse las mismas preguntas en el lugar de trabajo. A su juicio, los estudiosos de la gestión todavía no han investigado de manera adecuada la estrategia óptima para asumir riesgos sociales.

“Un aspecto que me parece particularmente interesante de la manera en que manejamos las relaciones con los demás en general, y en el lugar de trabajo en particular, —dice Finkel— es cómo gestionamos la tensión entre correr el riesgo de intentar acercamientos que podrían ser mal recibidos (no hablo de insinuaciones sexuales, sino de intentos de colaboración, de ser amistosos, ese tipo de cosas) y evitar emprender esa clase de acercamientos, lo que necesariamente implica perder oportunidades de relacionarse”.

El desafío va más allá del dormitorio y la sala de juntas.

No creo que, como sociedad, hayamos asumido seriamente el hecho de que no existe una solución perfecta para esto, afirma Finkel. "Decimos a la gente que sea audaz y que corra riesgos e intente entablar amistades e iniciar colaboraciones, con plena consciencia de que, si hacemos eso todo el tiempo, algunos de esos esfuerzos no van a ser bien recibidos".

Cómo afrontamos los desacuerdos

Dentro de la categoría de "lo que no debe hacerse", las comedias románticas suelen mostrar ejemplos de malos hábitos de comunicación. (Y, a diferencia de las tentativas de acercamiento arriesgadas, estos hábitos sí resultan problemáticos para los protagonistas).

Por ejemplo, en Eternal Sunshine of the Spotless Mind, la película de ciencia ficción de 2004 sobre una pareja que borra sus recuerdos del otro tras su separación, observamos varias formas improductivas de afrontar conflictos. La pareja de la película, Clementine (Kate Winslet) y Joel (Jim Carrey), a menudo ejemplifica lo que el psicólogo de relaciones John Gottman describe como "los cuatro jinetes" del apocalipsis de las relaciones: la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y las evasivas.

"La crítica es cuando no solo estás expresando una objeción a lo que alguien hizo, sino que lo atribuyes a un defecto en su carácter", dice Finkel. "El desprecio se da cuando creemos que somos mejores que la otra persona", lo cual lleva a una forma de comunicación sarcástica o condescendiente.

Adoptar una actitud defensiva implica no estar dispuesto ni siquiera a escuchar las críticas o quejas del otro, mientras que la actitud evasiva se produce cuando alguien se retrae física o mentalmente y es incapaz de sostener un debate productivo.

Aunque todos estos enfoques son sumamente destructivos a la hora de manejar los conflictos —dice—, el modelo opuesto, que es la comunicación abierta, franca y no a la defensiva, desgraciadamente se traduce en pésimas comedias románticas.

Afortunadamente, las comedias románticas han evolucionado hacia un tratamiento más complejo de la comunicación. Challengers (2024), la historia del triángulo amoroso del tenis, explora cómo la dinámica de poder en las relaciones de pareja determina el comportamiento de las personas y la manera en que eso puede facilitar u obstaculizar su autorrealización.

"Creo que las inseguridades de la gente se abordan de una manera mucho más interesante y rica desde el punto de vista psicológico en las comedias románticas más recientes", dice Finkel; una dinámica que augura más enseñanzas sobre la comunicación en el futuro.

Cómo la confianza y la vulnerabilidad conducen a la relación

Los protagonistas de las comedias románticas a menudo adoptan una fachada para no parecer vulnerables, lo que les impide establecer una relación seria. Considérese el personaje de Kat, interpretado por Stiles, en 10 Things I Hate About You. Durante la mayor parte de la película, Kat se muestra irascible e indiferente al afecto, pero al final descubrimos que su actitud es una manera de protegerse contra el rechazo o la traición.

"En muchas comedias románticas, las personas son algo reticentes a expresar lo interesadas que están”, dice Finkel. Ahora bien, tanto en las relaciones amorosas como en las profesionales, "si queremos establecer una relación fuerte y valiosa con alguien es indispensable hacernos vulnerables a esa persona". En un contexto profesional, eso puede asemejarse a la vulnerabilidad emocional, o puede ser la confianza que depositamos en que un colega cumpla con la parte que le corresponde de un proyecto.

La vulnerabilidad y la confianza entrañan riesgos. "Si tú y yo vamos a colaborar en un proyecto, tengo que confiar en que vas a terminar tu parte a tiempo y que será de alta calidad. Y si confío en que lo harás y me equivoco, esto tendrá verdaderos costos para mí", explica. "Si la otra persona nos trata mal, de alguna manera nos explota o no entrega un producto de alta calidad, estamos fritos, ¿no?"

Pero ¿cuáles son las alternativas? La otra opción es cerrarnos en banda o expresar nuestra desconfianza microgestionando. “Todos nosotros, en nuestras relaciones, nos enfrentamos siempre a la disyuntiva de entregarnos totalmente y decir 'Esta es una relación de la que me voy a permitir depender de distintas formas' frente a ‘Voy a asegurarme de quedar a salvo y de que esta persona no pueda explotarme ni decepcionarme de ninguna manera’", afirma.

Sopesar cuidadosamente las ventajas y desventajas de alcanzar este equilibrio (y no ser demasiado averso al riesgo) es tan clave para el éxito profesional como para el romántico.

Todos somos proclives a cometer errores de comunicación

Todos metemos la pata en ocasiones, y a veces estos errores hieren a otras personas. Pensemos en la película La La Land, en la que Sebastian, interpretado por Ryan Gosling, llega tarde a la obra de teatro unipersonal de su novia Mia (Emma Stone) debido un error de horarios.

"En la medida en que a Mia le importa la relación", dice Finkel, "se enfrenta a un dilema sobre cómo reaccionar: ¿Hace valer su agravio, totalmente legítimo, o abre su corazón al perdón y la comprensión?"

Finkel reconoce el costo de optar por el perdón cuando hemos sido heridos; no obstante, es lo que recomienda como estrategia predeterminada. Esto es particularmente importante como reacción a las meteduras de pata verbales en entornos profesionales, ya que las organizaciones necesitan que haya cooperación y buena fe en equipos de personas, quizás de orígenes diversos, que aportan distintas perspectivas a una situación. Debemos recordar que a veces nosotros también nos equivocamos.

“Cuando abrimos la boca para expresar nuestras ideas y sentimientos, no siempre los formulamos a la perfección. Y luego está la distancia que hay entre mi boca y tus oídos, que da lugar a que mi mensaje tal vez no haya llegado a ellos como yo quería”, dice. "Dados todos esos niveles de incertidumbre, la organización y la relación se beneficiarán solo en la medida en que confiemos en la buena fe de los demás. Y cuando nos sintamos disgustados u ofendidos por una persona, démosle la oportunidad de exponer lo que ha dicho con más claridad".

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Autores

Kellogg Insight