Un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III ha demostrado que la adherencia a las terapias recomendadas se asocia con una menor probabilidad de sufrir una segunda crisis cardiovascular y con un mayor ahorro de costes sanitarios.
SINC. Los resultados de un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) han demostrado que la adherencia al tratamiento farmacológico reduce los riesgos de que se produzcan nuevas crisis cardiovasculares en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio o que padecen enfermedad aterosclerótica.
El trabajo, publicado en la revista The Journal of the American College of Cardiology, se presentará en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra del 27 al 31 de agosto en Roma.
Las estadísticas más recientes muestran que la enfermedad cardiovascular con patología aterosclerótica establecida (es decir, enfermedad coronaria, cerebrovascular y arteriopatía periférica) es la primera causa de muerte en EE.UU. En España es causa de 124.000 muertes anuales. Sin embargo, casi la mitad de estos pacientes no se adhiere al tratamiento prescrito a los dos años de haber sufrido el evento cardiovascular inicial.
"Uno de los mayores retos de los cardiólogos con los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular es la adherencia a la medicación", afirma. Valentín Fuster, director general del CNIC e investigador principal del estudio MINERVA.
Según Fuster, los pacientes son más estrictos con el seguimiento de los tratamientos farmacológicos inmediatamente después de haber sufrido un accidente cardiovascular, como un ataque al corazón; sin embargo, a medida que transcurre el tiempo y por causas como el coste de los medicamentos o debido al número de pastillas que deben tomar diariamente, la adherencia a los regímenes es menor.
Reducción de costes
"Los resultados que hemos obtenido y que han sido analizados por Aetna, la cuarta mayor aseguradora de salud de Estados Unidos son una demostración de que el sencillo acto de tomar la medicación de forma rigurosa podría reducir significativamente los eventos secundarios de los pacientes, algo que además podría mejorar la situación del paciente y reducir los costes asociados al tratamiento", subraya.
En el trabajo, el grupo de pacientes que habían sufrido un infarto (que incluyó a más de 4.000) sólo el 43% fue totalmente adherente al tratamiento, mientras que el 31% se clasificó como parcialmente adherente y el 26% no adherente. Los resultados demostraron que para obtener un beneficio clínico que se traduzca en menores eventos cardiovasculares, los pacientes deben presentar niveles de adherencia por encima del 80% (los denominados totalmente adherentes).
En el estudio, dichos pacientes presentaron una disminución del riesgo del 19% basado en sus niveles de adherencia terapéutica. Además, la plena adherencia se asoció a una reducción en el coste directo derivado de hospitalizaciones.