En marzo surgió la propuesta de desarrollar tres prototipos de ventiladores mecánicos por las universidades de Antioquia y EIA, así como Industrias Médicas Sampedro.
Los ventiladores mecánicos son dispositivos terapéuticos fundamentales para hacerle frente a la pandemia por el SARS-CoV-2, especialmente para la atención de pacientes graves, dado que el virus genera en algunas personas una infección con complicaciones respiratorias agudas. Como los alvéolos pulmonares se obstruyen, estas máquinas generan una presión positiva constante que los mantiene abiertos.
Esto da pistas del impacto social que tiene la donación de 106 ventiladores mecánicos GIBIC Neuma V1.0, a clínicas y hospitales principalmente de Medellín, luego del trabajo maratónico del Grupo de Investigación en Bioinstrumentación e Ingeniería Clínica de la Universidad de Antioquia —Gibic—.
El punto de partida, tras los primeros casos del COVID-19 en el país, fue integrar la alianza InnspiraMED, que ha sido coordinada por Ruta N y conformada por la Universidad de Antioquia, Industrias Médicas Sampedro y la Universidad EIA. Su misión era que ningún colombiano muriera por la falta de un ventilador mecánico en una unidad de cuidados intensivos.
A esta iniciativa se unieron empresas, clínicas y hospitales, y otras universidades. Allí, aparecieron con sus capacidades entidades como Auteco, Haceb, Postobón, la Clínica de Las Américas, el Hospital San Vicente Fundación, la Clínica Bolivariana y la Universidad de Los Andes.
Dicha alianza logró la creación de tres prototipos de ventiladores mecánicos que cumplieron con todos los ensayos preclínicos y que en este momento se encuentran en la fase final de las pruebas con pacientes. Por ahora, se han realizado 14 pruebas exitosas con humanos, 5 con el dispositivo de la Universidad de Antioquia, 5 con el de la Universidad EIA y 4 con el de Industrias Médicas Sampedro, que requiere una evaluación más de acuerdo con los requerimientos del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos —Invima—.
Sin embargo, como los ventiladores desarrollados por la Universidad de Antioquia y la Universidad EIA —producidos por las empresas Auteco y Haceb, respectivamente— ya cumplieron con todos los requisitos de la fase 1, pueden ser usados en los centros hospitalarios. Esto, siempre y cuando se agoten las posibilidades con las máquinas comerciales y exista un consentimiento del paciente o sus familiares, según la Circular Externa 031 de 2020, emitida por el Ministerio de Salud.
Estas dos condiciones se mantendrán hasta que el Invima dé el permiso para la operación comercial de los tres dispositivos, porque fue un proyecto presentado en conjunto por la alianza InnspiraMED. Así lo advirtió el profesor Alher Mauricio Hernández, líder del Gibic, quien añadió que cuando se completen las pruebas clínicas por parte de Industrias Médicas Sampedro y se reciba el visto bueno para adelantar la fase 2 del proyecto, «en un contexto como el actual, los tres prototipos entrarán a competir con los ventiladores comerciales».
Desde antes de la pandemia el Grupo de Investigación en Bioinstrumentación e Ingeniería Clínica —Gibic— venía trabajando en el desarrollo de dispositivos para atender a pacientes crónicos en sus hogares. Con la situación actual se acrecentó la necesidad de que estas personas sigan recibiendo los cuidados en sus casas, por lo que en el primer semestre de 2021 se estaría haciendo el ensayo clínico del Smart Bedding, un monitor de la calidad del sueño, que ya tiene permiso del Invima para producirse.
De Medellín para el mundo
Son 106 respiradores GIBIC Neuma V.1, más un número cercano de cada uno de los otros dos modelos los que se le están entregando al país, con insumos y la capacitación para su uso. «En las clínicas y hospitales nos reciben con aplausos y expresan un amor infinito por la Universidad de Antioquia», contó el profesor Hernández, quien no deja de advertir su satisfacción por este proceso.
Además de los esfuerzos y el conocimiento aportados para el diseño y la producción de los equipos, la Universidad de Antioquia y sus socios estratégicos trabajan en este proyecto bajo la figura de open source, lo que quiere decir que en cualquier lugar del mundo se puede hacer uso de esta investigación sin ningún tipo de permiso. Por ahora se tienen noticias de que en México se está trabajando con base en el prototipo desarrollado por la Universidad de Antioquia.