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Más emprendedores que nunca
Viernes, Diciembre 27, 2019 - 10:08

Por Gabriel Rovayo, CEO de EFQM South America Pacific.

Empleo digno y vida digna son casi, casi, sinónimos. Es muy difícil no relacionarles entre sí, ni en la teoría ni en la práctica. Y es algo que, en nuestro país, le quita el sueño a una gran parte de la población, sin distingo de edad, estatus profesional ni clase social.

En este país de emprendedores y gente trabajadora. En estos días, durante la presentación de mi libro “El emprendimiento, una gran empresa”, me refería justamente al emprendimiento por necesidad, algo que se destaca en nuestro país (el más emprendedor de la región)  y que se ve repuntar periódicamente en los estudios especializados en el tema.

Los ecuatorianos somos emprendedores, pero en los últimos años, este tipo de forma de ganarse la vida se ha convertido en algo cada vez más recurrente, aunque pasajero y poco rentable.

Las cifras no mienten: Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la tasa de desempleo en marzo de 2019 se ubicó en 4,6%; el subempleo en 18,7%; la tasa de otro empleo no pleno de 27,2% y el empleo no remunerado en 11,0%.

Adicionalmente, la tasa de desempleo para las mujeres fue mayor a la de los hombres. En marzo de 2019, a nivel nacional el 5,7% de las mujeres en la población económicamente activa (PEA) estuvieron en situación de desempleo, mientras que entre los hombres el desempleo fue de 3,8%.

Es decir, en momentos y situaciones como estas, emprender es casi la única opción. Todos hablamos de la crisis y a ella (real o no) le echamos la culpa de todo. Pero pasa algo que veo recurrentemente y que afecta a personas (aún) productivas y que por su edad (pasan de los 35-45 años) no han podido conseguir trabajo. Estas son esas personas que forman parte de un indicador que llama la atención: la Población Económicamente Inactiva (PEI). Según el INEC, hay tres factores para que esto ocurra: El primero es que del total de nuevos desempleados, la corresponde a personas que se incorporaron por primera vez al mercado laboral y no hallaron un empleo. La segunda es que otras personas perdieron su trabajo en el sector privado y, finalmente, otros dejaron de laborar en el Estado.

Ahora es importante que estas personas, con mucha experiencia, con grandes conocimientos, pero que pasaron la edad que en este país se considera “productiva” puedan aplicar ese conocimiento y esa experiencia para emprender. Por tradición y generacionalmente, los ecuatorianos fuimos educados para ser empleados, no para ser los gerentes de sus propios negocios. Pero tenemos en la sangre, en los genes el bichito del emprendimiento.

Como dicen por ahí (no sé si es mito urbano o verdad) crisis, en china, también significa oportunidad.

Autores

Gabriel Rovayo