Un mayor número de hijos moderaría el envejecimiento en las mujeres vía los efectos antioxidantes de los estrógenos. El apoyo social ayudaría también a impulsar tal efecto.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Simon Fraser (USF) de EE.UU. sugiere que el número de niños que tiene una mujer influye en la velocidad a la que su cuerpo envejece.
El trabajo, dirigido por el profesor de ciencias de la salud Pablo Nepomnaschy y la investigadora postdoctoral Cindy Barha, encontró que las mujeres que dan a luz a más niños (que sobreviven al parto) muestran telómeros más largos. Los telómeros son las puntas protectoras que se encuentran en el extremo de cada cadena de ADN y son indicativos de envejecimiento celular. ¿Cómo? Telómeros más largos son parte integral de la replicación celular y están asociados con la longevidad.
El estudio evaluó el número de niños nacidos de 75 mujeres en dos comunidades rurales indígenas de Guatemala. La longitud de los telómeros de las participantes se midieron en dos momentos, con 13 años de diferencia. Ello a través de muestras salivales e hisopos bucales.
Según Nepomnaschy, los hallazgos del estudio contradicen la teoría vigente sobre la historia de la vida individual que predice que la producción de un mayor número de crías se acelera el ritmo de envejecimiento biológico. Para explicarlo, hipotetiza que “el menor ritmo de acortamiento de los telómeros que se encuentra en los participantes del estudio que tienen más hijos puede atribuirse al aumento dramático en el estrógeno, una hormona producida durante el embarazo”. Para el investigador, quien también encabeza el Laboratorio de Salud Materno-Infantil, en la Facultad SFU de Ciencias de la Salu, lo anterior ocurriría por medio de las “funciones del estrógeno como un potente antioxidante que protege las células contra el acortamiento de los telómeros”.
Sin embargo, eso no es todo: el entorno social en que los participantes en el estudio viven, al parecer también influir en la relación entre sus esfuerzos reproductivos y el ritmo de envejecimiento. “Las mujeres que seguimos en el transcurso del estudio provenían de poblaciones naturales donde las madres que tienen numerosos niños reciben más apoyo social de sus familiares y amigos”, explica Nepomnaschy. Luego, “un mayor apoyo conduce a un aumento en la cantidad de energía metabólica que puede ser asignada al mantenimiento de los tejidos, por lo que se ralentiza el proceso de envejecimiento”.