Los pacientes con quimioterapia e inmunoterapia ampliaron su supervivencia en casi 16 meses de media, frente a los 11,3 meses de quienes recibieron solo quimioterapia.
La estrategia de azuzar al sistema inmune del propio paciente contra su cáncer, conocida como inmunoterapia, está demostrando ser eficaz en cada vez más tumores, aunque en diverso grado. Por ejemplo, en cáncer de pulmón había conseguido alargar la supervivencia solo en algunas variantes de la enfermedad.
Ahora, un ensayo clínico internacional liderado por el oncólogo Luis Paz-Ares, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Pulmón H12O-CNIO del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) –a la que pertenecen profesionales del Hospital Universitario 12 de Octubre–, amplía sustancialmente el grupo de pacientes con cáncer de pulmón que pueden beneficiarse de la inmunoterapia.
Los pacientes con quimioterapia e inmunoterapia ampliaron su supervivencia en casi 16 meses de media, frente a los 11,3 meses de quienes recibieron solo quimioterapia
El modelo se centra en el carcinoma epidermoide en fases avanzadas con metástasis. Los resultados, publicados en The New England Journal of Medicine (NEJM), demuestran que la inmunoterapia, administrada conjuntamente con la quimioterapia convencional, “aumenta de manera significativa” la supervivencia de los pacientes. Para Paz-Ares, este resultado “ofrece posibilidades nuevas contra un subtipo de cáncer de pulmón en el que, desde hace dos décadas, las posibilidades de tratamiento avanzan escasamente”.
El cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en todo el mundo. En España hubo más de 22.000 fallecimientos por este tumor en 2016 (según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, SEOM). El carcinoma epidermoide es una variedad de los llamados no microcíticos, o de células no pequeñas; representa entre el 20% y el 30% de todos los casos de cáncer de pulmón y se asocia a un peor pronóstico que otras variantes.
Además, es uno de los cánceres en que menos han mejorado los tratamientos porque, al contrario que en otros tumores, en este carcinoma no se han identificado dianas moleculares susceptibles de explotación terapéutica –es decir, moléculas esenciales para el desarrollo y progresión del tumor que pueden ser bloqueadas con fármacos específicos–.
Los resultados del nuevo estudio son, por tanto, un avance significativo. Sus autores concluyen que “en pacientes con carcinoma no microcítico de pulmón tipo epidermoide metastático, administrar el fármaco inmunoterápico pembrolizumab junto con quimioterapia (…) prolonga significativamente la supervivencia global y el tiempo libre de enfermedad”, en comparación a cuando se administra únicamente quimioterapia.
En concreto, los pacientes que recibieron quimioterapia e inmunoterapia ampliaron su supervivencia en casi 16 meses de media –reduciendo el riesgo de fallecimiento durante el tratamiento en un 36%–, frente a los 11,3 meses de quienes recibieron solo quimioterapia.
Tratar las fases más tempranas
Estos resultados abren la puerta a investigar la efectividad de la inmunoterapia también en pacientes en fases más tempranas de la enfermedad (sin metástasis), cuando se puede aspirar a prolongar mucho más la supervivencia y erradicar la enfermedad, explica Paz-Ares.
Un aspecto muy relevante es que la combinación de inmuno y quimioterapia resultó efectiva en todos los pacientes, y no solo en los que mostraban niveles muy altos de la proteína PD-L1.
Los próximos retos están en buscar nuevos biomarcadores que prevean en qué pacientes puede ser más efectiva la inmunoterapia
Esta proteína es sobre la que actúa pembrolizumab, para conseguir revitalizar los sistemas de defensa del organismo contra el tumor. En general, este tipo de inmunoterapia en cáncer de pulmón solo se había demostrado efectiva en casos con expresión de proteína PD-L1.
Este estudio viene a corroborar los resultados de otro estudio conducido en paralelo y de similar diseño, pero en pacientes con carcinoma no microcítico avanzado de variedades no epidermoide (por ejemplo, adenocarcinoma o carcinoma de células grandes).
En este trabajo también se apreció un beneficio cuando se suministraba pembrolizumab y que parecía abarcar a todos los pacientes, incluyendo aquellos efectos de tumores sin expresión de PD-L1.
Los próximos retos están ahora, afirma Paz-Ares, en buscar nuevos biomarcadores que ayuden a prever en qué pacientes puede ser más efectiva la inmunoterapia, y también en entender por qué muchos cánceres se vuelven resistentes a esta terapia pasado un tiempo. Finalmente “nuestra intención es encontrar para cada tumor y paciente la estrategia de inmunoterapia, sola o en combinación, más apropiada”, afirma el oncólogo.
En el estudio, iniciado en agosto de 2016 y financiado por Merck Sharp & Dohme, han participado 559 pacientes de 125 hospitales, situados en 17 países.