Enfermedades de la piel como la lepra o la ictiosis son algunos de los casos reales que se asemejan a lo visto en la famosa serie.
Es difícil ver Game of Thrones sin intentar hacer paralelismos con la vida real. Hay varios elementos en este mundo fantástico que tienen su equivalente real y uno de ellos es la enfermedad psoriagrís, que en los últimos capítulos de la serie ha tomado mayor relevancia.
El caballero exiliado Jorah Mormont se contagia de psoriagrís al entrar en contacto con un "hombre de piedra". Esta enfermedad ficticia es altamente contagiosa y se expande por todo el cuerpo creando una capa de costra infectada, semejante a una piedra (de ahí el nombre de quienes la padecen). Si bien la esperanza de vida luego de ser contagiado es de varios años, quien la sufre va perdiendo la conciencia hasta llegar a un estado de locura, lo que causó que hayan sidos relegados a una especie de colonia.
En la serie se ha demostrado que existe una cura cuando la enfermedad se diagnostica durante la niñez, pero en el último capítulo de la serie, Sam Tarly, quien está en entrenamiento para convertirse en maestre, descubre entre viejos libros un nuevo método de curarla, que consiste en pelar la superficie infectada con un bisturí, y luego aplicar un ungüento curativo.
Los equivalentes
Si bien por su nombre la psoriagrís podría parecer inspirada en la psoriasis (tomándose sus licencias creativas), hay varias enfermedades de la vida real que se ajustan más a esas descripciones. Una de las más obvias es la lepra, una enfermedad ligeramente contagiosa que daña los nervios en la superficie de la piel, creando una capa gruesa de piel lesionada, lo cual causa la pérdida de sensaciones. La lepra puede ser curada, pero existe un gran estigma hacia quienes la padecen.
La ictiosis es otra de las enfermedades a las que recuerda la psoriagrís de Game of Thrones, una enfermedad genética que no tiene cura y que crea una capa de piel con una textura parecida a la de las escamas de un pez. Esta capa gruesa de piel se genera porque las células muertas se caen muy lento o porque las células nuevas se reproducen muy rápido. Normalmente sus síntomas aparecen durante los primeros años de vida.
Otra de las enfermedades en las que pudo haber sido inspirada la psoriagrís es la esclerodermia, una enfermedad autoinmune que endurece la piel, y muchas veces llega a afectar las venas y los órganos internos. Todavía no está claro qué es lo que la ocasiona, y tampoco existe una cura, pero hay tratamientos para frenar su avance.
También podría considerarse una fuente de inspiración la argiria, una condición de la piel que causa que se vuelva de un gris azulado, de forma local o generalizada. Esto es causado por la exposición prolongada al elemento de la plata. No tiene una cura, pero se pueden reducir sus efectos con determinados tratamientos.