El exfuncionario de la DEA que regulaba el tema enfatiza que para el uso de estos medicamentos se debe educar a los médicos, al Gobierno y a la industria. El decreto 613 de 2017 estipula el acceso seguro e informado al uso médico y científico del cannabis.
Colombia, México, Uruguay, Chile, Brasil, Jamaica y Puerto Rico son los países de América Latina que han aprobado el uso de la marihuana medicinal para tratar enfermedades como dolores crónicos, epilepsias y cáncer. Una práctica a la que ya se ha recurrido en Alemania, Bélgica, Canadá, Chile, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Holanda, Italia y el Reino Unido.
Durante 20 años, Matt Murphy se dedicó a revisar que las leyes y regulaciones del consumo de drogas se cumplieran en Estados Unidos. Hace seis años su vida cambió y ahora se dedica a lo que antes regulaba. Es el director de Pharma Compliance Group, desde donde asesora a empresas fabricantes de medicamentos, distribuidores y farmacias para que cumplan política y legalmente con el manejo de sustancias controladas.
En diálogo con El Espectador, Murphy habla sobre el proyecto que lidera, el cual espera que comience a circular en 2019 en Colombia con la idea de cambiar el uso de los opiáceos por marihuana.
- ¿Cómo aterrizó en Colombia?
Un colega me dijo que estaban buscando a alguien que tuviera el conocimiento sobre la regulación de la industria de la marihuana medicinal en el mundo para aplicarla acá. La empresa Khiron me habló de su expectativa y pensé que era una gran oportunidad para aplicar las mismas regulaciones de Estados Unidos.
- Desde su trabajo en la DEA debió conocer el pasado del país en cuanto al narcotráfico. ¿Por qué decidió asesorar ahora a una empresa colombiana que quiere usar la marihuana con fines medicinales?
En los 80 estaba en Nueva York y sé que la gran mayoría de la cocaína llegaba de Colombia, así que desde la DEA tuvimos muchas relaciones con la policía y los militares colombianos, trabajando de la mano. Por eso me llama la atención la idea de hacer un cambio de esa imagen, asegurarnos de que la droga esté enfocada en lo que es, que se use de forma legal y que ningún cartel haga parte de esto.
- ¿Cómo funciona este negocio internacionalmente?
El gobierno estadounidense ha ido regulando la marihuana medicinal según las normas de cada estado. Creo que si la ley funciona allá podemos hacer que funcione en cualquier lugar del mundo o adaptarla para todos los aspectos de la cadena. Las únicas diferencias que se deben tratar son las culturales.
- ¿Cómo se puede lograr ese cambio cultural?
Hace 10 o 15 años pensaba que la marihuana no era útil para esto, pero ahora es diferente. La población puede llegar a comprender los beneficios y eliminar los prejuicios sobre esto. En esa época ningún Estado lo hubiese hecho; la gente ha cambiado. Creo que hay que usar formas innovadoras para tratar el dolor y el cáncer. El Gobierno y la sociedad deben cambiar su pensamiento, y creo que si esto funciona bien en Colombia puede ser un modelo para Latinoamérica. Es un proceso en el que se debe educar a los médicos, al Gobierno y a la industria.
- Pero hay un riesgo de caer en un negocio ilegal…
Todos los que entren a este negocio deben hacerlo de manera legítima, actuando de manera ética y moral, pues así funciona la industria, porque si llegase a pasar lo contrario pierde toda la credibilidad, que es lo más importante. Muchas personas trabajan en compañías farmacéuticas y tratan de vender sus productos por fuera de la ley. Por eso la mejor manera de evitarlo es que los procesos de contratación de personal sean muy fuertes y así evitar que se presenten robos. Puede pasar con la marihuana en Colombia o con la oxicodona en Estados Unidos.
Por ejemplo, la gente adicta va a varios médicos en Estados Unidos para obtener más del nivel de sustancia controlada, y luego visitan varias farmacias para pedir lo mismo, y la única forma de regularlo es a través de su documento de identidad. Por eso en Colombia el reto es capacitar a los doctores para que sepan cómo hacerlo, al igual que a todas las partes de la cadena. Por eso es necesario realizar un análisis de datos para hacer el seguimiento de estos productos, tener la trazabilidad de quiénes acceden a ellos.
- ¿Por qué un paciente debería usarla?
En Colombia se usan muchas drogas con base en opioides que son muy costosas y generan riesgos para la salud, como una tasa de mortalidad alta. Se intenta dar una nueva opción que pueda suplir estas necesidades de los pacientes. En Estados Unidos no había ninguna regulación hace 15 años y los médicos actuaban de manera inadecuada al recetar estos opioides, lo cual tendría grandes consecuencias, como las altas tasas de adicción.
A eso se suma que son medicinas muy costosas y algunos de los pacientes deciden recurrir a comprar otras sustancias, como la heroína, que no son medicinales pero calman el dolor, y terminan en una sobredosis. Esto suele pasar mucho, pues son adictivas.
Ante las desventajas de los opioides y los beneficios de la marihuana se decide evaluar si para un dolor fuerte de espalda es mejor usar la oxicodona o la marihuana medicinal.