Para llegar al top de las empresas de la región no es obligatorio tener un MBA. Es más, se puede no tener ningún posgrado, pero su aporte a la multiculturalidad gerencial es clave.
EL MBA fue indispensable para poder ampliar mis posibilidades de carrera, tan pronto lo terminé pude moverme de la posición de Director Legal a la posición de Director de Estrategia de Tecnología. Semejante cambio sólo fue posible gracias a lo aprendido en él”. La experiencia de Salomon Vaie Lustgarten, que hoy ocupa el cargo de Regulatory Affairs Director de SAB MillerLatAm, en Miami, es uno de los ejemplos más felices respecto de cuánto hace un MBA adecuado, en el lugar adecuado, para que el potencial de un ejecutivo se exprese al máximo. No obstante, aunque muchos acordarán que el MBA es una herramienta imprescindible, pero no suficiente, para acceder a los niveles directivos más altos, se puede constatar que para llegar a CEO o Presidente de una compañía, tal grado académico no resulta necesario en absoluto.
Un catastro sobre los titulares de las 10 empresas con mayor facturación en cinco países de la región, basado en el Ránking de las 500 Empresas Más Grandes de América Latina (2014), lo revela así. Si bien 14 de los 50 considerados realizaron un MBA, 10 no poseen formación de posgrado ninguna (ni siquiera cursos de especialización relevantes); en tanto que el resto dispone de formaciones variadas: máster o doctorados (pocos) en Public Affairs, Ingeniería, Ciencias Políticas, Economía, Química y Geología.
Lo anterior no implica la irrelevancia del posgrado. De 10 que se encuentran en la posición top y son propietarios o familiares de los fundadores, la mitad ha realizado un MBA (y dos disponen de posgrados de desarrollo gerencial), señal de que acceder a la información más actualizada sobre gerenciamiento nunca puede ser negativo. Aun así, el valor de un MBA puede relativizarse: necesita ir acompañado de una buena carrera profesional. En el marco de lo anterior influye el momento de la carrera y el nivel de la organización en que se encuentre quien lo cursa. Teresa Youlton, manager de la empresa Page Executive, compañía especializada en la selección de ejecutivos, estima que un MBA “por sí solo, no aporta mucho”. ¿Por qué? “Hay que considerar que una vez que se ha logrado un cierto nivel ejecutivo y una cierta cantidad de años de experiencia, un MBA aporta más bien satisfacción personal, red de contactos y un refresh de conocimientos, más que un aporte a su carrera”, dice.
Lo anterior no implica su irrelevancia, aclara Youlton. Sin duda “aporta a quien lo estudia una red de contactos, una visión de negocio mucho más completa, la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones”.
En Argentina, Pedro Frías, director del MBA y profesor en la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad de San Andrés, estima que un MBA debe ser valorado más en sí que como paso obligado para acceder a jefaturas máximas: “Dado que en Latinoamérica los MBA full time con salida laboral son escasos e incipientes, la inversión en un MBA se justifica a partir de la formación que proveen y la red de pertenencia que ofrecen, más que por la garantía de lograr altas posiciones”.
Sin duda, la mirada es consensual. Constanza Ortiz, Business Developer del área de Minería de Hays, compañía dedicada a la selección de ejecutivos, acuerda que “sin duda un MBA, Magister o PhD, hoy en día, son muy importantes en un mercado latinoamericano cada vez más competitivo”, dado que “es un plus a la hora de escoger a quien ocupará un cargo de un nivel de CEO”. No obstante, “no es un factor decisivo, el expertise de la persona indudablemente será lo que determinará si es la persona idónea”. Ahora, en caso que se decida estudiarlo, la pregunta es la incidencia que puede tener, por ejemplo, si se busca ser miembro de un equipo que busca la internacionalización de una empresa, estudiar un MBA local o uno del extranjero.
El que estudia fuera de su país, explica Ortiz, “probablemente tiene una visión mucho más global en relación al que hizo la especialización local. Esto repercutiría en la adaptación cultural de la empresa en el proceso de internacionalización”. Lo anterior apunta a uno de los valores de suyo no obvios que aportan estos estudios: el dominio del inglés. “Uno de los factores de mayor importancia hoy en día es el manejo del inglés. En empresas multinacionales ésta es una herramienta absolutamente excluyente para tomar cualquier tipo de posiciones ejecutivas”, sentencia Youlton. Pero hay más: Quien viaja fuera de la región a una escuela de alto nivel, “además del prestigio, logra el conocimiento multicultural y el idioma”, y “el hecho de haber tenido esta experiencia multicultural, le permite al ejecutivo tener una mayor flexibilidad para enfrentar distintos mercados, culturas y países”.
Lo anterior puede explicar sobrerrepresentación de los centros de estudios de EE.UU. y Europa entre quienes estudiaron MBA y llegaron al tope de sus compañías. De los 14 considerados en la muestra, siete estudiaron en el país del norte, cinco en Europa (cuatro de ellos en el IMD de Suiza) y sólo dos en América Latina. En el resto de todos los posgrados, el dominio de Estados Unidos es contrapesado por Europa y Latinoamérica misma. Para Youlton, algo que puede explicar esta inclinación por EE.UU. tiene que ver con un efecto demostración. “La elección de la universidad donde se estudiará el MBA es (y debiera) estar basada en la calidad y prestigio de ésta”, señala. Pero “el prestigio, además de los ránkings internacionales, también lo da el desempeño que muestren los ejecutivos formados en esas escuelas que vuelven a sus países”.
Frías matiza este moverse hacia el extranjero. “Es un tema complejo que va evolucionando. Actualmente, se está valorando mucho la impronta cultural de cada país y región, de modo que los MBA locales pasan a tener mucha relevancia”. Volviendo al corazón del asunto, Lustgarten, de SABMiller, quien hizo su MBA en la U. de los Andes, discrepa con que el mayor valor (para hacer carrera posterior) sea el de la multiculturalidad. “No estoy de acuerdo, para mí el aprendizaje profundo y detallado de temas como estrategia, finanzas y logística es el gran valor que el MBA viene agregando a mi carrera profesional, que me permite entender el lenguaje de las diferentes áreas del negocio y comprender realmente sus necesidades”; eso, aunque “las experiencias que los compañeros del MBA traen a la clase son de inmenso valor”.
El tipo de industria y, como ya se dijo, si el alto ejecutivo pertenece a una empresa familiar son factores que aportan otro ángulo. Que en Chile y Brasil varios CEO no tengan formación de posgrado alguno muestra que a hacer negocios se aprende,…haciendo negocios. Además, en una región que todavía exporta principalmente commodities, tal vez sea más importante para ascender alto cursar un pregrado en ingeniería: 25 de los CEO de la lista los tienen (contra sólo ocho en administración de empresas y siete en economía).
En la región las ingenierías son de alto nivel (y en Chile, por mencionar un caso, las Comerciales y en Química poseen una fuerte orientación hacia los negocios). Influye que en el sector minero y del petróleo un posgrado en geología y una carrera en empresas del sector valen tanto o más que un MBA. Si un MBA no es mandatorio, la sospecha es que su oferta tal vez se ha commoditizado. Frías cree que “se puede argumentar la commoditización a partir de la transparencia de los programas y la generalización de contenidos”. Sin embargo, “los MBA de mayor valor son distintos por la particular combinación que ofrecen de calidad de faculty, calidad de alumnos, y mezcla de contenidos locales e internacionales”. Es que, si de MBA se trata, puede ser que se haya estado poniendo el carro delante de los caballos. Son necesarios en la medida que habiliten a un ejecutivo para crear más valor, no porque permitan entrar a un club por su mera membresía.
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