Las células hematopoyéticas y las mesenquimales pueden autoduplicarse y diferenciarse. La preservación celular abre insospechadas puertas a la salud.
Las mesenquimales son células que renuevan a las que cumplen su vida útil en el organismo. Junto a ello tienen también la función de reparar los tejidos que sufren lesiones. Su importancia, entonces, es vital para el funcionamiento humano.
Por ello es que la dinámica de la criopreservación de células madre se centra en este tipo y en las hematopoyéticas, básicamente extraídas del cordon umbilical.
Las posibilidades que están aportando a la ciencia permiten desarrollar una nueva era en el ámbito especializado: la medicina regenerativa. Por ejemplo: si se implantan células mesenquimales en el hueso, pueden formar hueso por sí mismas a pesar de haber sido obtenidas de un tejido diferente.
El doctor Diego Fernández Sasso, representante científico y Miembro de la Comisión Directiva de la Asociación de Bancos de Células Madre de Cordón Umbilical en Argentina, explica que “tanto las hematopoyéticas como las mesenquimales son células con capacidad de autoduplicarse y diferenciarse, pero las segundas tienen mayor plasticidad celular".
Eso significa que pueden desarrollar distintos linajes celulares lo que permite generar variados tipos de células: del hueso, la articulación, la piel o el músculo. "También se estudia la posibilidad de desarrollar neuronas y miocardiocitos, que son las células del corazón”, comenta el especialista.
Hoy existe la posibilidad de recolectar en el momento del parto las células madre de la sangre y del tejido del cordón, guardándolas durante años para su potencial uso. "Esta práctica asegura la conservación de un tejido valioso, potencialmente utilizable en el corto plazo, sin ningún riesgo para la mamá ni para el bebé", subraya el profesional.