Algunos profesionales discuten si aplicar el término en casos donde los beneficios del paciente no son médicos, sino familiares y afectivos.
Cluster Salud. Hay cosas escapan al poder de la medicina. Cuando una vida está llegando a su fin, sin manera de evitarlo, no hay vuelta atrás. En estos casos, aparece el término de tratamiento fútil, con el que se denomina a las intervenciones que podrían tener ningún o muy poco beneficio para la salud del paciente. Determinar cuándo aplicar este término puede ser complicado, y fue el objeto de un reciente estudio publicado en el Medical Journal of Australia.
En la investigación, los profesores Ben White y Lindy Willmott del Centro Australiano para la Investigación de Leyes de la Salud, entrevistaron a 96 médicos de Brisbane de áreas que están vinculadas al final de la vida, como urgencias, cuidado intensivo y cuidados paliativos.
Según los investigadores, los médicos centraban el concepto de futilidad en la calidad y expectativa de vida del paciente. También consideran importantes los beneficios que se pueden obtener de los tratamientos. En algunos casos, los doctores incluso han realizado tratamientos solo basados en mejorar la calidad de vida del paciente. Además, consideran factores sociales, como si el paciente podrá pasar más tiempo con su familia.
Aunque los médicos usan comúnmente el término de tratamiento fútil, 50% de los entrevistados discutían situaciones en las que el tratamiento era fútil, pero justificado, como casos en los que solo permitiría darle un poco de tiempo al paciente para asistir a una reunión familiar o el nacimiento de un nieto.
Algunos médicos, de acuerdo a los autores, incluso se cuestionan si el término fútil es acertado cuando el paciente recibe otros beneficios que no son médicos. Según la profesora Willmott, el término de tratamiento fútil es subjetivo y varía de paciente en paciente, por lo que los médicos deben hablar con ellos y los familiares a la hora de determinar si extender o detener intervenciones.