Tan sólo en lo que va del año, esta condición patológica ha llevado a 150 pacientes a la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México.
Laura Toribio, Excélsior. Por cada persona con anorexia hay otras diez más que padecen un trastorno completamente opuesto. En lugar de someterse a una dieta restrictiva, consumen una gran cantidad de chatarra y cuando se miran al espejo la distorsión de su imagen es tal que pueden verse delgados aun siendo obesos mórbidos.
Se trata de la megarexia, que ha llevado tan sólo en lo que va del año a 150 pacientes a la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México para ser atendidos.
Mexicanos que engrosan la estadística del 70% de la población con sobrepeso u obesidad en el país, pero que se ven fuera de ella. Se creen delgados y sanos.
"De 20 pacientes que vemos en la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México, por lo menos en cinco casos ya tienen megarexia”, reveló Tania Elpihue Villa Hernández, sicóloga adscrita a la institución.
En entrevista, explicó que si bien la megarexia aún no está incluida en ninguno de los manuales de diagnóstico de trastornos mentales, su incidencia es cada vez más frecuente y representa un grave problema de salud pública.
Generalmente está asociada con otros padecimientos de salud mental como ansiedad y depresión.
De acuerdo con un reporte realizado por las sicólogas Tania Elpihue Villa Hernández y Claudia Díaz, en colaboración con el doctor Adolfo Alejandro Velasco Medina, coordinador de la Clínica de Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México, los hábitos de vida no saludables de las personas con megarexia pueden conducirlas no sólo a mayor riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión y problemas cardiacos, sino hasta la desnutrición, debido a la carencia de nutrientes esenciales en su dieta.
Y es que hamburguesas, pizza, papas fritas, dulces y botanas son parte de los platos principales de los megarexicos, dejando fuera vitaminas, y minerales básicos.
Estas personas consumirán grandes cantidades de comidas basura que contienen muchas calorías vacías”, lo que conlleva a mediano plazo al padecimiento de síntomas de desnutrición debido a la carencia de nutrientes esenciales, tales como vitaminas, minerales y aminoácidos, y provoca diversas condiciones patológicas secundarias como la anemia. Este déficit de nutrientes altera la bioquímica del cerebro, al igual que ocurre en la anorexia, por lo que la megarexia puede convertirse en una grave enfermedad, alertaron los especialistas
Hábitos
Según expertos, los enfermos de megarexia evitan fotografiarse e ir de compras a tiendas de ropa para seguir negando la realidad que viven.
La dinámica de autonegación, advirtieron, puede resultar en conductas hostiles hacia ellos mismos y los demás.
En este contexto, plantearon que como ocurre con el resto de los trastornos alimentarios, que tienen un origen sicológico, para poderle hacer frente es necesario que el paciente reconozca que tiene un problema.
"Pero, como en el caso de los anoréxicos, la imagen que refleja el espejo, y que no coincide con la percepción que tienen de su propio cuerpo, no les hace cambiar de opinión, por lo que es necesario que su familia les ayude a ver la realidad, y normalmente necesitarán ayuda de un profesional médico que les oriente sobre el trastorno que padecen, y de un especialista en nutrición que determine las pautas de una buena alimentación para que empiecen a perder peso, mejorando, al mismo tiempo, su deteriorado estado nutricional”, explicaron.
“Es un círculo vicioso”
Es el antónimo de la anorexia. El nombre de este padecimiento es poco conocido en nuestro país, a pesar de los altos índices de obesidad que hay en México, éste es un trastorno grave, porque las personas pueden no saber que lo sufren: se sienten y se ven sanos, aunque no lo son.
Los megaréxicos se ven a sí mismos sanos y delgados, aun cuando padecen obesidad o sobrepeso.
Esta distorsión de la realidad los lleva a sentirse satisfechos, pero, sobre todo, bien con su físico, pues creen que el exceso de peso es sinónimo de fuerza y vitalidad.
La dieta del megaréxico está llena de calorías, carbohidratos que dan paso a la acumulación de kilos, pero son desnutridos, incluso pueden estar anémicos, tener mareos y presión baja, síntomas que los llevan al círculo vicioso de comer más para sentirse mejor.
Este término fue acuñado por el doctor Jaime Burgos quien, en entrevista con Excélsior, hace hincapié en que esta enfermedad es lo opuesto a la anoréxia.
Hay quien piensa que está gordo porque está sano y bien nutrido, y es todo lo contrario, pero hace poco han declarado a México como la nación más obesa del mundo, ha superado a Estados Unidos y es notorio”, dijo. Agregó que están acostumbrados a ver a sus hermanos, a sus padres, a todo el ambiente que los rodea también con obesidad, incluso mórbida, y no son conscientes del peligro que les puede causar.
Quienes padecen esta enfermedad también suelen tener anemia pues su cuerpo no recibe los suficientes recursos nutrimentales.
"Su médico les puede decir que tienen mucho peligro por el exceso de peso, pero se ven normales, y no hay forma de hacerles comprender que ese exceso de grasa que tienen acumulado es perjudicial para su salud”, manifestó. En estas personas “cuya proporción de grasa es enorme, en realidad tienen falta de nutrientes esenciales, personas que generalmente todo lo que comen son carbohidratos y muy pocas proteínas”.
Las consecuencias de esa mala alimentación es que en el futuro la persona padecerá diabetes, arterioesclerosis, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
—¿Cómo podemos identificar a una persona con megarexia?
— Cualquiera cuya apariencia sea obesa en mayor o menor grado y lo niegue o se enfade cuando se le dice que le convendría adelgazar, se ofenden y se enojan, está claro que son megaréxicos, que su cerebro está rechazando una realidad evidente, y esto es muy frecuente. Hay muchísimos más megaréxicos que anoréxicos, y es muy frecuente que estos obesos que se ofenden es porque están enganchados por la megarexia.
El tratamiento, al igual que la anorexia, es completamente nutricional, hacerles comprender que lo importante es estar nutrido, la solución ideal es dietética, explicó.
Con la megarexia, todas las enfermedades cronicodegenerativas se hacen presentes, tales como los padecimientos del corazón, diabetes e hipertensión, mismas que están presentes como primera causa de muerte en México.
La tasa de mortalidad, dentro de los 30 siguientes días a la hospitalización por ataque al corazón es la más alta con 27%, es decir, tres veces mayor que el promedio registrado por los 34 países que integran la OCDE, que alcanza 7,9%", revela un documento del organismo.
Prevención
El sobrepeso y obesidad ocurren por comer más de lo que el cuerpo necesita y no realizar actividad física suficiente.
Para evitar esto hay que tomar al día ocho vasos de agua simple. No abusar de los carbohidratos.
Si tiene la necesidad de comer afuera de su casa opte por elegir platillos sin grasa, prefiera alimentos con ensaladas y verduras. Haga actividad física a diario como caminar, bailar, nadar, correr o ir al gimnasio.
“Me considero sana, no quiero dejar de comer”
Leticia tiene al menos 40 kilos de más. Mide 1,50 y pesa 100 kilos. Cuando se mira frente al espejo está convencida de estar en su peso ideal. No hace dieta porque no le interesa bajar de peso, tampoco hace ejercicio.
"Me considero sana, alejada de todos los estereotipos de las mujeres que pueden privarse del placer de la comida para terminar en los huesos, ¡Qué barbaridad!”, considera Leticia. Ella está completamente del otro lado. Come más allá de la saciedad. Eliminó la palabra restricción, cuando de comida se trata, de su vocabulario.
Tiene síntomas de megarexia, pero nunca ha sido diagnosticada, porque rehuye ir al médico.
"Que vayan los enfermos. Yo me siento bien y a la gente creo que le da hasta coraje cuando soy clara en decir que no puedo y no quiero dejar de comer nada, no hay alimentos prohibidos para mí porque soy muy antojadiza. Me gusta disfrutar del pan, me encantan los huaraches y las gorditas, también las hamburguesas y la pizza y, bueno, sí es obvio que todo esto hay que acompañarlo de un refresco, porque de otra manera no sabría a nada”, dice la mujer de 37 años.
De hecho, acompaña sus tres comidas diarias con refresco y no menos de siete tortillas. Es de las personas que nunca va a rechazar algo de comida.
"Ahora resulta que ser sano es que se te vean las costillas, pues no, yo no tengo un cuerpo de modelo de revista, pero estoy sana, además no estoy pálida y tengo color porque me alimento bien. A mí no me interesa bajar de peso, así estoy y me siento bien”, insiste. Sin embargo, evita comprarse ropa y tomarse fotografías.
"Ella está enferma pero no se da cuenta, por más que le insisto”, dice Angélica, mamá de Leticia. Al principio no le tomaba importancia a la ganancia de peso de su hija, incluso, cree que contribuyó a ella.
"La verdad es que como mamá uno comete errores, y en un afán de procurar que en la casa se coma rico, uno no se fija mucho en tener cuidado para que esa comida sea saludable, y después vienen las consecuencias de la obesidad y más en una familia que trae la herencia”, explica, no poco desconsolada.