Esta fruta suele darse como regalo, por lo que tiene que ser de la mejor calidad.
La creciente e importante demanda de China está sosteniendo la producción de cerezas chilenas, cada vez más bienvenidas en el país asiático, dijo Hernán Garcés, presidente de la mayor productora y exportadora de cerezas chileno, Agrícola Garcés.
"En torno al 80-85% de lo que producimos va a China. Tenemos que encargarnos de producir fruta del mejor calibre y sabor, porque eso es lo que nos demandan. El mercado de cerezas de Chile se sustenta por el mercado chino. Es el más importante para nosotros", afirmó.
Según explicó, la compañía tiene una oficina en la ciudad china Shanghai para estar más cerca del cliente. "Viene mucho negocio a través del comercio electrónico, que está creciendo mucho. También abastecemos a las pequeñas tiendas en las ciudades", precisó.
"En China buscan una cereza que tenga buen sabor, que sea dulce, que esté firme" y que su color sea "entre caoba y oscuro" con un calibre de entre 28 y 30 milímetros.
Esta fruta suele darse como regalo, por lo que tiene que ser de la mejor calidad, explicó el presidente de la firma agrícola.
Esta misma semana, afirmó, se cargó el primer barco de la temporada, que llegará al país asiático en unos 22 días. Durante el Año Nuevo Chino, apuntó, saldrá un barco semanal. Entre tanto, las cerezas que no pueden aguantar el tiempo de trayecto en barco son enviadas en avión.
Este año la compañía espera producir 30.000 toneladas porque el invierno y la primavera fueron muy propicios. "La cereza es muy difícil de producir y cada año varía el volumen", señaló.
Su empresa, de carácter familiar y fundada en 1965, factura US$160 millones y ha apostado por China, donde tiene previsto expandirse.
Su planta de Mostazal cuenta con la última tecnología: sensores para medir la firmeza de la fruta, escáneres que permiten localizar los frutos dañados para descartarlos y máquinas que distinguen cada tipo de cereza para distribuirla según su destino final.
En ella trabajan unas 1.200 personas. Una vez recogidas, las cerezas pasan por cadenas de frío, se lavan y se seleccionan para que lleguen a su destino en condiciones óptimas.