El abuso de medicamentos tiene grandes desventajas y la práctica aumenta en épocas de frío.
Este 2018 lcomenzó en México con heladas matutinas y bancos de niebla. Incluso el lunes pasado fue pronosticada una masa de aire polar gélida con heladas en los estados del norte, noreste, oriente y centro del país que mantendría la mañana muy fría, según el Servicio Meteorológico Nacional. Además de un evento de Norte con rachas superiores a 70 km/h en el Istmo y Golfo de Tehuantepec.
Aunque por las tardes tambié hay variaciones importantes que gradualmente incrementan las temperaturas, por la tarde-noche vuelve al frío. Estados como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, Zacatecas, Hidalgo, Estado de México y Tlaxcala incluso continuarán presentando temperaturas mínimas menores a -5° centígrados.
Por todo lo anterior un foco rojo se encuentra en la salud de los pequeños, quienes comúnmente presentan resfriados, los cuales son regularmente atendidos de manera casera apoyados por los medicamentos de venta libre en el mercado, pero, ¿qué tan buena idea será medicar a los pequeños?
“Los medicamentos para la tos y el resfriado pueden plantear riesgos graves para los niños pequeños”, aseguró Jay L. Hoecker, especialista en pediatría y médico de Mayo Clinic.
El especialista explicó que el problema con los medicamentos para estos padecimientos es que tratan los síntomas, pero no tratan la enfermedad escondida. “En realidad no se ha comprobado que funcionen mejor que los medicamentos inactivos (placebo). Lo más importante aún es que estos medicamentos pueden tener efectos secundarios potencialmente graves, incluso sobredosis mortales, en niños menores de dos años”.
Y fue tajante, excepto por los medicamentos que reducen la fiebre o alivian el dolor, no se debe dar a un niño menor de seis años ningún medicamento de venta libre para tratar la tos o el resfriado. Además, se debe considerar evitar usar esos medicamentos en los niños menores de 12 años.
El doctor Hoecker explicó que si bien los antibióticos sirven para combatir infecciones bacterianas, no tienen ningún efecto sobre los virus, que son los que causan los resfriados. “Si un niño o niña tiene un resfriado, los antibióticos no le ayudarán. Cuanto más antibióticos consuma el pequeño, más probable será que en el futuro se enferme con una infección resistente a estos medicamentos”.
Agregó que un analgésico de venta libre, como el paracetamol o el ibuprofeno, pueden reducir la fiebre y calmar el dolor de garganta. Sin embargo, es importante recordar que la fiebre generalmente es inofensiva y que el propósito principal de tratar a los niños es ayudarlos a sentirse mejor.
En caso de su utilización, dijo que se debe seguir atentamente las instrucciones de dosificación e hizo hincapié en no administrar acetaminofén a un niño menor de tres meses de edad hasta que lo haya visto el médico; tampoco ibuprofeno a un niño menor de seis meses ni a niños que estén vomitando constantemente o que estén deshidratados. Además, debe tenerse cuidado con la aspirina.
Lo ideal, la prevención
El doctor Hoecker aseguró que ante estos cambios de temperatura hay cosas muy puntuales que podrían ayudar a incrementar las posibilidades de no presentar un resfriado, o tos, además, también aplican para el resto de la población.
Limpieza: Lavarse muy bien las manos y hacerlo con frecuencia. En caso de que no tener disponible agua y jabón, usar un desinfectante de manos a base de alcohol o toallitas húmedas. De igual manera, mantener limpios los artículos de uso común y superficies de la casa.
Cubrirse la boca: Todos los miembros de la familia deben toser y estornudar en un pañuelo desechable, que se arrojará a la basura. Cuando no haya un pañuelo desechable al alcance, toser o estornudar en la parte interna del codo.
Alejarse del resfriado: Siempre que sea posible, evitar el contacto cercano con todo aquel que presente este padecimiento.
Que sí se debe hacer
El especialista aseguró que hay mucho que hacer por parte de los padres para ayudar a sus hijos a sentirse mejor, por ejemplo, ofrecerle líquidos como agua, jugo y caldo, ya que “éstos pueden ayudar a hacer más acuosas las secreciones. Los líquidos calientes, como el té o el caldo de pollo, pueden tener un efecto calmante, mejorar el flujo del moco nasal y aflojar las secreciones respiratorias”.
También está aceptado el uso de humificadores de vapor frío, perillas de succión, soluciones salinas para la nariz y gárgaras con agua salada, estos remedios ayudarán a las secreciones y mantener las zonas húmedas, lo que generará mayor sensación de alivio.
Agregó que en los niños de cinco años en adelante se pueden utilizar caramelos macizos para encontrar alivio. Los caramelos duros son tan eficaces como las pastillas medicadas para la garganta y tienen menos probabilidad de causar efectos dañinos. No obstante, los caramelos duros presentan el peligro de atragantamiento y, por ello, no son recomendables para niños más pequeños.