A través del envío de mensajes sms se busca promover apego al tratamiento y hábitos saludables en personas con sobrepeso u obesidad, pacientes con diabetes y profesionales de la salud.
Es un hecho que el extensivo uso de teléfonos celulares o móviles en México lo convierten en una herramienta super útil para incluirla en estrategias de prevención y promoción de la salud.
En el país más del 80% cuentan con un dispositivo móvil y cuatro de cada diez poseen un Smartphone, de acuerdo con IAB México.
Aparte, el crecimiento en el número de usuarios de los llamados teléfonos inteligentes es acelerado: en el 2017 pasó de 60,6 millones a 64,7 millones, de acuerdo con el INEGI.
Otro indicador claro es que en el último año, 36,4 millones de usuarios mexicanos instalaron aplicaciones en sus smartphones: 92,1% mensajería instantánea, 79,8% herramientas para acceso a redes sociales, 69,7% contenidos de audio y video y 16% alguna aplicación de la banca móvil. Esto de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2017 de INEGI.
Sin embargo, la brecha digital aún es grande: si bien la mitad de los hogares en el país ya cuentan con internet, hay gran diferencia entre área urbana y rural, 71,2% frente a 39,2%, respectivamente.
Fue por eso que en el Proyecto “Salud Móvil: Nuevos horizontes para la promoción de la salud” presentado la semana pasada se incluyó expresamente el envío de mensajes SMS por teléfono celular sin incluir smartphones. Pero el potencial se vislumbra extenso.
Salud Móvil fue un proyecto en el que participaron la Secretaría de Salud, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud).
Su importancia reside en que incorporó a más de 7.000 usuarios mediante el envío/recepción de mensajes personalizados vía SMS, con el fin de promover apego al tratamiento y hábitos saludables en personas con sobrepeso u obesidad, pacientes con diabetes y profesionales de la salud, distribuidos en 7 estados: Aguascalientes, Baja California Sur, Coahuila, Durango, Jalisco, Nayarit y San Luis Potosí.
La Dirección General de Promoción de la Salud (DGPS) tuvo la iniciativa y en conjunto con el BID (que financió el proyecto) y Funsalud lo concretaron junto con las autoridades de salud federal y estatales.
La idea fue motivar cambios para inducir y reforzar estilos de vida saludables, mejorar la adherencia médica en personas con sobrepeso, obesidad y diabetes, y emitir recomendaciones para tratar y controlar mejor. Sin embargo, en los hechos se vio que esta interacción debe ir acompañada de otras medidas integrales para cambiar significativamente las conductas de alimentación -particularmente se evidenció la dificultad de modificar el consumo de bebidas azucaradas y la práctica de actividad física- y autocuidados.
Un punto relevante de esta experiencia, comparten sus autores en el documento resultante, es que con todo y que hubo respaldo de la Estrategia Digital Nacional (EDN) desde Presidencia de la República, en la negociación con las tres operadoras principales de telefonía en México, no hubo forma de obtener los servicios del envío de mensajes bajo un modelo de costos más accesible que el comercial.
Y esto porque desafortunadamente de parte del Gobierno ha faltado una propuesta integral para disponer de servicios de telecomunicaciones como soporte a proyectos no lucrativos en materia social o de salud.
En este caso se encontraron los canales para poder ejecutarlo a precios de mercado, pero debe servir de experiencia para que en el futuro los programas con rentabilidad netamente social tengan acceso a servicios de telecomunicación accesibles, al margen de los costos comerciales.
Y esto sobre todo hablando del ámbito de salud donde tantos retos tenemos, y porque cada vez será más necesario incluir las tecnologías digitales en las estrategias no sólo de promoción, sino también de diagnóstico, atención médica y monitoreo.