Los fármacos de última generación tienen un alto precio y, hasta el momento, no son parte de los planes de salud pública.
Mariela Martinez Hernández, de 30 años, nunca hubiera pensado convertirse en canoera y hacer la Travesía Sagrada Maya remando durante horas de Xcaret a Cozumel si la esclerosis múltiple (EM) que padece desde hace 6 años no se hubiera detenido.
Hoy ve lejanos los días en que le daban desmayos repentinos o cuando la enorme pesadez en las piernas y el abdomen le impedía caminar o cuando en plena luna de miel sintió un engarrotamiento tal que no pudo salir del cuarto de hotel.
Apenas si recuerda cuando un neurólogo le diagnosticó erróneamente un tumor en el cerebro y pasaron dos años para dar con el diagnóstico correcto. Hoy le hace feliz recordar que fue la doctora Irene Treviño –jefa de Neurología en el Instituto Nacional de Nutrición- quien le prescribió Alemtuzumab, el cual le ha permitido recobrar su vida, sus actividades e incluso convertirse en deportista de alto rendimiento y remar por kilómetros en canoa el pasado fin de semana.
Antes de Alemtuzumab, Mariela ya había probado otros tratamientos para EM, como Natalizumab y Tysabri, pero fue hasta con Alemtuzumab que sus brotes (como se le llaman a las recaídas en la esclerosis múltiple) pararon por completo.
A la fecha, en México sólo hay aprobados dos anticuerpos monoclonales para tratar esta enfermedad, principal causa de discapacidad en adultos jóvenes (20 a 40 años) después de accidentes.
El primero, Natalizumab, fue lanzado en 2005 por Stendhal (aunque es un desarrollo de Biogen Idec, de origen suizo), y los médicos dicen que es efectivo; el punto es que debe administrarse cada 28 días.
El más reciente, Alemtuzumab, de Genzyme –brazo biotecnológico de Sanofi-, trae una novedosa y más fácil forma de administración, con 5 tomas el primer año y de 1 a 3 tomas en el segundo. Para el paciente es más cómodo ir 1 ó 2 veces al hospital al año, que cada mes someterse a una inyección; permite mayor apego al tratamiento.
En el caso de Mariela, tomó la dosis del primer año y desde entonces no ha tenido ninguna recaída; en febrero tomó una segunda dosis y está bajo vigilancia médica con análisis periódicos pero sus lesiones neurológicas están cediendo y no ha sido necesario tomar la tercera dosis.
Sanofi nos informa que 85% de los pacientes tratados con Alemtuzumab se mantienen libres de recaídas a 6 años, e incluso hay estudios que evidencian resultados favorables por más de 15 años. Esto genera mucho optimismo. La doctora Treviño Frenk no descarta que pronto podría hablarse ya de remisión de la esclerosis múltiple.
El caso de Mariela y cada vez más testimonios exitosos obligan a pensar que todos las personas con esclerosis múltiple deberían acceder a este tratamiento. El problema, como en todos los medicamentos de última generación, es el precio.
Natalizumab cuesta 52.000 pesos (US$ 2.600) la dosis mensual y Alemtuzuman cuesta 22.000 pesos (US$ 1.100) la dosis 5 veces el primer año y de 1 a 3 el segundo. Ninguna de las dos se considera barata –la investigación cuesta y más en biotecnología, dicen los laboratorios-, pero es de suponerse que si las autoridades lo analizan bien, realmente el caso de la segunda tiene un incuestionable costo/beneficio: son de 6 a 8 dosis máximo en dos años con mejorías irrebatibles.
El laboratorio Sanofi ha explicado todo esto al Consejo de Salubridad General –cuyo secretario titular es el doctor Jesús Ancer- pero el organismo no ha accedido a incluir a Alentuzumab en el cuadro básico; por tanto, el tratamiento no está disponible para la salud pública.
O sea, quien está viendo en México resultados grandiosos con los anticuerpos monoclonales para esclerosis múltiple son aquellos afortunados con seguro médico privado o los pocos que lo pueden pagar, claro ejemplo de por qué el gasto de bolsillo en este país es de los más elevados del mundo.