La proyección para los próximos años es llegar a 10 o 20 innovaciones en el área de ortopedia, cardiología, nutrición, inmunología y diagnóstico.
En el mundo, México ocupa el lugar 29 en producción científica y el número dos en Latinoamérica. Sin embargo, este trabajo no se ha visto reflejado en soluciones que estén cambiando la vida de las personas de manera significativa.
Una vacuna contra las adicciones que no pudo ver la luz en México a pesar de ser desarrollada aquí por el doctor Benito Antón y el Instituto Nacional de Psiquiatría fue, entre otros aspectos, el detonante para repensar el siguiente paso que debe dar la investigación en México.
Por ello, en un primer esfuerzo por revertir esta tendencia, se dio a conocer la creación del Consorcio Nacional de Investigación en Medicina Traslacional e Innovación, en el cual participan la Secretaría de Salud, el Conacyt y la UNAM.
El Consorcio, único en Latinoamérica, pretende generar nuevo conocimiento y convertirlo en descubrimientos, tanto clínicos como básicos, desarrollo tecnológico e innovación, para cubrir las necesidades en salud de nuestro país. Comenzará sus funciones en este mismo año y cada institución involucrada destinará recursos que irán variando conforme crezca el Consorcio.
“Viene una nueva etapa de desarrollo de la investigación en materia de salud que estamos echando a andar junto con el interés de informarle a la sociedad lo que hacen los investigadores de nuestros institutos y su contribución al desarrollo de nuevas posibilidades de atención clínica”, expuso José Narro Robles, secretario de Salud, durante la presentación.
“Lo que vamos a hacer es conocernos mejor, inicialmente participarán los 11 institutos nacionales de salud, cuatro de la UNAM y cinco centros Conacyt”, detalló.
Por su parte, Enrique Cabrero, director del Conacyt, aseguró que una sociedad del conocimiento requiere de una nueva dinámica con la ciencia y la tecnología vinculada a los diferentes sectores. “Es una etapa en la que se logra que el conocimiento científico genere beneficio y bienestar para la sociedad y, a su vez, mayor crecimiento económico y competitividad”.
Dijo que la firma de esta carta intención para la conformación del Consorcio abre el camino para contar con un espacio que facilite la transición de la investigación básica en aplicaciones clínicas en beneficio de la salud. “Esto representa una nueva forma de hacer ciencia, con una mayor interrelación y búsqueda de resultados concretos. Hoy viene la etapa de conectar y articular todos los esfuerzos anteriores”, expresó.
La investigación en salud está en los Institutos
Durante el evento, el doctor Guillermo Ruiz-Palacios, director de Institutos Nacionales de Salud en México, presentó la conferencia “Investigación en Medicina Traslacional e Innovación en los Institutos Nacionales de Salud”.
En ella, explicó que la UNAM representa el centro académico más importante del país con 4,598 investigadores del SNI, seguido por los centros de investigación del Conacyt y el sistema de salud con 1,661. En cuarto lugar está el IPN, la UAM y otras entidades.
Por otro lado, los Institutos Nacionales de Salud y los hospitales de alta especialidad tienen 1,318 investigadores del SNI, esto representa casi 80% de la masa crítica de investigadores en salud del país, comparado con 324 del IMSS, que representa menos de una tercera parte y tan sólo 19 del ISSSTE.
“La investigación en salud se está haciendo básicamente en institutos de alta especialidad”, aseguró Ruiz.
Agregó que la mayoría de la producción científica de los institutos y hospitales está en el área de conocimiento de medicina y ciencias de la salud, pero también cubren biología, química, humanidades, físico-matemáticas, ciencias de la tierra, ingenierías y biotecnología. “Dentro de todas las áreas del conocimiento la mayor productividad e índice de impacto está en medicina y ciencias de la salud, seguido por astronomía y física”.
El también pionero en investigación del VIH aseguró posteriormente en entrevista que hoy la investigación en el país está en un proceso de evolución y maduración, por ello la creación de este Consorcio será un modelo que potencializará a proyectos que “sin duda nunca hubieran visto la luz si seguimos como estamos (...) hoy calculamos que en cinco años tendremos cientos de patentes e investigaciones en el mercado.
“Estamos trabajando no sólo con la industria farmacéutica, sino con la de diagnóstico y productos médicos, los recursos dependerán de las innovaciones que se vayan creando, pero calculamos que inicialmente pueden llegar de US$ 5 a US$ 10 millones y su incremento será exponencial conforme vayan entrando a este consorcio más institutos de investigación”.
Aseguró que hoy la vinculación entre inversionistas y el concepto de incubadoras prácticamente no existe en nuestro país. “Ahora tendremos un área especifica de financiamiento donde estarán incluidas estas compañías que incluso no necesariamente serán locales, sino internacionales”.
Explicó que, por ejemplo, al hacer una vacuna, el estudio de fase tres con 10.000 sujetos para probar su eficacia y seguridad cuesta alrededor de US$ 1.000 millones, “ese dinero hoy no se tiene y es lo que se pretende cambiar”.
Menos de 1% de la investigación llega a la fase de aplicación, “ esto se debe a la poca cultura, falta de maduración de la investigación y la falta de interrelación con la industria”, pero esto puede cambiar.